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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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214<br />

d. Pablo puede hablar de «nuestro» evangelio (2 Co. 4:3) o de «mi» evangelio (Ro. 2:16). También se puede referir al evangelio que<br />

«él» predicó (1 Co. 15:1; Gá. 1:11; cf. 2:2). No quiere decir con eso que tenga un evangelio especial. Solamente comparte con<br />

otros el único evangelio de Cristo (Gá. 1:16). [p 269] Es suyo porque le ha sido confiada su proclamación (1 Ts. 2:4; 1 Ti. 1:11).<br />

Él es su heraldo, apóstol y maestro (2 Ti. 1:10). Está llamado a predicarlo (Ro. 1:1) a los gentiles (Gá. 1:16). Sirve a Cristo como<br />

evangelista (Ro. 1:9). Es copartícipe <strong>del</strong> evangelio (1 Co. 9:23), y en cuanto tal es un sacerdote (Ro. 15:16) y un siervo (Ef. 3:7).<br />

Sufrir con él es sufrir con el evangelio (2 Ti. 1:8). Pero si él está en cadenas, el evangelio no lo está (2 Ti. 2:8ss). Su prisión es para<br />

defender y confirmar el evangelio (Fil. 1:7). Lo que le sucede a él promueve el evangelio. Los que le sirven a él, sirven al evangelio<br />

(Fil. 2:22). Él es padre de Timoteo por medio <strong>del</strong> evangelio (1 Co. 4:15).<br />

e. El evangelio enseña el uso correcto de la ley, al revelar la gloria de Dios (1 Ti. 1:11). Ley y evangelio no se hallan en antítesis<br />

directa. Los judaizantes también consideran que su propia enseñanza es evangelio. Sin embargo, para ellos el evangelio se convierte<br />

en proclamación de la ley. Lo que Pablo contrapone a la ley es la promesa, no el evangelio. La promesa data de antes de la ley, e<br />

inclusive en el AT constituye el verdadero fundamento de aceptación. Llega a su cumplimiento en Cristo y manifiesta el verdadero<br />

propósito de la ley. El evangelio de Pablo es el mismo que el de los otros (Gá. 1:11; 1 Co. 15:1ss). Su autor es el Señor resucitado<br />

(Lc. 24:19ss). Pero como apóstol a los gentiles, Pablo es el que confronta la cuestión de ley y evangelio. Los cristianos judíos observan<br />

la ley aunque son libres con respecto a ella. Pablo mismo hace eso (1 Co. 9:20). Pero la salvación se halla sólo en Cristo,<br />

tanto para circuncisos como para incircuncisos (cf. Gá. 2). Cristo no nos permite ser ni legalistas ni libertinos. El evangelio exige<br />

obediencia. Es un criterio de conducta (Fil. 1:27). Somos obedientes a él cuando somos activos en el ministerio <strong>del</strong> amor (2 Co.<br />

9:13ss).<br />

3. El Apocalipsis. En Apocalipsis 14:6–7 un ángel proclama el evangelio, el evangelio es eterno, y no se usa artículo. Puesto que el<br />

contenido parece ser el juicio, algunos piensan que aquí no se trata <strong>del</strong> evangelio de Cristo. Sin embargo, el que lo proclama es un<br />

ángel porque el tiempo es breve. Esta predicación es una señal <strong>del</strong> fin. El verdadero contenido no es el juicio sino el temor al Señor<br />

(Mr. 1:14–15) y la adoración al Creador (Hch. 14:15).<br />

C. Transición <strong>del</strong> término εὐαγγέλιον hacia la designación de un libro. En el NT el εὐαγγέλιον es la predicación oral. Los<br />

escritos de los apóstoles no son εὐαγγέλιον; lo declaran (cf. 1 Co. 15:1). Pronto, sin embargo, las obras que contienen las palabras<br />

y acciones de Jesús llegan a ser llamadas ellas mismas evangelio. Es así como los misioneros adquieren una misión tanto verbal<br />

como escrita. El evangelio se predica pero también se lee. Ignacio todavía usa «evangelio» en el sentido dinámico de Cristo como<br />

centro y meta de la historia de la salvación. En la Didajé abarca la tradición completa. Ireneo puede hablar de los Profetas y los<br />

Evangelios, e. d. el AT y el NT. Pero también se refiere a los cuatro Evangelios, todos los cuales, por supuesto, proclaman el mismo<br />

evangelio. Eusebio usa «Evangelio» para la colección completa así como para cada libro individual, y Clemente de Alejandría<br />

dice «en los evangelios» cuando cita una afirmación que en realidad se halla sólo en un Evangelio.<br />

εὐαγγελιστής. Excepto en escritos eclesiásticos, esta palabra es poco común. En el NT aparece tres veces: para Felipe en Hechos<br />

4:11, para Timoteo en 2 Timoteo 4:5, y para los evangelistas como grupo en Efesios 4:11. El evangelista no proclama oráculos,<br />

como entre los griegos, sino la buena noticia (Ro. 10:15). El término denota una función que los apóstoles también ejercían, si bien<br />

no todos los evangelistas eran apóstoles, y la función es de menor rango que la de los apóstoles en esas tres referencias. Se denota<br />

la proclamación congregacional así como misionera (cf. 2 Ti. 4:5). En la iglesia antigua los evangelistas continúan la obra de los<br />

apóstoles. La palabra llega a usarse también para designar al autor de un Evangelio.<br />

προευαγγελίζομαι. Esta palabra, que no se encuentra en el griego clásico, se usa en Gálatas 3:8 para mostrar que la promesa<br />

hecha a Abraham es una predicación anticipada <strong>del</strong> evangelio. El προ-ευαγγέλιον se convierte en εὐαγγέλιον cuando la promesa<br />

se cumple en Cristo (3:16) y queda asegurada para los gentiles la justificación por la fe.<br />

[G. Friedrich, II, 707–737]<br />

εὐαρεστέω, εὐάρεστος → ἀρέσκω<br />

[p 270] εὐδοκέω [estar satisfecho, complacerse en], εὐδοκία [buena voluntad, complacencia]<br />

εὐδοκέω<br />

A. εὐδοκέω fuera <strong>del</strong> NT. Desarrollada a partir de εὖ δοκεῖ τινί τι, esta palabra helenística popular figura en papiros e inscripciones<br />

así como en la LXX en diversas construcciones.<br />

a. Su sentido habitual es «complacerse o <strong>del</strong>eitarse en», p. ej. Dios en su pueblo, o en los justos, o en una ofrenda, pero también los<br />

seres humanos en el santuario, o en el sábado, o en la verdad. b. Un sentido adicional es «decidirse por», «escoger», «preferir», e<br />

incluso «adoptar». c. De aquí se desarrolla el sentido «querer», «tener voluntad de», «estar dispuesto o presto». d. Un significado

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