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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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515<br />

Los caminos son entonces equivalentes a los mandatos (Sal. 119:15, etc.). Pero esos caminos no tienen que ir relacionados con<br />

mandamientos específicos de la ley (cf. 1 R. 11:33 con Dt. 5:33). Se ofrecen diversas descripciones: son caminos buenos (1 S.<br />

12:23), caminos rectos (1 S. 12:23), el camino de la verdad (Sal. 119:30), el camino eterno (Sal. 139:24), etc. Algunos pasajes dan<br />

por entendido que la gente puede seguir esos caminos (Job 23:11; Sal. 17:4, etc.), pero otros aseguran que la gente ni los observa<br />

(Mal. 2:9) ni los conoce (Jer. 5:4–5). En su mayoría abandonan el camino recto (Pr. 2:13) y siguen sus propios caminos (Is. 56:11),<br />

que les pueden parecer correctos (Pr. 12:15). El camino que uno mismo escoge es un camino de maldad (Is. 65:2); cf. expresiones<br />

tales como el camino de los malos (Sal. 1:6) o de los pecadores (1:1), o los caminos de oscuridad (Pr. 2:13). El clamor de los profetas<br />

es que debemos retornar de nuestros malos caminos (Zac. 1:4, etc.). Dios ve todos nuestros caminos (Pr. 5:21) y castiga los<br />

caminos malvados (Os. 4:9). Pero no podemos apartarnos de esos caminos a menos que Dios nos ayude. Él ha prometido ayudarnos,<br />

enseñarnos sus caminos, y conducirnos por el camino que debemos recorrer (Is. 48:17). Pero si bien está siempre presente la<br />

idea de la ayuda divina, los muchos imperativos muestran que somos responsables de nuestros caminos y de emprender el camino<br />

de Dios. Al conocer los caminos <strong>del</strong> Señor, debemos también proclamarlos (Sal. 51:13; 1 S. 12:23). Lo que se dice acerca de los<br />

caminos de los hombres presupone una antítesis entre los caminos de Dios y los que uno escoge por sí mismo, pero sólo rara vez<br />

encontramos la metáfora de los dos caminos. El caso más importante es en Salmo 1:6, y cf. tb. Proverbios 4:18–19; 15:19; Salmos<br />

119:29–30; 139:24; Proverbios 11:20. En el contraste se incluyen las ideas de la luz y la vida por un lado, y la oscuridad y la muerte<br />

por el otro. Sin embargo, la gama es reducida, y no encontramos ni una referencia a los dos caminos en cuanto a tales, ni ningún<br />

intento por integrar todo el material exhortativo bajo este esquema. Por lo que concierne a los caminos que sigue el propio Dios, la<br />

combinación con ἔργα muestra que ὁδοί puede significar «modos de proceder» y que con βουλαί (Is. 55:8–9) la referencia puede<br />

ser a «propósitos» o «planes». Los caminos de Dios son misericordia y verdad (Sal. 25:11). Son también rectos (Os. 14:10) y perfectos<br />

(Sal. 18:30). Dios es justo en todos sus caminos (Sal. 145:17). Sus caminos trascienden la crítica humana, porque no podemos<br />

conocer más que el borde exterior de ellos (Job 26:14). Isaías 55:8–9 da expresión clásica a esta idea cuando afirma categóricamente<br />

que los caminos de Dios no son los nuestros, sino que son muy superiores a los nuestros. Conceptos distintivos en el uso<br />

de la LXX son que no existe un camino humano hacia la virtud, que no hay una meta humana alcanzable que domine la metáfora,<br />

y que el mandamiento divino se halla al inicio <strong>del</strong> verdadero camino.<br />

2. La influencia <strong>del</strong> uso <strong>del</strong> AT sobre los escritos pseudoepigráficos y rabínicos. Cuando los pseudoepígrafos hablan de los dos<br />

caminos, la influencia <strong>del</strong> AT es evidente. El uso literal de «camino» es poco común. Figuran referencias al «curso» de los años o<br />

de los astros, y al «camino» de los ángeles. El sentido de «caminar» es común, y también leemos sobre los «caminos» de Dios, ya<br />

se trate de sus asuntos o de sus mandatos. Se establece un contraste entre los caminos de este mundo y los <strong>del</strong> siguiente. La imagen<br />

de los dos caminos figura en el Enoc Etiópico 91:18–19, que manda el camino de la rectitud y advierte contra el de la violencia,<br />

pero la imagen no es por el momento una parte fija de la instrucción catequética. Se halla a veces en los rabinos sobre la base de<br />

Deuteronomio 11:26; 30:19; Dios ha puesto ante su pueblo los caminos de la vida y de la muerte. Aquí podría referirse bien al [p<br />

654] destino que Dios ha asignado, o bien a la decisión que debemos tomar. Sin embargo, nuevamente, no hay un esquema generalmente<br />

aceptado.<br />

3. Filón y Josefo. Filón usa abundantemente ὁδός en muchos sentidos, p. ej. para el «paso» <strong>del</strong> Mar Rojo, para los «caminos» <strong>del</strong><br />

mar o de los astros, para el «procedimiento», para la «vida humana», para los «senderos» que debemos tomar, para el «camino»<br />

hacia la virtud o hacia Dios, para los «dos caminos» (el <strong>del</strong> vicio y el de la virtud) entre los cuales hay que escoger (aunque con<br />

poco contenido esquemático), para el «camino regio» que es idéntico con la palabra de Dios o con la sabiduría (cf. Nm. 20:17;<br />

21:22; Dt. 28:14), o para el «camino recto» que en general es el amplio o liso, a diferencia <strong>del</strong> camino resbaloso <strong>del</strong> mal. Filón<br />

hace énfasis en que necesitamos un guía en el camino recto, e. d. Moisés, el λόγος, o Dios mismo, que como Salvador misericordioso<br />

conduce al νοῦς hacia la virtud. En Josefo esta palabra tiene principalmente el sentido de camino, calle, pasillo, paso, viaje,<br />

marcha, etc., aunque a veces encontramos el sentido de «modo de vida», y menos comúnmente el de «medio», «propósito» o «posibilidad».<br />

C. ὁδός en el NT.<br />

1. Sentido literal. La mayoría de los casos <strong>del</strong> uso literal se hallan en los Sinópticos. No se nos dice qué caminos recorría Jesús. Sólo<br />

se mencionan dos caminos, el de Jerusalén a Jericó en Lucas 10:31, y el de Jerusalén a Gaza en Hechos 8:26. Algunos sucesos<br />

tienen lugar «en el camino» (cf. Mr. 8:27; 10:32; Mt. 20:17). La referencia en Marcos 9:33 es general, pero Lucas 9:57 es más<br />

estrictamente topográfico. Marcos 10:52 añade un «en el camino» para indicar que el hombre que ha recobrado la vista sigue a<br />

Jesús en el sendero hacia Jerusalén. ὁδός figura en ciertas parábolas, pero sin ningún énfasis especial. Así, las semillas caen junto<br />

al camino (Mr. 4:4, 15), que pasa a través <strong>del</strong> campo o a su lado. En Lucas 14:21ss el siervo que ha ido primero a las plazas debe ir<br />

después a los caminos. En Lucas 11:6, el amigo que llega va de camino. Otros usos son para el camino que lleva a los gentiles en<br />

Mateo 10:5, el camino <strong>del</strong> mar (¿hacia el mar?) en Mateo 4:15, un camino que se emprende en Marcos 2:23, y un día de camino en<br />

Lucas 2:44.<br />

2. Uso metafórico. Este importante uso de ὁδός se halla en todo el NT. No siempre resulta claro hasta qué punto está presente la idea<br />

de una senda; cf. Marcos 1:3, donde el significado podría ser «plan» u «obra» así como «camino» (cf. Mt. 11:10).

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