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Sesiones 281 a 318 - Biblioteca del Congreso Nacional de Chile

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algunos temas específicos. Pero estima, tal como lo sostuvo ayer, que no<br />

sería proce<strong>de</strong>nte cortar todas las amarras con nuestra historia y con la raíz<br />

institucional que tiene todo lo que se ha estado haciendo. Porque si se<br />

entien<strong>de</strong> <strong>de</strong>rogada la Constitución <strong>de</strong> 1925, cree que todo lo que pudo<br />

hacer la Junta Militar <strong>de</strong> Gobierno <strong>de</strong>s<strong>de</strong> el 11 <strong>de</strong> septiembre <strong>de</strong> 1973 hacia<br />

a<strong><strong>de</strong>l</strong>ante tiene un raíz institucional y constitucional <strong>de</strong>rivada <strong><strong>de</strong>l</strong> artículo 22<br />

<strong>de</strong> la Constitución Política <strong>de</strong> 1925, que, a su juicio, es la piedra<br />

fundamental por la cual tienen esta vigencia jurídica en este momento. Esta<br />

raíz que los une con lo que <strong>Chile</strong> <strong>de</strong>sea, ha sido y es en su historia. Derogar<br />

esto le parecería algo total y absolutamente improce<strong>de</strong>nte.<br />

Por otra parte, si se va a trabajar sobre la base <strong>de</strong> formular Actas<br />

Constitucionales, que no se le <strong>de</strong>n a éstas un carácter para regir un período<br />

<strong>de</strong> emergencia —aclara que no habla <strong>de</strong> un período transitorio sino <strong>de</strong> un<br />

período <strong>de</strong> emergencia que indudablemente <strong>Chile</strong> y su Gobierno apreciará<br />

cuanto dure—. Ese período <strong>de</strong> emergencia <strong>de</strong> algunas normas<br />

constitucionales propias, pero que no correspon<strong>de</strong>n a un período <strong>de</strong><br />

normalización absoluta o <strong>de</strong> reconstrucción <strong><strong>de</strong>l</strong> país. Y para enfocar esa<br />

situación, se necesita una nueva Constitución Política <strong><strong>de</strong>l</strong> Estado, que es la<br />

que se estará elaborando en esta Comisión, atendiendo, indudablemente, al<br />

transcurso <strong>de</strong> la realidad <strong><strong>de</strong>l</strong> país y a la manera como ella se enfrenta a la<br />

institucionalidad vigente o a la que se cree mediante las actas<br />

constitucionales para este período <strong>de</strong> emergencia. Pero, a su juicio, <strong>de</strong>cir<br />

que la Constitución <strong>de</strong> 1925 se acabó, no le parece a<strong>de</strong>cuado. Ello podría<br />

dar lugar, en un momento <strong>de</strong>terminado —lo cual no <strong>de</strong>sea por el bien <strong><strong>de</strong>l</strong><br />

país—, a que si se quisiera restaurar la situación anterior, pudiera<br />

enarbolarse como ban<strong>de</strong>ra la restitución <strong>de</strong> la Constitución <strong>de</strong> 1925, en su<br />

conjunto. En cambio, si se está elaborando esta nueva Carta Fundamental<br />

vinculada a nuestra historia y al mismo tiempo con una raíz institucional<br />

que consi<strong>de</strong>ra absolutamente clara, tal situación no sería proce<strong>de</strong>nte. A su<br />

juicio, el término y el enfoque <strong>de</strong> todo este período <strong>de</strong> transformación <strong><strong>de</strong>l</strong><br />

país se va a producir, precisamente, por la posibilidad <strong>de</strong> dictar una nueva<br />

Constitución Política <strong><strong>de</strong>l</strong> Estado,<br />

Agrega que sin apegarse a fórmulas jurídicas o legales muy especiales,<br />

estima que <strong>de</strong>be consi<strong>de</strong>rarse que este país ha vivido permanentemente<br />

con la i<strong>de</strong>a <strong>de</strong> que ha estado regido por normas jurídicas y por<br />

una Carta Fundamental. Eso está en el “peso <strong>de</strong> la noche <strong><strong>de</strong>l</strong> pueblo”, en la<br />

historia patria, y no lo pue<strong>de</strong>n <strong>de</strong>sconocer. <strong>Chile</strong> no es Inglaterra. <strong>Chile</strong> no<br />

es España. El proceso político vivido por este último país es total y<br />

absolutamente distinto <strong><strong>de</strong>l</strong> que ha sufrido <strong>Chile</strong>, y no pue<strong>de</strong>n confundirlo.<br />

Por lo <strong>de</strong>más, aña<strong>de</strong>, estaba leyendo que, precisamente, una <strong>de</strong> las tareas<br />

que tiene el nuevo Gobierno es la <strong>de</strong> formular una nueva Constitución<br />

completa para España. Aparta el caso <strong>de</strong> Israel por ser una nación<br />

totalmente diferente <strong>de</strong> los otros estados <strong>de</strong> la tierra, <strong>de</strong> modo que no<br />

pue<strong>de</strong>n hacer cosa alguna tomando como ejemplo su situación, sobre todo<br />

en lo que respecta a su constitución como Estado y nación, que es algo<br />

total y absolutamente diferente. Aparta también la situación <strong>de</strong> Inglaterra y<br />

<strong>de</strong> los <strong>de</strong>más pueblos sajones como impropios para ser aplicados en un país<br />

<strong>de</strong> origen hispánico. En todo caso, tomaría antes el caso español —que

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