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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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ποίμνη, ποίμνιον<br />

697<br />

A. El rebaño palestinense. El término ποίμνη o ποίμνιον se usa para los rebaños o hatos de ovejas o ganado, que en número van<br />

de 20 cabezas a más de 500. En Mateo 25:32 se trata de un hato mezclado; ese tipo de hatos son comunes en la antigua Palestina.<br />

Las ovejas y las cabras pacen juntas, pero de noche se las separa porque las cabras son más susceptibles al frío. En las noches de<br />

verano, varios pastores se reúnen junto con sus rebaños, y velan por ellos a campo abierto. Para una mejor protección, el rebaño se<br />

puede resguardar en un redil con vallas, con la puerta cerrada y los pastores en guardia.<br />

B. El rebaño como término para la comunidad en el AT y en el judaísmo precristiano. El AT describe a Israel como el rebaño<br />

de Dios, el rebaño de su prado, las ovejas de su prado, las ovejas de su mano o posesión (cf. Sal. 95:7; 100:3; Miq. 7:14; también<br />

Os. 4:16; Jer. 13:17; 23:1–2). En Sirácida 18:13 y Enoc Etíope 85ss, el rebaño incluirá a todas las naciones en su consumación. En<br />

los Salmos de Salomón 17:40ss, el rebaño apacentado por el Mesías se restringe a Israel, pero el reinado <strong>del</strong> Mesías se extenderá<br />

también a los gentiles (vv. 30ss).<br />

[p 882] C. La comunidad como rebaño en el NT.<br />

1. El uso <strong>del</strong> AT (Israel como rebaño de Dios) aparece en Mateo 10:6; 15:24. En Lucas 19:10 (Ez. 34:16), Jesús va en busca de los<br />

descarriados <strong>del</strong> rebaño. En Marcos 6:34 (Nm. 27:17) lamenta la ausencia de un pastor. En Mateo 9:36 tiene compasión <strong>del</strong> rebaño<br />

agotado.<br />

2. En el NT, sin embargo, los discípulos son principalmente el rebaño como pueblo escatológico de Dios (Mr. 14:27–28; Mt. 10:16;<br />

Lc. 12:32; Jn. 10:1ss). Son un rebaño pequeño (Lc. 12:32), pero no tienen porqué temer porque se les promete el dominio (cf. Dn.<br />

7:27). Las amenazas provienen de lobos que están tanto afuera (Mt. 10:16) como adentro (7:15). El rebaño se dispersará, pero<br />

después se volverá a reunir (Mr. 14:27–28), y los justos de todos los pueblos pertenecerán a él (Mt. 26:31–32). En Juan, el término<br />

«rebaño» sustituye al término ἐκκλησία que allí está ausente. Sus miembros conocen al Buen Pastor, creen en él, lo oyen y lo<br />

siguen (Jn. 10). En Juan 10:26 el significado podría ser que sólo los miembros predestinados <strong>del</strong> rebaño pueden creer, pero en el<br />

contexto <strong>del</strong> v. 24, el punto parece ser que el testimonio que encuentra oídos y obediencia en las ovejas de Jesús, no es ni comprendido<br />

ni creído por sus oponentes (cf. Mr. 4:11–12). El rebaño es la comunidad que Jesús congrega de en medio de Israel, y con<br />

la cual él asocia luego a aquellos que de entre los gentiles son hijos de Dios (v. 16). Después de su muerte y su resurrección, las<br />

ovejas descarriadas (1 P. 2:25) que no pertenecen al rebaño (Jn. 10:16) pero que son hijos de Dios dispersos (11:52), son congregadas<br />

en el rebaño escatológico. La muerte expiatoria de Cristo es la mediación para ser miembro en la comunidad de salvación.<br />

[J. Jeremias, VI, 485–502]<br />

πόλεμος [guerra, conflicto], πολεμέω [hacer la guerra, luchar]<br />

A. La comprensión religiosa de la guerra en el mundo griego y el helenismo.<br />

1. El problema.<br />

a. Homero y Hesíodo. Incluso antes de Homero, se siente que el favor divino descansa sobre las guerras santas, y que los dioses<br />

invocados en los tratados se disgustan cuando esos tratados se rompen. En Homero, la guerra está ligada al gobierno de los dioses.<br />

Aunque puede no haber dioses de la guerra en el sentido estricto, Ares es el héroe ideal y Atenea promueve la actividad marcial y<br />

la recompensa. Hesíodo acepta el punto de vista de que detrás de las guerras humanas hay planes divinos, pero para él la guerra no<br />

es una actividad humana natural ordenada por los dioses.<br />

b. La práctica religiosa. Los jóvenes atenienses juran su disposición para la guerra en nombre de Ares, y los soldados van a la batalla<br />

llevando en sus labios el sobrenombre de Ares.<br />

c. Reflexión crítica. Como resultado de la reflexión crítica surgen diversos puntos de vista. La guerra puede ser vista como un<br />

principio válido de vida, aun cuando no tenga paralelo en la naturaleza. La verdadera meta de la reflexión podría verse como la<br />

prevención más que la búsqueda de la guerra, puesto que la guerra a nadie aprovecha. Los griegos son demasiado realistas como<br />

para suponer que la guerra sea una sumisión humilde a la sabiduría de Atenea, quien interviene para arreglar las cosas conforme a<br />

la voluntad divina cuando falla el consejo humano. Con demasiada frecuencia las guerras se deben a la miopía y a un interés egoísta<br />

e inescrupuloso. Surge entonces la idea de que la guerra, aunque podría evitar el exceso de población, es un mal en el cual siempre<br />

interviene la maldad o la injusticia humana. Se equiparan entonces la guerra y el mal, y la guerra sólo puede evitarse cuando<br />

hay una resolución seria de combatir el mal interior, el cual tiene su raíz en la humanidad misma.<br />

2. Actitud general respecto a la realidad política de la guerra. Se plantea la pregunta práctica de cómo los individuos y los estados<br />

pueden hacer realidad los impulsos pacíficos, cuando sus vecinos no se lo permiten. El combatir sólo intelectualmente es a los ojos

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