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Administracion Estrategica - Hill - 8 edición

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218 Parte 3 Estrategias<br />

cifras entre paréntesis de la esquina inferior derecha de cada celda representan la utilidad<br />

acumulada de cada resultado.<br />

Si se estudia esta matriz de rendimiento, se ve que la estrategia dominante de GM era<br />

ofrecer rebajas, porque cualquiera que fuese la estrategia de Ford, GM estaría mejor si las<br />

ofreciese. Si la estrategia de Ford era no ofrecer rebajas, la mejor estrategia de GM era ofrecerlas<br />

y tomar las utilidades de 1 000 millones de dólares. Si la estrategia de Ford era<br />

ofrecer rebajas, la mejor estrategia de GM sería, igualmente, ofrecerlas y obtener utilidades<br />

de 400 millones. Entonces, hiciese lo que hiciese Ford, la mejor estrategia de GM era ofrecer<br />

rebajas de efectivo.<br />

Un aspecto interesante de este juego es que Ford también pasó por el mismo proceso de<br />

razonamiento. En realidad, la matriz de rendimiento muestra que la estrategia dominante<br />

de Ford también era ofrecer rebajas. El resultado neto es que si los dos participantes obtenían<br />

utilidades de 400 millones de dólares, el rendimiento combinado de 800 millones es<br />

el menor de todas las combinaciones. Es evidente que los dos fabricantes hubiesen estado<br />

mejor si hubieran cooperado y decidido no ofrecer rebajas. ¿Por qué no lo hicieron? Hay<br />

dos motivos. En primer lugar, cooperar para fijar los precios es ilegal según las leyes antimonopolio.<br />

Segundo, aunque ninguna parte ganará con las rebajas, no puede confiar en<br />

que la otra parte no las ofrezca, puesto que entonces estaría peor. Como se desprende de la<br />

matriz de rendimiento, si Ford no ofrecía rebajas, GM tenía un gran incentivo para hacerlo<br />

y viceversa. Por lo tanto, las dos compañías suponían que la otra haría rebajas y terminaban<br />

haciéndolo, y los clientes recibían el valor y eran los que ganaban.<br />

La estructura de rendimientos de este juego es muy famosa. Se conoce como juego<br />

del dilema del prisionero, porque se explicaba originalmente mediante el ejemplo de dos<br />

sospechosos o presos que eran interrogados por su posible participación en un delito. En<br />

la exposición original, los presos pueden confesar el delito y denunciar a su cómplice para<br />

recibir una condena reducida o no confesar ni implicar al otro. Si éste tampoco confiesa<br />

ni implica al primero, los dos terminan en libertad. El problema es que ninguno puede<br />

confiar en que el otro no lo implique con la finalidad de obtener una condena reducida.<br />

Para aminorar sus pérdidas (duración de la pena), los dos confiesan, denuncian al otro y<br />

son encarcelados.<br />

Se piensa que el dilema capta la esencia de muchas situaciones en las que dos o más<br />

compañías compiten unas con otras y su estrategia dominante es librar una guerra de precios,<br />

aun si en conjunto estarían mejor si no lo hicieran. En otras palabras, el dilema del<br />

prisionero sirve para explicar la competencia de precios mutuamente destructora que estalla<br />

en muchas industrias cada tanto. También es necesario preguntarse si las compañías<br />

pueden hacer algo para evitar esta situación. Esto nos lleva al último principio de la teoría<br />

de juegos que se estudia aquí.<br />

La e strategia c o n f o r m a la e s t r u c t u r a d e r e n d i m i e n t o s d e l j u e g o Una lección importante de la<br />

teoría de juegos es que una compañía, mediante la estrategia que escoge, puede modificar<br />

la estructura de rendimientos del juego competitivo que se lleva a cabo en la industria. Para<br />

entenderlo, considere de nuevo el juego de las rebajas de Ford y GM, en el cual las dos compañías<br />

estaban obligadas a escoger una estrategia dominante que reducía los rendimientos<br />

totales. ¿Cómo escapan de tal situación? Lo hacen si pueden modificar el comportamiento<br />

de los clientes.<br />

Recuerde que las rebajas eran necesarias sólo porque los clientes se habían acostumbrado<br />

a esperarlas y postergaban sus compras de autos hasta que se concretaran. Como la<br />

profecía que se cumple a sí misma, esta estrategia reduce la demanda y obliga a las compañías<br />

a hacer rebajas para desprenderse de las existencias no vendidas que abarrotan los<br />

lotes de las distribuidoras. Si estas expectativas cambiaran, los clientes no postergarían sus<br />

compras en espera de las rebajas de noviembre de cada año y las compañías no tendrían que

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