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Administracion Estrategica - Hill - 8 edición

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Capítulo 7 Estrategia y tecnología 257<br />

ya hemos observado, en cualquier momento puede haber abundancia de tecnologías emergentes<br />

y cualquier de ellas se podría convertir a la larga en una tecnología desorganizadora.<br />

Las grandes compañías establecidas que generan considerables flujos de efectivo pueden,<br />

y a menudo deben, establecer y financiar operaciones decisivas de investigación y desarrollo<br />

para invertir en esas tecnologías y ampliarlas. Además, tal vez deseen adquirir nuevas<br />

compañías emergentes que sean pioneras de tecnologías potencialmente desorganizadoras<br />

o participar en una alianza con ellas para desarrollar conjuntamente la tecnología. La estrategia<br />

de adquisición de compañías que están desarrollando una tecnología potencialmente<br />

desorganizadora es la que aplica Cisco Systems, una proveedora dominante de equipo de<br />

red para internet que se ha hecho famosa por ello. En el fondo de esta estrategia las empresas<br />

deben reconocer que es mejor para ellas desarrollar una tecnología desorganizadora y<br />

después apoderarse de su base de ventas establecida, en lugar de ver que los nuevos participantes<br />

les quiten esa base de ventas.<br />

Sin embargo, Christensen aclara un punto muy importante: incluso cuando las compañías<br />

establecidas hacen inversiones en investigación y desarrollo en tecnologías potencialmente<br />

desorganizadoras, a menudo no las comercializan debido que las fuerzas internas<br />

impiden el cambio. Por ejemplo, los administradores de las divisiones del negocio que<br />

generan más efectivo pueden afirmar que necesitan una mayor inversión en investigación<br />

y desarrollo para mantener su posición en el mercado y pueden tratar de convencer a la<br />

alta administración de que demore la inversión en una nueva tecnología. Al principio de<br />

la curva S, cuando no está muy claro cuáles puedan ser los resultados a largo plazo de una<br />

nueva tecnología, éste puede ser un argumento poderoso. Sin embargo, las consecuencias<br />

pueden ser tales que la compañía no logre desarrollar competencia en la nueva tecnología<br />

y sufra a causa de ello.<br />

Además, Christensen afirma que la comercialización de nuevas tecnologías desorganizadoras<br />

a menudo requiere una cadena de valor con una estructura de costo radicalmente<br />

diferente, esto es, un nuevo modelo de negocios. Por ejemplo, puede ser necesario contar<br />

con un sistema diferente de fabricación, otro sistema de distribución y diversas opciones<br />

de fijación de precios, e implicar márgenes brutos y márgenes de operación también muy<br />

distintos. Christensen sostiene que es casi imposible que dos modelos de negocios distintos<br />

coexistan dentro de la misma organización. Cuando tratan de hacerlo, es casi inevitable que<br />

el modelo de negocios establecido sofoque al asociado con la tecnología desorganizadora.<br />

La solución para este problema es separar a la tecnología desorganizadora y colocarla<br />

en su propia división de operación independiente. Por ejemplo, a principios de la década de<br />

1980, Hewlett-Packard (HP) desarrolló un negocio muy exitoso de impresoras láser. Después<br />

llegó la tecnología de inyección de tinta. Algunos funcionarios de la compañía creían<br />

que las impresoras de inyección de tinta acabarían con las ventas de las láser y, en consecuencia,<br />

argumentaron que HP no debería producir las de inyección de tinta. Por fortuna<br />

para HP, la administración principal de esa época vio en la tecnología de inyección de tinta<br />

su característica de ser potencialmente desorganizadora. En vez de no invertir en ella, asignó<br />

considerables fondos a investigación y desarrollo con miras a su comercialización. Además,<br />

cuando la tecnología estuvo dispuesta para su introducción en el mercado, establecieron<br />

una división autónoma de inyección de tinta en una ubicación geográfica diferente, con sus<br />

propias actividades de fabricación, mercadotecnia y distribución. Aceptaron que la división<br />

de inyección de tinta le podría quitar ventas a la división láser y decidieron que era mejor<br />

que un departamento de HP perjudicara las ventas de otra división de la misma empresa,<br />

que ver que otra compañía cosechara esas ventas. Afortunadamente para HP, resulta que las<br />

impresoras de inyección de tinta perjudican las ventas de las impresoras láser sólo de manera<br />

marginal y que ambas tienen nichos rentables en el mercado. Sin embargo, este afortunado<br />

resultado no hace desmerecer el mensaje de la historia: si su compañía está desarrollando<br />

una tecnología potencialmente desorganizadora, las probabilidades de éxito se incrementarán<br />

si se asigna al producto una división independiente y se le otorga su propia autoridad.

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