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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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Cristo (Heb. 1:3; cf. 1 Jn. 1:7ss). Para este mismo concepto Pablo usa ἁγιασμός en 1 Corintios 1:30; 1 Tesalonicenses 4:7; Romanos<br />

6:19; este término es más dinámico.<br />

ἐκκαθαίρω. «Limpiar», «purgar», «separar». Pablo usa esta palabra en 1 Corintios 5:7 para la acción de eliminar la levadura, e. d.<br />

quitar todas las abominaciones, y en 2 Timoteo 2:21 para dejar de lado lo vergonzoso.<br />

περικάθαρμα. Esta forma más intensiva de κάθαρμα es común en el griego secular para a. la ofrenda expiatoria, b. los indignos y<br />

marginados, y c. lo que se descarta después de la purificación. Todos esos sentidos son adecuados en la descripción que Pablo hace<br />

de sí mismo como ἀκαθαρσία τοῦ κόσμου en 1 Corintios 4:13.<br />

[F. Hauck, III, 423–431]<br />

καθεύδω [dormir]<br />

A. Uso general.<br />

1. Respecto a los seres humanos.<br />

a. El sentido primario es «dormir». El sueño es altamente estimado en la antigüedad, pero el activismo de los griegos y romanos<br />

encuentra de mal gusto el dormir demasiado; las horas de la madrugada hasta la salida <strong>del</strong> sol son el período principal de producción<br />

intelectual (lucubraciones). El sueño tranquilo en tiempos de peligro (cf. Sócrates) es señal de grandeza.<br />

b. El sueño también es considerado como una incursión de lo suprasensual, de modo que la antigüedad pone mucha atención a los<br />

sueños. Se hacen intentos por interpretarlos científicamente; en su mayoría tienen que ver con cosas materiales como la prosperidad<br />

o la pobreza, la salud o la enfermedad, etc. Al acto de dormir en un templo se le asocia cierta significación religiosa.<br />

[p 380] c. Figuradamente el sueño tiene una referencia negativa, p. ej. falta de concentración o una vida inactiva o vegetativa.<br />

d. Puesto que el dormir abarca la ambivalencia de la vida y la muerte <strong>del</strong> hombre, se plantea la pregunta de si la vida misma no será<br />

un estar dormidos, y su actividad un simple sueño. Pero también se equipara el dormir con la muerte, de donde se infiere la inmortalidad.<br />

2. Respecto a los dioses y héroes.<br />

a. Homero encuentra natural que los dioses deban dormir el sueño seguro de los héroes, pero la filosofía considera sin sentido esa<br />

idea, ya sea con referencia a personificaciones de la naturaleza o a Dios en sentido supremo.<br />

b. La idea de dioses que duermen persiste en la religión menos intelectualizada y está íntimamente ligada al problema de la muerte<br />

(cf. a Atis, sin vida pero incorruptible; el Endimión que duerme con sus ojos abiertos; y el culto cretense a Zeus que muere y renace).<br />

B. El sueño en el AT y en el judaísmo.<br />

1. Respecto a los seres humanos.<br />

a. También el AT valora altamente el sueño. Nos refresca (Jer. 31:26), y Dios lo protege (Éx. 22:25–26). Incluso en el sueño los<br />

justos pueden meditar sobre la ley (Sal. 1:2), y su sueño es dulce (Pr. 3:24), ya que Dios no duerme (Sal. 121:3), y por eso están a<br />

buen seguro (Sal. 3:5). En efecto, Dios les da el sueño a sus amados (Sal. 127:2). Por otra parte, el dormir demasiado es una indolencia<br />

culpable (Pr. 10:5), se condenan los lechos lujosos de los ricos (Am. 6:4), y los siervos diligentes no duermen.<br />

b. Las visiones procedentes de Dios vienen durante el sueño (Gn. 15:2; 1 S. 3:1ss). Estas pueden asumir la forma de sueños que<br />

necesitan interpretación; cf. la escala de Jacob (Gn. 28:10ss), los sueños de José (Gn. 37:5, 9) y sus interpretaciones (Gn. 40:5ss;<br />

41:1ss), así como los sueños de Zacarías y de Daniel. Los sueños proféticos denotan el favor divino, pero los sueños también pueden<br />

engañar (Nm. 12:6–7; 1 S. 28:6; Jl. 2:28). En el juicio divino el sueño puede ser también estupefacción (Is. 51:20).<br />

c. El AT no usa καθεύδειν para designar la pereza, pero sí usa el término de manera neutral para referirse a la muerte (cf. Dn. 12:2).<br />

2. Respecto a los ídolos que duermen y Dios que no duerme. Elías reta a los sacerdotes de Baal: tal vez el dios de ellos está dormido<br />

y hay que despertarlo (1 R. 18:27). En cambio, el Dios de Israel «no se adormece ni duerme» (Sal. 121:4). Sólo es mitológico el<br />

modo de expresión, pero no el concepto, p. ej. en Salmos 44:23; 78:65.

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