O Estado oculto - Repositorio Institucional da USC - Universidade ...

Son varios, polo tanto, os autores que cuestionan o modelo canónico
dos réximes autoritarios ou, máis concretamente, do franquismo como réxime
autoritario. Vexamos algún exemplo significativo.
Marsal 207
Marsal (1979, 27-32) repasa criticamente a etioloxía do modelo de Linz:
En la postguerra y a socaire de la polémica ideológica suscitada por la guerra
fría se generaliza en el mundo occidental el uso peyorativo del término «totalitario»
para incluir en él a los regímenes comunistas y oponerlos a los regímenes
democráticos. Son, para esta literatura autoencomiástica, democráticos los regímenes
que tienen libertades individuales y elecciones periódicas al estilo occidental. [...] Pero
la dicotomía regímenes democráticos – no democráticos es demasiado burda para ser
útil. Puesto que, cuantitativamente, y por definición de sus propios autores, la inmensa
mayoría de los regímenes del mundo no son ni democráticos ni occidentales.
Por otro lado los politólogos proceden a una operación complementaria sin
variar el fundamentum divisionis. En una casilla quedaron los regímenes democráticos
occidentales y en otra los totalitarios (fascistas y comunistas). Pero de este último
grupo ahora se «desagregan» los regímenes que se han venido a conocer como
«autoritarios».
O autor cre que o modelo ignora completamente a casuística dos
réximes políticos e está baseado sobre “dudosas distinciones básicas de difícil
verificación empírica”, como a diferenciación de Geiger entre ideoloxías e
mentalidades ou o pluralismo limitado. Pero vai máis alá: “la distinción entre
regímenes totalitarios y autoritarios es la clásica operación conocida en inglés
como «oscurecer en la complejidad»”, porque “se escamotea” a natureza do
fascismo como resultado da sensación de ameaza que senten as clases
medias e altas.
Además, la distinción entre regímenes autoritarios, democráticos y totalitarios adolece
de un excesivo politicismo; es decir, de estudiar la política como autónoma y con
prescindencia de sus conexiones con la infraestructura económico-social. Porque quizá
lo más característico de cualquier sistema fascista es que no se produzca ningún
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