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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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Los acontecimientos morales, así como los físicos, se hallan bajo el control divino, y la meta es una humanidad racional. Como los<br />

dioses no pueden fallar, el resultado es una confianza gozosa.<br />

2. El AT. La única expresión directa de providencia en el AT se halla en Job 10:12, pero la creencia en que el Dios de la creación<br />

sustenta el mundo y lo dirige se halla presente por doquier (cf. Sal. 65:6ss; 104; Os. 2:10; Job 9:5ss). Dios se asegura de que sus<br />

designios se cumplan (Sal. 19:6; Job 38:33; Pr. 8:29; Jer. 5:22). No tenemos aquí una idea neutral o abstracta, sino al Dios personal<br />

que rige la historia de su pueblo (Dt. 32:39; 2 R. 19:25ss) y configura el destino de todos los pueblos (Am. 2:1ss; 9:7; Gn. 11:1ss;<br />

Is. 41:2ss). Demostrando su presencia por medio de milagros (1 S. 12:16ss), Dios prevé la historia (Is. 22:11) y elige instrumentos<br />

para llevar a efecto sus propósitos en ella (Is. 49:1ss). Los creyentes quedan envueltos en los acontecimientos que Dios dirige, y<br />

por eso experimentan su guía y ven que sus vidas están en manos de él (Pr. 20:24; Job 5:18ss; Sal. 16:5ss). Hasta el mal es un<br />

medio en manos de Dios (Am. 3:5–6; Is. 45:7). De modo incomprensible, está al servicio de su plan de salvación (cf. Gn. 50:20).<br />

La forma en que el AT ve la providencia es fuertemente teocéntrica y volitiva.<br />

3. El judaísmo. A través de todas las presiones de la historia, el judaísmo mantiene la fe <strong>del</strong> AT en la providencia de Dios. Esto<br />

resulta evidente en los grandes apocalipsis, en que las personas y los acontecimientos están al servicio de fines previamente conocidos,<br />

y la historia sigue un curso predeterminado cuya meta final es el gobierno de Dios. La ley es una garantía providencial de la<br />

presencia dinámica de Dios, y sus mandamientos son instrumentos de la providencia. Dios controla todas las situaciones, de modo<br />

que uno siempre puede entregarse a él en la oración, si bien la providencia en este sentido no niega la libertad humana. Para expresar<br />

la idea de providencia, el judaísmo helenístico asume el término πρόνοια. Es natural que Dios como Padre se interese por sus<br />

hijos. Por eso actúa para evitar lo que es dañino, y para lograr lo que es beneficioso (cf. Filón y Josefo). Incluso se desarrolla el<br />

hábito de llamar a Dios πρόνοια (4 Mac. 9:24), y Filón puede describir la providencia en términos estoicos (cf. De las leyes especiales<br />

3.189).<br />

[p 631] 4. El NT. El hecho de que el NT no exprese el concepto de providencia es una ilustración de su distinción respecto de la<br />

filosofía. La creencia está implícita, pero según las líneas <strong>del</strong> AT. Dios, como Creador, es Señor de cielos y tierra (Mt. 11:25). Él<br />

dirige el curso de la historia hacia la meta que él mismo le ha puesto (Ro. 11:36). Predomina el amor de Dios que se pone en acción<br />

en Cristo. Esto es lo que se refleja en el hecho de que Dios haga brillar el sol y caer la lluvia sobre toda la gente (Mt. 5:45) y<br />

en su cuidado por todas sus criaturas (6:26ss). Dios interviene en todas las cosas para el bien de aquellos que lo aman (Ro. 8:28), y<br />

nada los puede separar a ellos de su amor (8:35ss; cf. Fil. 2:13). Esta fe les da a los individuos su lugar en el dominio teleológico<br />

que Dios tiene de la historia (Ro. 9–11) con el establecimiento de su reino como meta. El plan previsto de salvación, manifestado<br />

en la historia en Cristo, llega a su consumación más allá de la historia.<br />

5. La iglesia antigua. Los Padres Apostólicos heredan el concepto de providencia. El germinar de las semillas da testimonio de la<br />

resurrección (1 Clem. 24.5) y la iglesia es la obra de la divina providencia (Hermas, Visiones 1.3.4). Las ideas filosóficas se entremezclan<br />

con el interés soteriológico primario (Atenágoras, Súplica 1.1). Si Ireneo atribuye claramente la providencia al Dios de la<br />

salvación (Contra las herejías 4.36.6), Clemente de Alejandría la considera como una verdad racional, dudar de la cual es cosa no<br />

cristiana (Stromateis 1.52.1ss). La filosofía misma es para él una obra de la providencia, que prepara el camino para el evangelio<br />

(1.18.4; 6.128.3). La tendencia, entonces, es a separar la providencia y la salvación en ramas distintas de la operación divina que<br />

están relacionadas, pero que no lo están orgánicamente.<br />

ὑπονοέω, ὑπόνοια. El verbo significa «pensar en secreto», «sospechar» o, más generalmente, «conjeturar». En el NT sólo se usa<br />

en Hechos, y sin significación teológica. Significa «suponer» en 13:25, «sospechar» en 27:18, y «conjeturar» en 27:27. El sustantivo<br />

tiene sentidos tales como «opinión secreta», «conjetura», «ilusión» y «significado escondido» (p. ej. metáforas o alegorías).<br />

En 1 Timoteo 6:4, que describe el gusto de los falsos maestros por los debates de palabras, la referencia es a las sospechas malvadas<br />

o insinuaciones con las que ellos tratan de desacreditar a quienes se les oponen.<br />

νουθετέω, νουθεσία. El verbo significa «impartir entendimiento», «poner a derecho», «poner en el corazón». El énfasis se pone<br />

en ejercer influencia, no simplemente sobre el intelecto sino sobre la voluntad y la disposición. La palabra adquiere entonces sentidos<br />

tales como «amonestar», «advertir», «hacer recordar» y «corregir». Describe un medio básico de educación. Filón y Clemente<br />

de Alejandría hablan acerca de cómo Dios o Cristo nos advierten, nos censuran y nos animan de este modo. La idea no es de castigo,<br />

sino de un ruego moral que conduce a la enmienda. En este sentido, adquiere el significado de «disciplinar». La filosofía, sin<br />

embargo, no lo usa técnicamente para su propia labor. La LXX hace poco uso de él; significa «reprender» en 1 Samuel 3:13,<br />

«amonestar» en Job 4:3, y «corregir» en Job 30:1; 36:12. El sustantivo, que significa «amonestación» o «corrección», es común en<br />

Filón, para quien representa las advertencias divinas en cuanto se diferencian de los castigos divinos. El único uso en la LXX se<br />

halla en Sabiduría 16:6 (las plagas <strong>del</strong> desierto como advertencia), pero Job 5:17 tiene el sinónimo νουθέτημα. El grupo aparece<br />

en el NT sólo en Pablo. En Efesios 6:4 el sustantivo representa un medio de formación cristiana, e. d. la amonestación o instrucción<br />

que corrigen sin provocar. En 1 Corintios 10:11, los juicios de Dios en el AT tienen un significado pedagógico; están escritos<br />

para nuestra instrucción. El verbo denota una función pastoral. Pablo advierte y enseña (Col. 1:18) con miras a llevar a los creyentes<br />

a la madurez en Cristo. La amonestación es una parte central de la cura de almas (Hch. 20:31). Las críticas son palabras pater-

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