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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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2. El pago en un rescate es cuestión de mutuo acuerdo, ya sea por la ley (Éx. 30:12) o por negociación. En las negociaciones la ley<br />

tiende a proteger al que compra, pero el fijar un equivalente es asunto subjetivo. Se necesita una forma legal para asegurar que la<br />

persona rescatada sea verdaderamente liberada. En el culto, la deidad o la tradición <strong>del</strong> santuario puede fijar el precio, aunque<br />

siempre es posible hacer cambios, y puesto que la aceptación de un rescate es un acto de gracia, el pago puede ser rehusado (cf.<br />

Nm. 35:31–32; Sal. 49:7).<br />

3. Los judíos comparten la opinión general, pero pasan más fácilmente de la idea de rescate a la de expiación.<br />

B. Los dichos sobre λύτρον en el NT.<br />

1. En el NT, λύτρον figura sólo en Marcos 10:45 y Mateo 20:28.<br />

2. En Marcos 10:45 Jesús es el Hijo <strong>del</strong> Hombre, y su obra mesiánica es un servicio en el cual él finalmente se entrega a sí mismo<br />

(cf. Jn. 10:11, 15, 17). Esto lo hace en obediencia de buen grado y por causa de los muchos, un número indefinido que tiene al<br />

menos una sugerencia de universalidad. La liberación es, muy obviamente, <strong>del</strong> pecado, aunque esto no se afirma; no se menciona a<br />

ningún receptor <strong>del</strong> rescate.<br />

3. El dicho le da claramente a la obra de Jesús una dimensión vicaria. El ἀντί («por») significa «en lugar de» así como «en favor<br />

de». Jesús hace por los muchos lo que ellos no pueden hacer por sí mismos y lo que nadie más puede hacer por ellos. Pero no se<br />

puede interpretar el dicho exclusivamente a la luz de algún único pasaje <strong>del</strong> AT (p. ej. Is. 53) ni separarlo de la historia narrada en<br />

los Evangelios. Al aceptar la bondadosa voluntad <strong>del</strong> Padre, Jesús sufre vicariamente la muerte en favor de los muchos que han<br />

caído víctimas de la muerte, y al hacerlo así inicia la nueva alianza con su sangre (Mr. 14:24). Su ministerio vicario involucra la<br />

necesidad de la muerte.<br />

4. Puesto que es Dios quien exige que se haga esta ofrenda vicaria, el rescate obviamente se le paga a Dios, no a Satanás. Si Dios no<br />

se menciona, es por reverencia a su nombre. El Dios de este dicho es el Dios <strong>del</strong> Salmo 90, cuyo juicio es la realidad de nuestro ser<br />

como pecadores, y con quien podemos hablar sólo desde lo profundo (Sal. 130).<br />

5. El dicho no explica porqué Dios exige un rescate en lugar de liberarnos gratuitamente. Dios no le debe explicaciones a nadie, sino<br />

que sigue su propia voluntad sabia y justa. Jesús acepta esto, y al hacerlo así nos revela que su muerte es el servicio obediente a<br />

Dios, por un lado, y el servicio vicario para nosotros, por el otro, en virtud <strong>del</strong> cual se obtiene la libertad <strong>del</strong> pecado.<br />

6. Jesús mismo, por supuesto, ha perdonado previamente el pecado (Mr. 2:5). Pero lo ha hecho como quien acepta el juicio santo de<br />

Dios sobre ese pecado (cf. Mr. 9:42ss), como quien ve que el perdón es un milagro divino (Mr. 10:27), y como quien demuestra la<br />

gravedad <strong>del</strong> pecado, el alcance pleno de la obediencia, y la verdadera realidad <strong>del</strong> perdón por su muerte expiatoria. Mediante su<br />

muerte, él cumple la condición <strong>del</strong> perdón sacando a los pecadores de la desobediencia y elevándolos hasta su propia obediencia, y<br />

posibilitando así la renovación en vez de simplemente fomentar un débil sentido de culpa. Ver que la aceptación voluntaria de la<br />

muerte por parte de Jesús es la condición [p 535] interior de su derecho de perdonar, es comprender porqué se exige un rescate. Es<br />

también comprender porqué esto no se puede explicar por anticipado, sino que resulta evidente sólo a la luz de su muerte.<br />

7. Si bien Jesús espera encontrar gentiles en su reino (Mt. 8:11; cf. 5:45), no ve ningún otro perdón válido sino el que él mismo<br />

dispensa en calidad de Cristo y Juez (Mt. 25:31ss). La gracia <strong>del</strong> Padre es gracia por medio de él (Lc. 15:11ss). Hay alegría en el<br />

cielo por un solo pecador que se arrepiente, pero Jesús es quien declara el perdón. Incluso aquellos que puedan entrar al reino sin<br />

conocerlo a él (Mt. 25:37ss) lo harán sólo en su nombre y en virtud de su obra de perdón.<br />

8. Las construcciones especulativas, tanto objetivas como subjetivas, tienden a perder de vista la significación decisiva de la relación<br />

entre Dios y nosotros en la expiación. Esta relación se fundamenta en la unidad vital <strong>del</strong> juicio de Dios y su bendición. En Cristo,<br />

Dios ha mostrado que él mismo es la realidad de esta unidad mediante la obediencia autosacrificial que combina la justicia divina<br />

y la gracia divina. Este rescate abre el perdón para los creyentes, y los libera para la obediencia por su parte, en auténtico amor<br />

tanto por Dios como por los demás.<br />

ἀντίλυτρον. Este término raro y tardío figura en el NT solamente en 1 Timoteo 2:6. Sobre la base de Marcos 10:45, este versículo<br />

usa ἑαυτόν en lugar de ψυχήν, πάντων en lugar de πολλῶν, y este elegante compuesto en vez <strong>del</strong> simple λύτρον. Tito 2:14<br />

contiene la misma idea.<br />

λυτρόω. Esta palabra significa «liberar mediante rescate», «dejar libre por un rescate», en voz media «comprar por rescate» y en<br />

pasiva «ser liberado mediante rescate». Se usan equivalentes rabínicos para el éxodo, para la liberación <strong>del</strong> dominio de Antíoco<br />

Epífanes, y para la redención final por la cual se hace oración. No hay idea de redención <strong>del</strong> pecado. En el NT sólo figura la voz<br />

media; se usa para el acto redentor de Dios o de Cristo. En Lucas 24:21 no hay idea alguna de un verdadero rescate, pero es claro

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