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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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blo a semejanza suya (cf. Gá. 3:26–27). La gloria de Dios brilla en su rostro y trae la luz de la nueva creación (2 Co. 4:6; 5:17ss).<br />

El poder que actúa en todo esto es el de Cristo, de modo que uno puede con gozo jactarse de su propia debilidad (2 Co. 12:9). El<br />

amor de Cristo rige a aquellos que le pertenecen (2 Co. 5:14ss). En este amor uno tiene un nuevo conocimiento de su obra de reconciliación<br />

que equivale a una nueva creación (v. 17). Esta nueva creación está basada en la reconciliación que Dios ha realizado<br />

por medio de Cristo (vv. 18ss). Dios estaba en Cristo, de modo que él es el mediador de la salvación, el representante de Dios ante<br />

nosotros. Ahora los apóstoles les ruegan a los hombres, en nombre de Cristo, que se reconcilien con Dios. Al hacerlo así sufren por<br />

él (Fil. 1:29). Para Pablo, Cristo es entonces el que alcanza la victoria por medio de la derrota. Todo esto lo halla presentado en la<br />

Escritura <strong>del</strong> AT (1 Co. 15:3ss). Cristo volverá como Juez (2 Co. 5:10), pero el énfasis se pone en su amor (Gá. 2:20), o en su<br />

gracia (1:6), o en su mansedumbre y humildad (2 Co. 10:1), o en su perseverancia (2 Ts. 3:5) o en su verdad (2 Co. 11:10), cualidades<br />

todas que se manifiestan en el Jesús histórico.<br />

b. Los seguidores de Cristo le pertenecen a él mediante el bautismo, en cuanto a muerte y resurrección junto con él (Gá. 2:19–20). Su<br />

objetivo es enaltecerlo a él (Fil. 1:20). La mente de Cristo debe gobernarlos (1 Co. 2:16). Cristo está en ellos (Ro. 8:10). Ellos<br />

tienen su Espíritu (8:9), que es el Espíritu de Dios que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos (8:11). Este Espíritu los hace<br />

hijos de Dios (8:17) e imitadores de Cristo (1 Co. 11:1) en la renuncia a agradarse a sí mismos (Ro. 15:3) y en la acogida a los<br />

débiles (v. 7). Sus seguidores constituyen su cuerpo (1 Co. 12:12). Cristo es el cuerpo, y ellos, al estar en él, son los miembros. En<br />

cuanto a tales no pueden pertenecer a una prostituta (6:15) ni a Belial (2 Co. 6:15). Participan <strong>del</strong> cuerpo y de la sangre de Cristo<br />

en la Cena <strong>del</strong> Señor (1 Co. 10:16). Cristo es también la cabeza (1 Co. 11:3). En este sentido, él es supremo, y sus seguidores son<br />

esclavos suyos (1 Co. 7:22). Las iglesias de Cristo (Ro. 16:16) son su esposa (2 Co. 11:2) o una carta escrita por él (3:3). Pablo,<br />

mediante su labor, tiene parte en el triunfo de Cristo a medida que difunde por todas partes la fragancia <strong>del</strong> conocimiento de Cristo<br />

(2:14–15). La tarea de los apóstoles consiste en proclamar la buena noticia de la cual él es el contenido (1 Co. 1:17). Los falsos<br />

apóstoles se hacen pasar por apóstoles de Cristo (2 Co. 11:13). Cristo habla por medio <strong>del</strong> verdadero apóstol (13:3). Si los apóstoles<br />

son gloria suya (2 Co. 8:23), son también sus esclavos (Gá. 1:10). Ellos están en Cristo (12:1–2) y son administradores de Cristo<br />

(1 Co. 4:1). Su obra es la de Cristo (cf. Fil. 2:30). Los que sirven a Cristo son aceptables a Dios (Ro. 14:18). Pablo está dispuesto<br />

a desprenderse de todo con tal de ganar a Cristo (Fil. 3:8). Pero también está dispuesto a ser separado de Cristo por causa de<br />

Israel (Ro. 9:3). En respuesta a una facción en Corinto, muestra que Cristo murió por todos (1 Co. 1:12–13). Todos gozan de libertad<br />

mediante su lealtad a Cristo (3:21ss).<br />

c. Pablo suele usar preposiciones con «Cristo» para expresar la relación con el campo de fuerza que queda establecido por su obra<br />

salvífica. El bautismo nos introduce «a Cristo» (cf. Ro. 16:5). Entonces estamos «con Cristo» (Fil. 1:23). Dios realiza su obra «por<br />

medio de Cristo» (cf. 2 Co. 1:5); esto nos da confianza en Dios (3:4). El estar «en Cristo» expresa la operación de la salvación en<br />

el campo de fuerza que Cristo establece. Gálatas 2:17 se refiere al acontecimiento y la recepción de la salvación; [p 1317] 1 Corintios<br />

4:15 a la obra; Gálatas 1:22 a la comunidad salvada; y 2 Corintios 12:2 a los miembros. En este campo de fuerza todos los<br />

acontecimientos son causados y ordenados espiritualmente por Dios, por medio de Cristo.<br />

3. Las epístolas principales: Jesucristo y Cristo Jesús.<br />

a. La expresión común «Cristo Jesús» implica conocimiento de Cristo como el que, llamándose Jesús, trae la salvación. Tiene una<br />

fuerte relación con ὁ Χριστός o Χριστός (cf. Gá. 3:27 y Ro. 6:3). Jesucristo es el autor de la acción de gracias o <strong>del</strong> fruto de<br />

rectitud (Ro. 1:8; Fil. 1:11). Ha sido designado juez (Ro. 2:16). El apostolado de Pablo procede de él (Gá. 1:1) en un acto de gracia<br />

divina (1:15). ἐν Χριστῷ Ἰησοῦ tiene el mismo significado que ἐν Χριστῷ (cf. Gá. 2:4, 17; 1 Co. 1:4–5; Ro. 3:24; Fil. 3:14,<br />

etc.). Los miembros de la iglesia son santificados en Cristo Jesús (1 Co. 1:2). Se glorían en Cristo Jesús (Fil. 1:26). Pablo es el<br />

padre de los creyentes en Cristo Jesús (1 Co. 4:15).<br />

b. Diversas formulaciones muestran la conexión de «(ὁ) Χριστός» y «Cristo Jesús» o «Jesucristo», p. ej. en relación con la cruz (1<br />

Co. 1:7; Gá. 3:1), o con la resurrección (Ro. 6:4; 8:11), o con su gracia (Gá. 1:6; Ro. 5:15), o con su revelación (Gá. 1:16, 12).<br />

«Cristo Jesús» es común en enunciados acerca de la fe, ya que la fe se centra en su obra de salvación y, sin embargo, él es también<br />

su autor. Los creyentes son de Cristo pero también pertenecen a Cristo Jesús (1 Co. 15:23; Gá. 5:24). Jesucristo, o Cristo, está en<br />

ellos (2 Co. 13:5; Ro. 8:10). Pablo es un apóstol de Cristo Jesús pero se refiere también a los apóstoles de Cristo (1 Co. 1:1; 2 Co.<br />

11:13). Es claro que «el Cristo», «Cristo», «Cristo Jesús» y «Jesucristo» son todas las expresiones con la misma fuerza.<br />

4. «Señor Jesucristo» y «el (nuestro) Señor Jesucristo». «Señor Jesús» (1 Co. 12:3) se convierte en «Señor Jesucristo» en Filipenses<br />

2:6ss, donde, en el contexto, «Cristo» tiene el sentido de Salvador mesiánico. Pablo predica a Cristo Jesús el Señor (2 Co. 4:5; cf.<br />

Ro. 14:7ss). Con un encargo divino, Cristo es nuestra sabiduría, etc. (1 Co. 1:30). Su filiación y su señorío abarcan modalidades<br />

tanto terrenales como eternas (Ro. 1:3–4). Así como hay un solo Dios, así hay también un solo Señor, Jesucristo (1 Co. 8:6). Por<br />

medio de él existen todas las cosas, p. ej. la gracia y la paz de los saludos (Ro. 1:7; Gá. 1:3, etc.). Los que tienen por Padre a Dios<br />

tienen por Señor a Jesucristo. La expresión completa «Señor Jesucristo» es importante en los saludos y en enunciados como el de 1<br />

Corintios 15:31 o en la fórmula bautismal de 1 Corintios 1:2. A Dios se le confiesa como Padre de nuestro Señor Jesucristo en<br />

Romanos 15:6. 1 Corintios 1 amontona referencias a Cristo Jesús etc. con el fin de señalarle a su iglesia su verdadera base y de

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