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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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c. Con la tierra, el cielo se halla bajo el señorío de Dios. Dios es Señor de cielo y tierra (Mt. 11:25; cf. Gn. 24:3). Lo es no sólo como<br />

Creador (cf. Ap. 17:18), sino como Padre, e. d. como Dios de la alianza. Con Isaías 66:1, Mateo 5:34 y Hechos 7:49 describen el<br />

cielo y la tierra como la esfera absoluta <strong>del</strong> dominio de Dios. Cuando venga el Hijo <strong>del</strong> Hombre, recogerá a sus elegidos <strong>del</strong> extremo<br />

de la tierra hasta el extremo <strong>del</strong> cielo, paradoja <strong>del</strong>iberada que se propone indicar una recolección universal.<br />

[p 720] d. Al cielo y la tierra se les da una nueva relación mediante la obra salvífica de Cristo. Esto se expresa con «en el cielo y en<br />

la tierra» de Efesios 1:10 y Colosenses 1:16, 20. Junto con «todas las cosas», esta frase denota que se abarca absolutamente todo y,<br />

sin embargo, hace que «todas las cosas» sea algo más concreto. Las cosas celestiales probablemente han de equipararse con las<br />

cosas «invisibles» de Colosenses 1:16. El universo, en este sentido total, está estrictamente relacionado con Cristo. Su propio ser<br />

está fundado en él, por quien se ha realizado la obra de la reconciliación y de la paz. La fórmula sirve de base para la idea <strong>del</strong> cuerpo<br />

en Colosenses 1:18. Todo en el cielo y en la tierra está integrado como un cuerpo cuya cabeza es Cristo (Ef. 1:10, 21–22). En 1<br />

Corintios 8:5–6 los muchos dioses de cielo y tierra podrán ser llamados señores, pero no tienen realidad. Lo que es real se define<br />

sólo por el único Dios y el único Señor. En Efesios 3:15 todas las familias en el cielo y en la tierra se derivan no simplemente de<br />

Dios el Creador, sino <strong>del</strong> Dios que es el Padre de Jesucristo. En Apocalipsis 5:3 Cristo es el único en el cielo y en la tierra que<br />

puede abrir el libro, y en 5:13 toda la creación, en el cielo, en la tierra y debajo <strong>del</strong> mar, alaba al Cordero. En Hechos 2:17–18, la<br />

efusión <strong>del</strong> Espíritu implica señales y prodigios arriba en el cielo y abajo en la tierra. En Mateo 28:18 el Cristo resucitado tiene<br />

plena ἐξουσία en el cielo y en la tierra; en virtud de su obra salvífica, ninguna entidad ejerce autonomía. La unidad de cielo y<br />

tierra realizada por la obra de Cristo halla su expresión en la petición de Mateo 6:10 de que se haga la voluntad de Dios en la tierra<br />

como se hace (ya) en el cielo. La tierra es elevada al cielo, o el cielo desciende a la tierra, pero el cielo es superior porque allí se<br />

hace la voluntad de Dios y allí está puesto su trono (cf. Heb. 8:1, 4). Sin duda, lo que se decide en la tierra es ratificado en el cielo<br />

(Mt. 16:19), pero sólo en la comunidad escatológica en la que ya se hace la voluntad de Dios, de modo que hay una unidad de<br />

tierra y cielo. En Lucas 15:18, 21 «contra el cielo y contra ti» representa cielo y tierra, aunque aquí es probable que «el cielo»<br />

signifique «Dios». El εἰς significa «contra», no «hasta [el cielo]».<br />

2. Dios en el cielo.<br />

a. A Dios se le llama «el Dios <strong>del</strong> cielo» sólo en Apocalipsis 11:13; 16:11. Esto denota una afinidad de Dios con el cielo, pero no<br />

viceversa, ya que el cielo es obra de Dios. Lo que se da a entender es no sólo la trascendencia divina sino el dominio divino. Dios<br />

gobierna desde el cielo, e inicia en el cielo su obra de salvación. «Padre <strong>del</strong> cielo» en Mateo (5:16, 45; 6:1, 9, etc.) y en Marcos<br />

(11:25) tiene el mismo sentido, pero con más énfasis en su relación con la humanidad. «Padre» no es simplemente un sustituto de<br />

«Dios». En los casos en que no se añade «<strong>del</strong> cielo», tenemos principalmente enunciados de Jesús acerca de su Padre. Los dichos<br />

paralelos muestran que «<strong>del</strong> cielo» denota la libertad de Dios respecto a toda restricción; él sabe, ve y puede hacer todas las cosas.<br />

El «desde» de Lucas 11:13 muestra que Dios actúa desde el cielo.<br />

b. Se piensa a veces que «cielo» se usa como sustituto de «Dios», p. ej. en la expresión «reino de los cielos». Pero el NT no muestra<br />

temor alguno por usar el nombre de Dios, y si bien el cielo obviamente se relaciona con Dios, también puede ayudar a definir el<br />

señorío de Dios como aquello que desciende <strong>del</strong> cielo. El cielo, entonces, lleva una referencia a la obra salvadora de Dios. El reino<br />

de Dios pone en movimiento al cielo (Mt. 3:2) e irrumpe desde él.<br />

c. El trono de Dios está en el cielo, o es el cielo mismo (Heb. 8:1; Mt. 5:34). Aquí «trono» denota el gobierno. El punto no es que el<br />

cielo sea el lugar donde Dios está ubicado, sino que expresa su señorío absoluto e inviolable.<br />

3. El cielo y Jesucristo.<br />

a. A Jesucristo se le espera desde el cielo (1 Ts. 1:10). Vendrá con las nubes <strong>del</strong> cielo (Mt. 14:34; 24:30); la expresión implica<br />

apoteosis. Su señal será visible en el cielo. El sentarse a la derecha de Dios se conecta con el venir desde el cielo (Mr. 14:62). En 1<br />

Tesalonicenses 1:10, la resurrección de Cristo de entre los muertos se relaciona con su venida <strong>del</strong> cielo (cf. 1 Co. 15:23, 47). Su<br />

resurrección es la base de la parusía. Cuando el Señor descienda <strong>del</strong> cielo, los que hayan muerto en Cristo resucitarán (1 Ts. 4:16).<br />

Habrá una manifestación de lo que está escondido en el cielo (2 Ts. 1:7). En este ocultamiento [p 721] radica el πολίτευμα de los<br />

creyentes, mientras aguardan a su Salvador que vendrá <strong>del</strong> cielo (Fil. 3:20). La venida de Cristo significa la manifestación escatológica.<br />

b. Puesto que Jesús viene <strong>del</strong> cielo, es natural referirse a Cristo como el señor o amo en el cielo (Col. 4:1). No se trata tanto de una<br />

referencia de ubicación, sino de gobierno. Cristo es señor sobre los creyentes, y es el gobernante que ve y conoce todas las cosas.<br />

c. En Hechos 2:32ss, la resurrección y la exaltación a la derecha de Dios implican la ascensión (v. 34). Una lectura de Lucas 24:51<br />

insinúa la ascensión. En Hechos 1:10–11 los discípulos ven a Jesús subir hasta el cielo, que es aquí el margen <strong>del</strong> ámbito celestial<br />

que lo recibe y lo oculta. El cielo representa también la soberanía de Dios que todavía ha de consumarse en la tierra (2:35; 3:21).<br />

El factor determinante es que el cielo se ve desde el punto de vista de la diestra de Dios (1 P. 3:22; Mr. 16:19). En Hechos 3:21 el

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