O Estado oculto - Repositorio Institucional da USC - Universidade ...

influencia en general, mucho menos. Poder moral sí que tiene y debe tener”.
Martínez Sistach (2008, 175), o cardeal arcebispo de Barcelona, amósase
tallante: “La debilidad institucional de la Iglesia en nuestra sociedad es una
realidad constatable”. E Yanes Álvarez (2008, 265) nega rotundamente que os
bispos desenvolvan unha actividade política, aínda que alcen a súa voz “para
defender los derechos humanos” e, polo tanto, a liberdade relixiosa.
Finalmente, o autor católico Tejerina Arias (2006a, 244-245) apunta:
lo que la fe y la Iglesia promueven no se sitúa propiamente en el medio de la política o
del Estado, sobre todo porque esa actividad es ajena al poder estatal y nace de una
inspiración anterior o exterior a él que, sin embargo, por su impulso de servicio a la
comunidad se institucionaliza adecuadamente.
Por eso sigue siendo válida la afirmación de que la fe, la Iglesia o instituciones
religiosas análogas, no se ubican en los terrenos de la administración pública del
Estado y son perfectamente ajenas al poder político, por lo cual precisamente
demandan de éste protección jurídica. Y por eso mismo sigue siendo un procedimiento
válido de legitimación de la acción pública de la religión o la Iglesia ubicarla en el
terreno de lo prepolítico al cual fundamentalmente sigue perteneciendo.
Pero o certo é que, en xeral, os eclesiásticos non parecen esforzarse por
disimular que a súa igrexa é un actor político. Jubany 489 , por exemplo, observa
con teolóxica sutileza:
la Iglesia tiene la obligación de predicar el Evangelio de una manera total, sin recortes
de ninguna clase y sin paréntesis. Y tengamos en cuenta, además, que la fe es de por
sí totalizante; es decir, que en la actividad humana de un cristiano verdaderamente
consciente de su fe, no debe quedar ningún rincón que no esté iluminado por el
Evangelio. [...]
[...] Cuando la Iglesia da unas orientaciones que tienen una incidencia en la
vida política, ¿está haciendo política o, simplemente, está cumpliendo con su deber?
Porque también la doctrina en el campo de lo político, cuando tenga relación, en alguna
medida, con la fe, es parte integrante de la doctrina que la Iglesia debe predicar.
[...] la Iglesia debe tener libertad [...] para emitir su juicio moral incluso sobre
materias referentes al orden político. ¿En qué casos? Pues sencillamente, cuando lo
exija no sólo la salvación de las almas, sino también los derechos fundamentales de la
persona humana.
[...]
323