O Estado oculto - Repositorio Institucional da USC - Universidade ...

Capítulo 6
253 Huntington, [1991], 17, 33 e 36. Drake (1994, 7-8) afirma que esta vaga foi a máis grande da
historia, e ofrece una lista das democracias xurdidas entre 1974 e 1990. Potter (2000 2 ) apunta
que esta terceira vaga produciu resultados espectaculares: entre 1975 e 1995, a porcentaxe de
réximes autoritarios no mundo baixou do 68% ao 26%.
254 Huntington, [1991], 53-54, 58-59, 65-104, 111-112, 227, 277 e 281.
255 Sobre a relación entre o crecemento económico e a democratización, v. capítulo 5. Nesta
cuestión, Agüero Piwonka e Torcal Loriente (1993, 335) amosan unha total coincidencia co
modelo canónico: “El éxito económico y social de los regímenes autoritarios como factor
coadyuvante de la democratización sólo puede afirmarse para los casos de Chile, Corea del
Sur, Taiwan, España y Brasil hasta la primera liberalización en 1974 [...]. [...] Parece, por tanto,
que el crecimiento económico no puede por sí solo explicar los cambios de régimen”.
256 A relación entre os réximes autoritarios e mais a igrexa católica tendeu a pasar por tres
fases: a aceptación, a ambivalencia e a oposición. En España, a ruptura chegou tras a
asemblea conxunta de bispos e sacerdotes de 1971, que o Vaticano, sempre segundo
Huntington, apoiou sen reservas.
257 Colomer Calsina (2004) semella confirmar en boa medida esta tese nun balance da terceira
vaga: La llamada tercera ola de democratización en el mundo, iniciada hace unos treinta años en Portugal y que dio
lugar a la creación del mayor número de regímenes democráticos existentes hasta hoy, parece que casi se
detuvo hace siete u ocho años. Tras la Europa occidental, América del Norte y Japón en la primera y
segunda ola siguieron, como es bien sabido, la Europa meridional y central, América Latina y Asia oriental,
junto con algunos países en el sur de África. Pero el área musulmana, que abarca una cuarta parte de los
países y de la población mundial, es –junto con China– la gran asignatura pendiente de la democratización.
258 Nas páxinas que Huntington ([1991], 91-98) lles dedica aos EUA non alude en ningún
momento á súa posíbel influencia na transición española.
259 Respecto desta lista de cinco cambios que propón Huntington, Agüero Piwonka e Torcal
Loriente (1993, 342-343), desde unha posición decididamente canónica, observan que poden
existir outros
factores que pueden haber resultado más relevantes durante los procesos de democratización, y que
Huntington no considera. [...] por ejemplo [...] el importante cambio ideológico que en general se ha producido
tanto en la derecha como en la izquierda, posibilitando una mayor aproximación. [...]
[...] Además, algunos de los factores señalados por Huntington parecen bastante cuestionables.
Entre ellos se encuentra el papel de la política exterior de la «potencia en su área de influencia». [...]
La manera en que Huntington trata el crecimiento económico como otro factor que favorece la
actual ola democratizadora resulta también bastante controvertible. [...]
[...] se acude de nuevo a la vieja secuencia crecimiento económico, incremento de la clase media
más educada, desarrollo de las actitudes políticas favorables para la democratización, democracia. Sin
embargo, [...] el modelo no funciona así. Las relaciones entre el factor económico, las estrategias políticas de
las élites y las actitudes públicas son demasiado complejas para caber en un modelo tan simplista.
260 Linz, Stepan e Gunther, 1995, 95, Linz, 1996b, 30-31, e Linz e Stepan, 1996, 106-107.
Ortuño Anaya (2002, 22) asume o modelo canónico e sitúa tamén o comezo da transición no
momento da morte de Franco. Chama a atención que Linz (1992, 434) entenda que o proceso
foi “lento y complejo”, cando xa só nos tres anos seguintes á morte de Franco –e despois de
catro décadas de ditadura– tiveron lugar varios acontecementos cruciais: o referendo sobre a
Lei para a reforma política (aos 13 meses da morte do ditador), as primeiras eleccións (aos 19
meses) e o referendo sobre a Constitución (aos 37 meses).
261 Linz, 1990, 29.
262 Linz, Stepan e Gunther, 1995, 96, e Linz e Stepan, 1996, 108. Curiosamente, o mesmo Linz
(1990, 30) opina que se trata dunha “interpretación innecesariamente estricta, dado que la
hegemonía de un partido a menudo es duradera y que [a] alternancia es la excepción más bien
que la regla en las democracias”.
263 Díaz Gijón, 1996, 92-93 e 104-108.
264 Casanova, 1998, 38-41. Schmitz e Sell (1999, 35-36) precisan que “many of the newly
elected politicians from post-Communist countries went to Spain for discussions and seminars
during the transitional phase in Eastern Europe. The Moncloa Pacts, one of the main
agreements concluded during the Spanish transition, were even translated into Hungarian and
used as an example of how governments could mitigate social conflict”.
265 Ademais, e sempre segundo Linz (1992, 436), o feito de “instaurar una monarquía que había
caído en 1931 y que había sufrido ya serias crisis en el siglo XIX y sobre todo entre 1923 y
1929, es un aspecto único y excepcional de la transición española. Un tanto paradójicamente
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