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Administracion Estrategica - Hill - 8 edición

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260 Parte 3 Estrategias<br />

ra a su asesor financiero, y hoy acudió a su primera reunión.<br />

Llegó 15 minutos antes y fue conducida a una espaciosa y elegante<br />

sala de espera. La recepcionista le ofreció diferentes bebidas<br />

y le trajo una humeante taza de té. Aunque al principio<br />

estaba nerviosa por delegar las decisiones de inversión en un<br />

extraño, Sue sentía que aumentaba su confianza.<br />

Después de una breve espera, una mujer de mediana<br />

edad vestida con sobriedad condujo a Sue a una oficina<br />

deslumbrante de luz solar. Detrás del escritorio estaba un<br />

hombre joven que se presentó como Dave. A Sue le desconcertó<br />

su juventud y actitud casual, pero había escuchado a<br />

su sobrino elogiarlo. Una vez sentados, Dave interrogó a<br />

Sue sobre sus intenciones de inversión. Escuchó con atención<br />

y comenzó a recomendar varios fondos y otras oportunidades<br />

de inversión. También sugirió que realizara su actividad<br />

de inversión en línea en la dirección que le ofrecía.<br />

Dave se mostró amigable y atento, y Sue se dejó llevar por<br />

su presentación. Parecía tan confiado sobre las ganancias<br />

potenciales de sus inversiones que Sue aceptó fácilmente<br />

sus sugerencias.<br />

Algunas semanas después, luego de ver ciertos rendimientos<br />

iniciales sobre sus inversiones, Sue comenzó a perder<br />

dinero. Sin saber qué pensar, llamó a su sobrino para<br />

pedir su opinión. Éste le contó que le ocurría lo mismo.<br />

Después de buscar información de unos amigos sobre la industria<br />

financiera, el sobrino de Sue descubrió que Dave era<br />

conocido por recomendar fondos de inversión de empresas<br />

que le entregaban un pago adicional sin tomar en cuenta la<br />

viabilidad de los fondos. Por suerte, Sue y su sobrino pudieron<br />

recuperar una parte de su dinero, y ambos pensaron<br />

que habían aprendido una valiosa lección.<br />

1. Defina el problema ético que se presenta en este caso.<br />

2. ¿Es legal promover fondos para recibir pagos adicionales?<br />

3. ¿Cómo puede protegerse un inversionista de lo que le<br />

ocurrió a Sue y su sobrino?<br />

Caso final<br />

La falla de Friendster<br />

En 2002, Jonathan Abrams pensó que estaba en el lugar correcto<br />

en el momento adecuado. Con el capital semilla obtenido<br />

de un rico inversionista de Silicon Valley, este ingeniero<br />

de más de 30 años iba a desarrollar un sitio de comunicación<br />

social. El sitio, que inició actividades en marzo de 2003, fue<br />

llamado Friendster. Permitía a las personas publicar sus perfiles,<br />

comunicarse con sus amigos y presentarlos entre sí en<br />

línea. La motivación de Abrams para fundar Friendster fue<br />

que quería conocer chicas, y pensó que un sitio de comunicación<br />

social sería un modo atractivo de hacerlo.<br />

El sitio pronto se convirtió en una de las atracciones de<br />

internet en 2003. Para el verano, Friendster había inscrito<br />

más de 3 millones de usuarios. Publicaciones como Time, Esquire,<br />

Vanity Fair y U.S Family Weekly reseñaron Friendster<br />

antes de que se oyera hablar de MySpace. Para noviembre de<br />

2003, Friendster había atraído una inversión significativa de<br />

numerosas empresas de financiamiento renombradas, entre<br />

ellas la legendaria John Dorr, tal vez la empresa de financiamiento<br />

más exitosa en la historia de Silicon Valley, que se<br />

integró a la junta directiva de Friendster. A Dorr le siguieron<br />

otros integrantes muy reconocidos.<br />

Los rumores sobre Friendster generaron una propuesta<br />

de otra empresa de financiamiento de Silicon Valley que crecía<br />

con rapidez, Google, que quería comprar la compañía por<br />

30 millones de dólares. La junta, integrada por capitalistas<br />

como Dorr que esperaban que ocurriera algo grande, recomendó<br />

a Abrams que no vendiera. No fue difícil; Abrams<br />

pensaba que Friendster valdría mucho más en poco tiempo<br />

y dijo que no a Google. Tres años después, Abrams quizá<br />

haya lamentado esa decisión. De haber aceptado la oferta<br />

en acciones bursátiles de Google, en la actualidad valdrían<br />

1 500 millones de dólares. En vez de eso, Abrams ya no está<br />

en Friendster y el sitio pionero en la comunicación social ha<br />

sido eclipsado totalmente por rivales como MySpace, Facebook<br />

y Flickr. En septiembre de 2006, Friendster tenía sólo<br />

1 millón de usuarios registrados; MySpace, que inició actividades<br />

un año después de Friendster, tenía 55.9 millones.<br />

Uno de los problemas de Friendster fue que el sitio fue<br />

abrumado por el crecimiento rápido. Con 3 millones de<br />

usuarios, cada página tardaba hasta 40 segundos para descargarse.<br />

Otro fue la falta de nuevas funciones: mientras<br />

que MySpace introdujo con rapidez funciones como blogs y

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