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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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en mente Jeremías 18:3 y Zacarías 11:13, de modo que no hay necesidad de postular un apócrifo de Jeremías. En lo que se refiere a<br />

Lucas 11:49, cf. Jeremías 7:25–26.<br />

3. Los apócrifos y los Padres.<br />

a. Los Padres apostólicos. Debemos distinguir en estas obras entre citas inexactas <strong>del</strong> AT y auténticas citas de obras apócrifas, de lo<br />

cual hay pocos casos, p. ej. en Bernabé 4.3; Hermas, Visiones 2.3.4.<br />

b. Padres posteriores. Justino, Ireneo, y especialmente los alejandrinos Clemente y Orígenes hacen uso de obras apócrifas (p. ej.<br />

Justino, Diálogo 120; Ireneo, Contra las herejías 4.6.2; Clemente de Alejandría, Stromateis 1.23.153.1; Orígenes, Comentario<br />

sobre Mateo 10:18 [13:57]). Orígenes defiende el uso de los apócrifos en la exposición <strong>del</strong> NT, pero después de su época se da una<br />

pronunciada declinación en la estima por las obras no canónicas.<br />

4. La preservación, revisión y canonización cristiana de los apócrifos judíos. Puesto que los judíos tienden a mofarse <strong>del</strong> uso que los<br />

cristianos hacen de los apócrifos, la iglesia desempeña una parte importante en la preservación de las obras no canónicas, aunque<br />

no sin revisarlas. Algunas de esas obras pasan a las listas canónicas de varias iglesias.<br />

5. Los apócrifos cristianos. Durante los primeros siglos, el cristianismo mismo produce diversos Evangelios, Hechos, Epístolas y<br />

Apocalipsis que han sido llamados apócrifos. La actitud de la iglesia ante tales obras no es completamente coherente. Hermas atrae<br />

cierto apoyo al principio, mientras que Clemente de Alejandría parece aceptar el Evangelio de los Egipcios (Stromateis 3.5.45.3).<br />

[p 472] Pero los Hechos apócrifos nunca son considerados válidos, e incluso ciertas obras que inicialmente cuentan con apoyo<br />

nunca obtienen acceso al canon.<br />

6. El término «apócrifo». En el judaísmo, las obras apócrifas son escritos no canónicos que no sólo no han de ser leídos en público,<br />

sino que son excluidos totalmente <strong>del</strong> uso religioso. En la iglesia antigua, por otra parte, el término figura primero en la lucha contra<br />

los falsos maestros y se refiere a los escritos esotéricos de éstos, con una insinuación de oscuridad de origen y falsificación.<br />

Posteriormente la iglesia llega a adecuar el término para aquellas obras judías (especialmente los apocalipsis) que no pertenecen al<br />

canon <strong>del</strong> AT. Cuando viene la reacción contra esas obras, queda abierto el camino para la aplicación <strong>del</strong> término a obras que no<br />

pertenecen al AT hebreo pero que son aceptables a causa de su lugar en la LXX. Pero, si bien Jerónimo y otros ofrecen una base<br />

para esta distinción, sólo en el protestantismo se establece el uso de este término. En el período patrístico el término se usa en<br />

diversas formas para obras pseudoepigráficas prohibidas, tanto judías como <strong>del</strong> NT, y para obras que no son condenadas en cuanto<br />

tales pero que simplemente no se consideran canónicas (p. ej. 1 y 2 Clemente, Ignacio y Policarpo). Mediante esta distinción final,<br />

que no necesariamente equivale a evitarlas totalmente, la iglesia reconoce que tiene en el canon todo lo que es necesario, y se protege<br />

de posibles peligros doctrinales.<br />

[A. Oepke, III, 987–1000]<br />

κτίζω [crear], κτίσις [creación], κτίσμα [criatura, creación], κτίστης [Creador]<br />

Puesto que la cuestión <strong>del</strong> «de dónde» <strong>del</strong> mundo involucra también las cuestiones de su meta y propósito, el concepto de creación<br />

desempeña una parte importante en la discusión filosófica.<br />

A. Repaso histórico. En muchas religiones el caos se halla al principio de todas las cosas como materia informe, privada de<br />

verdadero ser o cualidad, pero que constituye la semilla o la madre a partir de la cual toda la naturaleza llega a la existencia. Un<br />

paralelo psicológico es la idea de que el anhelo, el ἔρως o algo similar subyace a los procesos orgánicos. La noción egipcia de la<br />

autocopulación <strong>del</strong> dios original muestra que los inicios de ese tipo nunca son más que relativos. Los procesos naturales, desde<br />

luego, sugieren fuerzas de orden que están en conflicto con el caos, y en la medida en que la humanidad se coloca <strong>del</strong> lado de esas<br />

fuerzas surge para el género humano una meta trascendente, aunque no sin el reconocimiento de que el caos triunfa finalmente en<br />

la forma de destino. Otra noción en el pensamiento griego e indio es que la materia es el principio original de toda vida. Así, el<br />

mundo es para el estoicismo un movimiento circular armónico en el cual es tarea de la humanidad integrarse a sí misma, aunque<br />

también aquí parece que las cosas van a tomar inevitablemente su curso sin que importe cuál pueda ser la respuesta humana. Surge<br />

una cierta ambivalencia con las referencias a dioses-creadores. A veces a estos se les da precedencia, reciben los atributos supremos<br />

que en otros contextos se le dan al caos, y tienen poder ilimitado sobre la naturaleza, la humanidad y el mundo de los dioses<br />

(cf. el «Himno a Zeus», de Arístides). En esas mismas líneas se hallan intentos de explicar la creación como un milagro o un acto<br />

de poder, ya sea mediante la palabra o mediante el éxtasis. Esos puntos de vista avanzan en la dirección de un Creador personal,<br />

pero se ven impedidos de alcanzar esta meta ya sea por las concepciones mágicas, por abstracciones en virtud de las cuales el<br />

mundo debe su origen a la idea <strong>del</strong> ser bueno o supremo, o por el concepto de las emanaciones. Allí donde se presuponen las emanaciones,<br />

puede originarse un dualismo entre la deidad original (concebida negativamente) y la creación material. En forma alterna,<br />

el dualismo zoroástrico a<strong>del</strong>anta la visión de que las dos fuerzas originales <strong>del</strong> bien y <strong>del</strong> mal están en conflicto.

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