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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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324<br />

1. καρδία es el verdadero equivalente para el hebreo בל ֵ y ב ָבל, ֵ aunque también hallamos διανοία, ψυχή y, más raramente, νοῦς<br />

φρένες y στῆθος. En la LXX καρδία es el órgano principal de la vida humana, que incluye lo intelectual, lo volitivo y lo religioso.<br />

2. El judaísmo helenístico, p. ej. Filón, puede adoptar el mismo uso, aunque para Filón καρδία es un término inexacto, puesto que un<br />

órgano físico no puede ser la sede de una vida superior. En Josefo καρδία es sencillamente el órgano físico, aunque usa figuradamente<br />

εὐκαρδίως para «con valentía».<br />

3. El judaísmo rabínico sigue al AT en su uso de בל ֵ y ב ָבל. ֵ<br />

D. καρδία en el NT.<br />

1. La idea de que el corazón es el órgano central y la sede de la vitalidad física figura en el NT solamente en Lucas 21:34 y Santiago<br />

5:5.<br />

2. En el NT se da un rico uso de καρδία para a. la sede de los sentimientos, deseos y pasiones (p. ej. el gozo, la pena, el amor, el<br />

deseo y la lujuria; cf. Hch. 2:26; Jn. 16:6; 2 Co. 7:3; Ro. 10:1; 1:24); b. la sede <strong>del</strong> pensamiento y el entendimiento (cf. Mt. 7:21;<br />

Jn. 12:40; Hch. 8:22; Mr. 11:23; Ap. 18:7; Ro. 1:21); c. la sede de la voluntad (p. ej. Hch. 11:23; 2 Co. 9:7; Lucas 21:14); y d. el<br />

centro religioso con el cual trata Dios, que es la raíz de la vida religiosa, y que determina la conducta moral (p. ej. Lc. 16:15; Ro.<br />

5:5; 8:27; Ef. 3:17; Heb. 8:10; 2 P. 1:19; como el corazón <strong>del</strong> pecador, Mr. 7:21; Jn. 12:40; Ef. 4:18; Stg. 1:26; como el corazón<br />

<strong>del</strong> redimido, Mt. 11:29; 1 Ti. 1:5; 1 Ts. 3:13; Col. 3:22; 1 P. 3:15; Stg. 4:8, etc.).<br />

3. El significado de «parte interior de la tierra» figura en Mateo 12:40.<br />

καρδιογνώστης. Este término, que se encuentra por primera vez en el NT, se aplica a Dios como el que conoce el corazón (Hch.<br />

1:24; 15:8). Expresa la idea familiar de que Dios (o Cristo) puede penetrar lo más íntimo <strong>del</strong> ser, donde se toma la decisión respecto<br />

a él (cf. Lc. 16:15; Ro. 8:27; 1 Ts. 2:4; Ap. 2:23; y en el AT, 1 S. 16:7; 1 R. 8:39, etc.).<br />

σκληροκαρδία (→ σκληρός, σκληρότης, σκληρύνω). «Dureza de corazón» es el sentido de esta palabra de la LXX y el NT<br />

(acuñada a partir <strong>del</strong> hebreo ב ָבל ֵ ת ַלרְ ֶע). Se halla en Marcos 10:5 (y par.) y 16:14 (con ἀπιστία; cf. Ro. 2:5), y denota una pertinaz<br />

falta de receptividad a la declaración de la voluntad salvífica de Dios.<br />

[J. Behm, III, 608–614]<br />

καρπός [fruto], ἄκαρπος [sin fruto], καρποφορέω [dar fruto]<br />

καρπός. En griego secular hallamos a. el sentido literal «fruto», y b. el sentido general «producto» o «ganancia». El uso de la<br />

LXX es semejante; cf. a. en Números 13:27; Deuteronomio 11:17, y b. en Proverbios 12:14; Amós 6:12; Oseas 10:13; Salmo<br />

104:13. En los escritos iranios el alma se compara con una planta que debe producir fruto. Más tarde el judaísmo suele llamar al<br />

resultado de una acción su fruto, y en una imagen financiera esto podría expresar la idea de la retribución (aunque a veces sencillamente<br />

como interés, e. d. las consecuencias en esta vida a diferencia <strong>del</strong> capital que sólo será acreditado en el juicio).<br />

En el NT nos encontramos el sentido literal (a.) en Santiago 5:7, 18; Mateo 21:19; Marcos 4:29; Apocalipsis 22:2; Lucas 1:42 (los<br />

hijos). El sentido general (b.) denota primeramente los resultados de las acciones humanas, como en Mateo 3:8 (como prueba de la<br />

μετάνοια); Mateo 7:16 (expresión de la naturaleza interior); Mateo 21:43. Aquí los frutos son un criterio decisivo para el juicio. El<br />

poder que los produce puede ser el poder <strong>del</strong> pecado en el caso de los malos frutos (Ro. 6:20–21), o la comunión con Cristo (Jn.<br />

15:2ss) o el Espíritu Santo (Gá. 5:22) en el caso de los buenos frutos (cf. Ro. 6:22). Pero καρπός en este sentido puede ser también<br />

el resultado <strong>del</strong> ministerio (Ro. 1:13; Fil. 1:22). La colecta para [p 411] Jerusalén es un fruto en este sentido (Ro. 15:28). El sustento<br />

para Pablo traerá frutos para los filipenses (Fil. 4:17). La rectitud es fruto de la disciplina puesta por Dios (Heb. 12:11) o el fruto<br />

que da Dios a aquellos que buscan la sabiduría (Stg. 3:18). La muerte de Cristo es la condición previa para una rica cosecha en<br />

Juan 12:24.<br />

ἄκαρπος. Esta palabra, que significa «sin fruto» (cf. Jer. 2:6), es siempre figurada en el NT con la excepción de Judas 12. Los<br />

cristianos deben traducir su compromiso en rectitud; por eso no deben quedar sin fruto en el juicio (Tit. 3:14; 2 P. 1:8). Las malas<br />

obras son sin fruto porque no traen salvación (Ef. 5:11). El νοῦς queda sin fruto en el hablar en lenguas (1 Co. 14:14), y la palabra<br />

misma puede quedar sin fruto cuando cae entre espinos (Mt. 13:22). En Judas 12 los falsos maestros son comparados con árboles<br />

sin fruto.

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