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UNIVERSIDADE DE SANTIAGO DE COMPOSTELA FACULDADE ...

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apresenta-se como alternativa. A enunciação desse desprezo integra o capítulo La sinfonía<br />

de los pinos paranaenses, com o qual se abre Kodak. É esta:<br />

Otros, infelices millonarios, encadenados a sus múltiples negocios, viajan con los minutos contados,<br />

con el espíritu cargado de preocupaciones financieras y dependiendo siempre del cablegrama que<br />

esperan o del que van a hacer transmitir. Esos no viajan, se deslocan simplemente, cambian de lugar<br />

su cuerpo atrofiado por las insomnias y su espíritu, que es una máquina registradora.<br />

Los hay también cuya mentalidad cocacolizada se extasía únicamente ante lo desproporcionado, lo<br />

grande en volumen. Miran sin ver, pues su mirada resbala horizontalmente, nunca en profundidad.<br />

Los componentes de esa tribu anotan en pequeños memoteau de Versailles, los 300 metros de la Tour<br />

Eiffel y las 3.500 estatuas que adornan exteriormente el Duomo de Milán. Son esos profanos los que<br />

al regreso del viaje, adobados de orgullo, preguntan a los amigos: “¿a que no sabe que altura tiene el<br />

Cristo del Corcovado?...”.<br />

Daglio percorre o Brasil e reparte as suas impressões de viagem em treze<br />

capítulos 104 . No primeiro destaca, sobretudo, a grandiosidade das matas do Paraná e, no<br />

segundo, descreve as ilhas do litoral brasileiro 105 . Ao se referir às cariocas ilha do<br />

Governador, ilha de Paquetá e ilha de Boa Viagem, faz a seguinte disquisição acerca da<br />

visão que sobre a baía de Guanabara podia desfrutar qualquer viajante:<br />

La inmensa Guanabara a sus pies está encerrada en un amplio anfiteatro de montañas teniendo a la<br />

izquierda, como colosal puno final, la masa ciclópea del Pan de Azúcar. El océano aún acaricia su<br />

falda rocosa entonando su eterno cantar. La ciudad, aprisionada entre los morros, no tiene para donde<br />

evadir sus ansias de expansión y suspira apretada por la cintura salvaje. Y ella nos aparece<br />

deslumbrante, en aquel marco verde de la selva y azul del mar, con la atrevida silueta de sus mil<br />

rascacielos, con las antiguas torres de sus iglesias, sus campanarios y sobre todo sus playas famosas,<br />

con sus arenas doradas brillando al sol.<br />

Lo curioso, y diré también, lo sumamente bello, es que estas playas no están separadas entre ellas por<br />

puntas rocosas, como acontece en la riviera francesa o la costa uruguaya. En Río, que es una ciudad<br />

paradojal, desbordando de lo lógico y contrariando lo cierto, cada playa que, naturalmente, forma un<br />

104 Trata-se dos capítulos: La Sinfonía de los Pinos Paranaenses; El embrujo de las islas; Volta Redonda,<br />

Ciudad del Acero; Una sorbona sobre islas; San Pablo, Crisol de Razas y Culturas; Semana Santa en San<br />

Pablo; Un Ciudadano del Mundo; Los últimos días de Río de Janeiro; Baile de Graduados; Bajo el Signo de<br />

Acuario; Cita con la Muerte; Keyserling se equivocó e Bahía de todos los Santos.<br />

105 O ufanismo em relação ao Brasil no ponto de vista de Daglio é constante em Kodak, El Brasil ante mi<br />

lente. No segundo capítulo – El embrujo de las islas – esse ufanismo expressa-se explicitamente: “País<br />

privilegiado bajo todo punto de vista, – ¿no dicen que Dios es brasileño? – tiene el Brasil en sus cinco mil<br />

kilómetros de costa marina una gran variedad de islas. Algunas inmensas como continentes: Marajó; otras,<br />

divinamente bellas como un cuento de hadas: Brocoió, que fue el paraíso de los Guinle; otras arrogantes y<br />

mundanas: Guarujá; otras que son verdaderas Citéreas: Paquetá; otras que son populosas capitales de estado:<br />

Florianópolis; otras, en fin, tan atractivas en su belleza lujuriosa, tan llenas de encantos y misterios que<br />

hubieran seducido a Tiberio” (Daglio, 1951: 19-20).<br />

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