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Ponencia_Experiencia_en_el_Taller_de_arte ambiental

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Reflexión

el arquitecto y urbanista catalán Oriol Bohigas escribe en un capítulo dedicado a la

enseñanza de la arquitectura que:

…ya hace muchos años que prácticamente han desaparecido las investigaciones

sobre el problema de la vivienda económica en zonas no desarrolladas y con urgencias

dramáticas, un problema que, evidentemente, sólo se puede resolver con

procesos políticos y económicos de gran envergadura, pero que también necesita

el apoyo de la investigación arquitectónica y urbanística… 4

De seguir la tendencia actual, se corre el riesgo de desvanecer la profesión, de modo

que el egresado del futuro inmediato sólo será apto para elaborar renders y animaciones

de inmensos edificios inconstruibles.

LA SEMPITERNA DIFICULTAD DE LA FORMACIÓN INTEGRAL

En la Edad Media, el reconocimiento como arquitecto -o mejor dicho, como maestro

de obras- obligaba a un duro y riesgoso periodo de entrenamiento, cuya duración

abarcaba casi toda la vida de un constructor 5 . Algo similar ocurrió en todo tipo de

geografías y en innumerables momentos históricos. La aparición de las escuelas relacionadas

al arte de la construcción significó la humanización de aquel largo y penoso

proceso, reduciéndolo a un tiempo razonable.

Hacia los años noventa del siglo pasado, un estudiante de arquitectura en México solía

pasar en las aulas un mínimo de cinco años, a lo que había que sumar el tiempo dedicado

a la tesis de licenciatura (o el proyecto final de carrera), mientras tanto, en varias

universidades europeas la estancia universitaria solía extenderse un par de años más.

Aunque el estudiante sentía que el proceso era demasiado largo, una vez pasada la

euforia de la graduación, el flamante egresado empezaba a constatar que sus estudios

se habían quedado cortos.

La arquitectura se relacionaba con cosas no imaginadas a priori por el estudiante y

la realidad profesional abundaba en situaciones jamás contempladas en las aulas.

Difícilmente se podía compactar todo el conocimiento necesario para una formación

integral y el egresado se enteraba de que su profesión se relaciona con casi todo: psicología,

herrería, política, antropología urbana, fontanería, botánica, protección civil,

geología, mercadotecnia, legislaciones ambiguas y un interminable etcétera. El joven

arquitecto tenía la impresión de que el hombre universal del Renacimiento estaba sobrevalorado,

pues en el siglo XVI no se lidiaba con cables de alta tensión, ni había que

sacar una camioneta de una zanja.

4 Bohigas, Oriol, Contra la incontinencia urbana. Reconsideració

moral de l’arquitectura i la ciutat, Ed. Diputació de Barcelona, 2004,

Barcelona, pág. 215

5 Gimpel, Jean, Los constructores de catedrales, Centro Editor de

América Latina, 1971, Buenos Aires

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