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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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2. La igualdad de contenido o de significado. Así como ἴσος puede denotar la igualdad exacta en matemáticas, también se puede<br />

usar para la concordancia precisa de contenido, p. ej. en un duplicado o transcripción. Así, el contenido de los testimonios en Marcos<br />

14:56 no es coherente en los detalles, como lo exige la ley.<br />

3. La igualdad humana: los griegos. El concepto de igualdad humana es importante para los griegos, especialmente como base<br />

necesaria de la ley. Sólo los que son legalmente iguales pueden entablar relaciones legales. Aunque sean diferentes en naturaleza,<br />

podrán gozar de los mismos derechos. Esta igualdad refleja o es parte de la igualdad que, para Platón, es la dinámica esencial <strong>del</strong><br />

cosmos y la base <strong>del</strong> orden. La igualdad es un principio fundamental de la democracia (junto con la libertad), no como igualdad<br />

esencial, sino como igualdad de posición y de derechos (cf. 2 Mac. 9:15). También subyace a la sociedad personal de los amigos,<br />

en quienes se logra una verdadera fusión de espíritus. La igualdad legal exige también la justicia, e. d. la administración de la ley<br />

sin favorecimiento de personas. En este punto hay una aproximación a δίκαιος. Por último, ἰσότης es importante en los contratos<br />

en el sentido de que los signatarios aceptan por igual los derechos y obligaciones contraídos.<br />

4. La igualdad humana: los cristianos. En contraposición con la igualdad legal se halla la igualdad cristiana que se basa en la gracia<br />

y el amor. Se trata de una igualdad de posesiones espirituales (Hch. 11:17) y de salvación eterna (Mt. 20:12) que Dios ha establecido<br />

sin consideración al origen, la historia previa (Hch. 11:17), los logros o el mérito (Mt. 20:12), y que exige igualdad en la relación.<br />

Pablo recurre a apelar al sentido griego de igualdad cuando promueve la colecta para Jerusalén (2 Co. 8:13–14). No se trata<br />

de un simple ruego para dar con la esperanza de recuperar, sino de una aplicación de la regla de oro de Lucas 6:31. El ἵνα <strong>del</strong> v. 14<br />

enuncia el objetivo divino en vez de la motivación humana. ἰσότης como principio de asistencia mutua está al servicio de la meta<br />

divina de ἰσότης. Dios mismo establece esta igualdad otorgando el mismo don a los gentiles que a los judíos, e. d. el Espíritu Santo<br />

(Hch. 11:17). 2 Pedro 1:1 usa las palabras que denotan el mismo rango y condición en la vida cívica (ἰσότιμος e ἰσοτιμία) para<br />

describir la igual fe por la cual somos igualmente justos en el reino de Dios. Jesús, en la parábola de los obreros (Mt. 20:12), destaca<br />

la naturaleza escatológica de esta igualdad. No hay aquí un principio legal que involucre la igualdad de derechos o de logros,<br />

sino un acto de rectitud divina contra el cual protesta el sentido de justicia humana (vv. 11–12). La igual recompensa es la igual<br />

felicidad, como la que encontramos que se espera en muchas afirmaciones y relatos de los rabinos. Esta igualdad no excluye actuales<br />

diferencias en cuanto a fe (Ro. 12:3), receptividad (Mr. 4:24), [p 367] y carismas (1 Co. 12). El NT presupone diferencias en el<br />

reino de Dios (Mt. 5:19; 10:41–42, etc.). Pero permanece la igualdad de vida eterna y de salvación.<br />

5. La igualdad por naturaleza y la igualdad con Dios fuera <strong>del</strong> NT. Si bien ἴσος se refiere primeramente a la igualdad cuantitativa,<br />

pronto adquiere un aspecto cualitativo. Se puede usar entonces para igualdad de carácter; o, en el estoicismo, respecto a acciones<br />

buenas y malas; o, en la LXX, respecto a nuestra igualdad humana en el nacimiento y en la muerte (Sab. 7:3). La igualdad humana<br />

contrasta con la igualdad de Dios, que es solamente con respecto a sí mismo (Is. 44:7, etc.). La imagen divina no implica igualdad<br />

por naturaleza. En el judaísmo Dios va a establecer por fin una semejanza más plena (cf. 1 Jn. 3:2), pero el buscar la igualdad con<br />

Dios (Gn. 3:5; Is. 14:14) es un pecado fundamental. Por eso la Biblia evita ciertas expresiones comunes entre los griegos, como<br />

«igual a Dios» (ἰσόθεος).<br />

6. La igualdad de Jesús con Dios en el NT.<br />

a. En Juan 5:18 se acusa a Jesús de hacerse igual a Dios. Si bien él no asegura eso de manera expresa (cf. v. 19), sí enfatiza la<br />

identidad de las obras. En Juan 1:1; 10:30 se enuncia claramente la unidad <strong>del</strong> Padre y el Hijo, incluso a la par de la sujeción <strong>del</strong><br />

Hijo al Padre; de ahí la acusación en 10:33 de que «tú, siendo hombre, te haces Dios». En este contexto, el ἴσος de 5:18 tiene una<br />

nueva hondura y plenitud, porque, con su elemento inherente de exactitud y su dimensión añadida de cualidad, denota una igualdad<br />

esencial que el término posterior ὁμοούσιος se propuso afirmar y defender.<br />

b. Este es también el significado de ἴσα en el difícil versículo de Filipenses 2:6. Los problemas <strong>del</strong> versículo son si el ser igual a<br />

Dios es una realidad o una posibilidad, y si la acción es la <strong>del</strong> Cristo preexistente o la <strong>del</strong> histórico. La primera respuesta es que la<br />

igualdad con Dios es una posesión, y no se puede perder ni renunciar a ella; es el inicio <strong>del</strong> camino de Cristo (v. 6) y será también<br />

el final (vv. 9ss). Pero Cristo cesa temporalmente de hacer uso de ella, tomando forma de siervo, ejerciendo su señorío en esta<br />

extraña forma de humillación, y llegando así a su reconocimiento público. Como él no se preocupa de sí mismo (que es el punto de<br />

la exhortación), la naturaleza divina que se demuestra en su humildad queda confirmada en su gloria. La acción, entonces, es la <strong>del</strong><br />

Cristo eterno, y el vaciamiento no implica pérdida alguna de su esencial igualdad con Dios.<br />

B. ἰσότης como equidad. Puesto que ἰσότης se aproxima a δικαιοσύνη («justicia»), el grupo asume el sentido de equidad o<br />

justicia. El juez justo es ἴσος (imparcial), pero la persona justa también es ἴσος (honrada). Colosenses 4:1 refleja este uso cuando<br />

manda a los amos tratar a sus esclavos tanto con justicia como con equidad (τὸ δίκαιον καὶ τὴν ἰσότητα τοῖς δούλοις<br />

παρέχεσθε). El Amo de ellos que está en el cielo, y que es incondicionalmente justo y equitativo, es a quien ellos deben dar cuentas<br />

(aunque Clemente de Alejandría [en Stromateis 3.6.1; 6.47.4] tiene en mente la gracia de Dios en vez de su ἰσότης judicial<br />

cuando usa el término con referencia a Dios).

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