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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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C. El judaísmo palestinense y helenístico.<br />

1005<br />

1. Los pseudoepígrafos. Los <strong>Testamento</strong>s de los Doce Patriarcas desarrollan el tema <strong>del</strong> temor al Señor. El temor se asienta en el<br />

corazón, conduce al amor, implica renunciar a Satanás y evitar el mal, y confiere una sabiduría que uno nunca puede perder. Otras<br />

obras afirman que el temor de Dios produce respeto por padre y madre, es el principio de toda cosa buena, y difiere <strong>del</strong> temor (p.<br />

ej. a la muerte) que pervierte el corazón.<br />

b. Más común en la apocalíptica es el temor en las epifanías. Los justos morirán, pero no tienen porqué temer a los pecadores ni a los<br />

enemigos, ya que Dios los consuela al revelarles la salvación futura. Los pecadores no temen al Señor, pero el juicio final los sumergirá<br />

en el terror. Hasta los justos sentirán temor en el juicio divino, pero les aguarda un séptuple gozo.<br />

2. Qumrán. Los justos de Qumrán tienen conciencia de estar entre aquellos que temen a Dios. Hay terror ante el juicio, y Dios es<br />

terrible en sus actos. Los hijos de la luz no tienen razón de temer en la batalla.<br />

3. Los escritos rabínicos. El temor a Dios es básico para los justos. Incluye el temor al pecado y está en relación con el amor a Dios,<br />

que es más elevado. Entre los gentiles encontramos un grupo de temerosos de Dios (σεβόμενοι) que veneran al Dios de Israel pero<br />

no se someten a la circuncisión (cf. φοβούμενοι en 2 Cr. 5:6 LXX).<br />

4. Filón y Josefo.<br />

a. Aunque Filón adopta el concepto veterotestamentario <strong>del</strong> temor de Dios, enfatiza el hecho de que Dios es un antídoto al temor, y<br />

encuentra en el amor, más que en el temor, la principal motivación para los justos. Sin embargo, el temor tiene un puesto en la<br />

educación.<br />

b. Josefo usa este grupo para «temer» (en la guerra, o ante la muerte o el castigo), «ansiedad» y «reverencia», y usa δέος en un modo<br />

muy similar. Adopta términos helenísticos (p. ej. δεισιδαιμονία) en lugar <strong>del</strong> grupo φοβ- para el temor a Dios.<br />

[p 1261] D. El NT.<br />

1. Uso general. El NT usa el grupo unas 158 veces (φοβέομαι 95 veces, φόβος 47). Los principales ejemplos se hallan en los<br />

Evangelios y en los Hechos, aunque Pablo usa comúnmente el sustantivo. Con infinitivo el verbo significa «temer [hacer] …», y<br />

con μή, «temer que …» El temor puede ser el de los individuos o el de todo el pueblo. Los conceptos son principalmente tradicionales.<br />

El NT se opone a toda ansiedad paralizante, pero relaciona el temor de Dios con la fe como confianza total.<br />

2. La epifanía <strong>del</strong> reino y el temor.<br />

a. La naturaleza incomprensible de los actos poderosos de Jesús provoca temor en los espectadores y en los afectados, p. ej. cuando<br />

Jesús calma la tempestad en Marcos 4:41, la curación <strong>del</strong> endemoniado en 5:15, la resurrección <strong>del</strong> joven de Naín en Lucas 7:16.<br />

En los relatos de la infancia el temor sobreviene a aquellos a quienes el ángel se aparece (1:12) o que experimentan un milagro<br />

divino (1:65). El temor desempeña un papel importante en la transfiguración, ya sea al entrar en la nube (Lc. 9:34), al oír la voz<br />

(Mt. 17:6), o ante el incidente entero como epifanía divina (Mr. 9:6). Este temor es diferente <strong>del</strong> pavor ante las visiones (Ap.<br />

11:11) o <strong>del</strong> terror de los malvados por el ésjaton (Lc. 21:26). Es como el temor de la iglesia en sus experiencias de la salvación<br />

(Hch. 2:43; 5:5; 19:17). Descarta el temor ordinario, pero provoca temor a aquel que puede echar el alma al infierno (Lc. 12:4–5).<br />

b. La noticia de la resurrección ocasiona temor y asombro (Mr. 16:8). Esta reacción podría ser el verdadero clímax de Marcos, pero<br />

el temor y el silencio apenas parecen ser apropiados como palabra final <strong>del</strong> evangelio, ya que sin duda la vida posterior a la resurrección<br />

no se coloca bajo el signo <strong>del</strong> temor. Lo que atemoriza a las mujeres no es la resurrección misma, sino el sepulcro vacío y<br />

el extraño mensaje <strong>del</strong> ángel. Mateo 28:8 añade al temor el elemento de la alegría y Lucas 24:22 se refiere sólo al asombro y a la<br />

alegría.<br />

c. La orden «No temas / No teman» aparece también en los Evangelios. En Marcos 5:36 Jairo no debe ponerse ansioso; en 6:50 se<br />

tranquiliza a los discípulos; en Mateo 17:7 a los tres que están presentes en la transfiguración se les permite mirar; en 28:10 el<br />

temor de las mujeres da paso a la proclamación y a la fe; en Lucas 1:13, 30; 2:10 a aquellos a quienes los ángeles visitan en los<br />

relatos de la infancia se les dice que no teman, y a Pedro y a Pablo (en una visión) el Señor les dice lo mismo en un contexto de<br />

discipulado y servicio (Lc. 5:10; Hch. 18:9).<br />

3. El temor a Dios en fórmulas. A Lucas le gusta la fórmula «temer a Dios» (cf. 1:50; 18:2; 23:40). Hechos usa φοβούμενος(-οι)<br />

cinco veces (10:2, 22, 35; 13:16, 26; σεβόμενος[-οι] seis veces) para gentiles que son adherentes a la fe judía. Estos «temerosos<br />

de Dios» constituyen el punto de partida para la misión a los gentiles en Hechos 10 (y cf. la práctica de Pablo en el cap. 13).

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