30.04.2020 Views

Ponencia_Experiencia_en_el_Taller_de_arte ambiental

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

Realización

tecto es enaltecer lo humano –lo que pudiera equivaler a lo socializante y el placer

de habitar, según Gehl y Livingston- en los espacios que además de bellos deben diseñarse

para ser vividos, o dicho de otra forma por Certau, (citado en Augé, 1992) para

ser “practicados”.

También en ese sentido convergen las aportaciones de Marina Waisman, Marc Augé y

Luis Porter que nos orientan hacia una visión humanística y proponen cuestionamientos

que invitan a trascender paradigmas. La primera insinuación la lanza Waisman

(1995) al preguntarse: ¿Hasta qué grado las rupturas son más importantes que las

continuidades? De acuerdo a la autora, los quiebres o rupturas ordenan el devenir

histórico y dan pauta a nuevas visiones; al igual que Livingston privilegia lo humano –

dimensión simbólica- sobre lo que surge eminentemente de la razón y el valor preeminente

de la eficiencia; desdeña, por tanto, la universalidad de la cultura moderna.

En la arquitectura, continúa, no existen verdades absolutas porque cada espacio y cada

tiempo es único; ello cuestiona profundamente la validez de las verdades científicas

que pudieran aplicar en la arquitectura y es el principio de la incertidumbre el que nos

lleva a dudar de la exacta repetibilidad de un fenómeno cualquiera. En este sentido

nos surge una reflexión a partir de la pregunta de Waisman: tratándose de problemáticas

de naturaleza espacio-arquitectónicas ¿hasta dónde es posible generalizar? En

otras palabras ¿Es posible asumir que las personas y los grupos sociales poseen una

cultura común en todos los lugares de la tierra? Pensamos que no.

Los arquitectos solemos enfrentarnos a aparentes vacíos; la relativa “nada” que impera

en las superficies en las que habremos de desarrollar un proyecto urbano está,

en realidad, cargada de valores potenciales y relaciones intrínsecas que emergen al

momento de la materialización del concepto. A razón de ello, Waisman (1995:26 y 31)

nos comparte: “El espacio permanece indefinido, antes de lo cual no es sino un ámbito

de posibilidades, un conjunto de potencialidades […] que no tendrán nunca idéntico

desarrollo en los distintos ámbitos pues cada grupo moldeará su medio imprimiéndole

un carácter propio de acuerdo a su particular historia cultural, sus cualidades. Así surgirán

los lugares. El lugar tiene una historia y está calificado por esa historia”. Por ello,

ante la “inviable implantación de una cultura común en todos los lugares de la tierra,

[…] se preferirá la multiplicidad a la unidad, el pluralismo a la uniformidad.”

Más la arquitectura actual, de acuerdo a Galiano (citado en Waisman, 1995:26) la

producción de espacios ha ganado la batalla a la configuración de lugares; ¿la razón?

ignorar deliberadamente la historia y asumir a la arquitectura desde un marco meramente

cuantitativo, a la luz de una falacia que sustenta su argumento en un idealizado

progreso.

Ahora bien, si regresamos al punto de partida, la ciudad, asumida como la fusión de

individualidades y otredades de las que emerge la identidad y, además, aceptamos

que la ausencia de ésta se interpreta como un azote a las ciudades actuales ¿por qué

1032

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!