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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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e. μαραναθά. Esta expresión en 1 Corintios 16:22 («Señor nuestro, ven») es un clamor de anhelo por la parusía, pero es también una<br />

plegaria eucarística que pide una pregustación de la comunión final en la Cena (cf. Did. 10.6; también Ap. 22:20).<br />

4. La Cena <strong>del</strong> Señor en Pablo.<br />

a. Relación con la Cena <strong>del</strong> Señor en la comunidad primitiva. Puesto que Hechos 2:42, 46 difícilmente puede referirse a la Cena <strong>del</strong><br />

Señor, no tenemos información directa acerca de su observancia en la iglesia antigua. La frase «partimiento <strong>del</strong> pan», que denota<br />

una comida en común, no justifica la comunión con el pan solo.<br />

b. 1 Corintios 10 y 11. La cena vespertina de 1 Corintios 11:20 (que se efectúa el domingo en Hch. 20:7; cf. 1 Co. 16:2; 11:20ss) ya<br />

no está conectada con la Pascua. La asociación de la Cena <strong>del</strong> Señor con el pan y el vino, y no ya con el cordero, facilita esa disociación.<br />

El rito tiene lugar en el contexto de una comida en común, lo cual da pie a escándalos en Corinto. Como memorial de la<br />

muerte de Cristo, exige una seriedad apropiada (1 Co. 11:23ss). Cuando se falla en hacer esto realidad, sobreviene el juicio (vv.<br />

28ss). La comunión con el Señor descarta la comunión con los demonios en los banquetes de los ídolos (1 Co. 10:14ss).<br />

c. El pensamiento de Pablo acerca de la Cena. El significado es la comunión personal con Cristo (1 Co. 10:3–4, 16–17; 16:22). La<br />

comunión con Cristo crea comunión unos con otros (1 Co. 10:16–17). El contenido central de los dichos eucarísticos es la muerte<br />

vicaria de Cristo (11:26); mediante ella se establece una nueva alianza. La Cena es observada entre los tiempos; en ella miramos<br />

hacia atrás a la primera venida, y hacia a<strong>del</strong>ante a la segunda (11:24ss). Hay un fuerte énfasis en los elementos en cuanto representan<br />

el cuerpo y la sangre de Cristo. Si la fiesta es una fiesta de conmemoración, lo es en el mismo sentido que la Pascua, e. d. como<br />

una representación, como la proclamación de la realidad presente <strong>del</strong> acto salvífico de Dios en la historia. La Cena es una acción<br />

cultual solemne, pero difiere de las fiestas paganas por cuanto el rito sacrificial queda excluido y el compartir no es burdamente<br />

sensorial. La participación en la presencia de Cristo se relaciona, no con el comer y el beber por sí solos, sino con la acción completa.<br />

La unión no es resultado de una mera observancia <strong>del</strong> rito, sino que viene por medio de la propia acción de Cristo por la<br />

palabra y el Espíritu, de modo que la Cena no se espiritualiza ni se materializa, sino que se le da una interpretación realista y aún<br />

así histórica y espiritual. Exige una actitud apropiada, que ha de ponerse a prueba mediante el autoexamen y que puede ser corregida<br />

por el castigo divino. Los participantes deben preguntarse si están en las condiciones debidas según el indicativo y el imperativo<br />

<strong>del</strong> evangelio.<br />

5. La Cena <strong>del</strong> Señor en Juan.<br />

a. El discurso en Juan 6. En vez de un relato de la institución, Juan ofrece reflexiones sobre ella en conexión con la alimentación de<br />

los cinco mil (Jn. 6). Jesús es el pan de vida, su pan es su carne ofrecida de manera vicaria, y el tomar su carne y su sangre trae<br />

comunión con él y vida eterna. Pero no son la carne y la sangre en sí lo que da vida, sino el Espíritu.<br />

b. La perspectiva de Juan. Cuando se toman el pan y el vino, Cristo está presente. El pan y el vino representan la carne y la sangre<br />

que constituyen su persona. Median la vida eterna por la unión con Cristo. Esto no lo realizan los elementos mismos, ya que es el<br />

Cristo vivo, espiritual y exaltado el que está presente y el que se imparte a sí mismo. Los conceptos de presencia y comunión concuerdan<br />

con las [p 432] tradiciones más tempranas. El realismo de Juan está alejado tanto de una visión simbólica como de una<br />

visión mágica; la presencia de Cristo por el Espíritu confiere el don de una comunión salvífica.<br />

6. La Cena <strong>del</strong> Señor en la época postapostólica.<br />

a. La Didajé. En esta obra la Cena ha de celebrarse el domingo, en el contexto de una comida en común, y con oraciones específicas<br />

y con expectación escatológica (cf. el uso <strong>del</strong> Maranatha). Está presente la idea de comunión. Se dan requisitos para la participación,<br />

y entre los nuevos elementos están el concepto de sacrificio y la inclusión de la inmortalidad y <strong>del</strong> conocimiento entre los<br />

dones (9–14).<br />

b. Ignacio. En referencias dispersas, Ignacio halla al Cristo resucitado en acción en la eucaristía, advierte contra la recepción indigna,<br />

y ve en la Cena una representación de la unidad. Sin embargo, tiende a helenizar el concepto de vida y a materializar la operación<br />

con su entendimiento de la eucaristía como medicina de inmortalidad. A la eucaristía se la llama sacrificio de alabanza, y es el<br />

obispo quien debe presidirla (cf. Efesios 13.1; Fila<strong>del</strong>fios 4; Esmirniotas 7.1; 8.1; Efesios 20.2).<br />

c. Los Hechos apócrifos. Estos se deslizan hacia un sacramentalismo mágico y un misticismo sectario, al convertir la eucaristía en un<br />

misterio gnóstico (cf. Hechos de Juan 109; Hechos de Tomás 27; 49–50; 121; 133; 158).<br />

[J. Behm, III, 726–743]<br />

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