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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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de Dios es declarada en la ley, el pecado no es una transgresión de la ley y por lo tanto no se registra ni se apunta de la misma<br />

manera en que lo es después de Moisés.<br />

[H. Preisker, II, 516–517]<br />

[p 229] ἐλπίς [esperanza], ἐλπίζω [esperar], ἀπελπίζω [desesperar], προελπίζω [ser el primero en esperar]<br />

ἐλπίς, ἐλπίζω<br />

A. El concepto griego de esperanza.<br />

1. Platón dice que la existencia humana está determinada no simplemente por la aceptación <strong>del</strong> presente y el recuerdo <strong>del</strong> pasado,<br />

sino también por la expectación <strong>del</strong> futuro, ya sea bueno o malo. Las esperanzas son proyecciones subjetivas <strong>del</strong> futuro. Las buenas<br />

ἐλπίδες son la esperanza en nuestro sentido, aunque posteriormente se suele usar ἐλπίς para esto. Para los griegos la esperanza<br />

es un consuelo en la angustia, pero es también engañosa e incierta excepto en el caso de los sabios, que la fundamentan sobre la<br />

investigación científica.<br />

2. Para Platón, lo que está en acción en la esperanza es el impulso hacia lo bello y lo bueno. Las esperanzas se extienden más allá de<br />

la vida presente, de modo que no hay porqué temer a la muerte. Los misterios juegan con la esperanza con su promesa de una vida<br />

de felicidad después de la muerte, y la esperanza se puede agrupar junto con la fe, la verdad y el eros como uno de los elementos<br />

de una vida auténtica.<br />

3. También son importantes las esperanzas terrenas. Zeus da esperanza, y a Augusto se le alaba por cumplir antiguas esperanzas y<br />

encender otras nuevas. El estoicismo, sin embargo, no tiene ningún interés por la esperanza. Es así como Epicteto usa este grupo<br />

de palabras solamente en el sentido de expectación, y se rehúye de la esperanza como simple proyección subjetiva <strong>del</strong> futuro.<br />

B. La visión de la esperanza en el AT.<br />

1. Normalmente la LXX usa ἐλπίζειν y ἐλπίς para חטַ בּ, ָ pero también para términos como לחָי, ַ הוַ ק, ָ y הוַ ְק תּ ִ (para detalles completos,<br />

ver el TDNT en inglés, II, 521–522).<br />

2. En este uso no hay una expectación neutral. La esperanza es la expectación <strong>del</strong> bien. Va ligada con la confianza y el anhelo, y se<br />

diferencia <strong>del</strong> temor. Mientras haya vida, hay esperanza (Ec. 9:4). No es un sueño que ofrece consuelo, pero también puede ser<br />

ilusoria. La vida de los justos se fundamenta en una esperanza que implica un futuro, porque su punto de referencia es Dios. Esperar<br />

es confiar. Esto se exige incluso en buenos tiempos. No se trata de nuestra propia proyección, sino de la confianza en lo que<br />

Dios va a hacer. Dios es nuestra esperanza (Jer. 17:7). No tiene nada que ver con el cálculo que puede dar un falso sentido de seguridad.<br />

No debemos confiar en las riquezas (Job 31:24) ni en la rectitud (Ez. 33:13) ni en el legado religioso (Jer. 7:4). Dios puede<br />

despedazar todos nuestros planes (Sal. 94:11; Is. 19:3). Aquellos políticos que construyen todo sobre fuerzas calculables quedarán<br />

confundidos (Is. 31:1). La esperanza mira a aquel a quien nadie puede dominar. Está, por tanto, liberada de la ansiedad (Is. 7:4)<br />

pero debe ir acompañada <strong>del</strong> temor de Dios (Is. 32:11). Por ello debe ser un tranquilo esperar en Dios (Is. 30:15); la falta de Job<br />

consiste en que no está dispuesto a aguardar (Job. 6:11). Si Dios ayuda en la angustia presente, finalmente pondrá fin a toda angustia<br />

(Is. 25:9, etc.). La esperanza, pues, capta la naturaleza provisional de todo presente terrenal, y es cada vez más una esperanza en<br />

el futuro escatológico.<br />

[R. Bultmann, II, 517–523]<br />

C. La esperanza en el judaísmo rabínico.<br />

1. Lingüísticamente, ἐλπίς encuentra poca equivalencia en el mundo rabínico; pero materialmente el concepto es común, especialmente<br />

en forma de esperanza mesiánica. La forma de esta expectación explica el fenómeno lingüístico.<br />

2. La expectación mesiánica. a. En sentido positivo se trata de la expectación <strong>del</strong> cumplimiento de las esperanzas judías, y en sentido<br />

negativo es una expectación <strong>del</strong> juicio contra los malvados. Las promesas pertenecen al pueblo en su conjunto; los individuos<br />

tienen parte en ellas sólo en tanto miembros <strong>del</strong> [p 230] pueblo. La base es que el futuro le pertenece a Dios, pero para participar<br />

en las promesas debe haber observancia de la ley así como confianza en Dios. La ley revela la voluntad de Dios, pero como modo<br />

de vida y no como sistema teórico. Esta voluntad no cambia con el eón futuro. La diferencia es que el Mesías, quien guarda la ley<br />

y la enseña, la extenderá a los gentiles. Pero la era mesiánica sólo vendrá cuando Israel mismo guarde la ley. b. El futuro, entonces,<br />

si bien descansa en manos de Dios, depende de la relación de su pueblo con él. El cumplimiento mesiánico se puede apresurar o<br />

demorar por la acción humana, y es así como a él se adjunta un elemento de incertidumbre, por lo menos en cuanto al momento de<br />

su venida. Sólo una estricta devoción a la observancia de la ley puede disipar esa incertidumbre, como se puede ver por el ejemplo

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