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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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d. En el NT, como en el AT, el amor y la ira no son mutuamente excluyentes en Dios. Es por la ira que se mide la grandeza de su<br />

misericordia, y por la misericordia la grandeza de la ira. Allí donde el amor se ve confrontado por una resistencia impía, tiene la<br />

forma de ira (cf. Mr. 3:5; Mt. 18:34). Aquellos que aceptan la misericordia quedan liberados de la ira, y los que desprecian la misericordia<br />

quedan sujetos a la ira (Lc. 2:34; Mt. 3:12; Mr. 4:12). Los dos malhechores que son crucificados con Jesús ilustran de un<br />

modo vívido esta verdad (Lc. 23:39ss).<br />

e. ¿Cuál es la relación entre la ὀργή de Dios y su μακροθυμία (paciencia)? Por una parte, la μακροθυμία es un instrumento de<br />

misericordia que les da a los pecadores espacio para arrepentirse (cf. Ro. 2:4; Ap. 2:21; 2 P. 3:9); por eso está al servicio de la<br />

manifestación de la riqueza de la gloria en los vasos de misericordia. Por otra parte, cuando es despreciada, es un instrumento de<br />

ira que confirma el [p 705] poder de Dios en la destrucción de los vasos de ira. La revelación de la ira es el contraste indispensable<br />

de la de la misericordia, como en Romanos 1:17–18; 3:23.<br />

f. El NT ve que la ira de Dios va dirigida contra la ἀδικία humana, pero su mensaje es el <strong>del</strong> triunfo de la δικαιοσύνη divina sobre<br />

la ἀδικία humana. Entonces, si la maldad humana está al servicio de la justicia de Dios, ¿es Dios injusto al infligir la ira (Ro. 3:5)?<br />

Más aún, ¿puede haber justicia alguna en la ira de Dios cuando el propio Dios abandona a la humanidad al caos de la maldad (Ro.<br />

1:18ss)? La primera respuesta de Pablo es que aquellos que se percatan de que son pecadores que no merecen nada de manos de<br />

Dios, están plenamente conscientes de que la ira de Dios es su justo juicio sobre el mundo. Sólo un pensamiento impío puede razonar<br />

de otro modo (3:7–8). Su segunda respuesta es que la ira de Dios y su rectitud van unidas en una forma que humanamente es<br />

inconcebible. Es precisamente porque Dios tiene que mostrar su ira contra todos nosotros, que otorga la rectitud de fe en fe y precisamente<br />

de este modo vindica su justo juicio (3:26). La obra vicaria de Cristo es la solución de Dios a la aparente tensión o dilema.<br />

3. La revelación de la ira divina.<br />

a. En Jesús y su mensaje. Aunque las referencias directas son poco frecuentes (Mr. 1:43; 3:5; Mt. 9:30; Jn. 11:33, 38), la ira es una<br />

característica integral de Jesús mismo. Su enojo manifiesta su humanidad, pero sus objetos apuntan a su deidad. Se enoja contra las<br />

fuerzas que se oponen a Dios, p. ej. Satanás (Mt. 4:10), los demonios (Mr. 1:25), la lepra (Mr. 1:41), los malos e hipócritas (Jn.<br />

8:44; Mt. 12:34), los desobedientes (Mr. 1:43) y los incrédulos (Jn. 11:33). Su dolor airado ante los fariseos es el <strong>del</strong> Señor misericordioso<br />

cuyo amor no se encuentra sino un odio legalista que quiere la ley y no el amor, y por eso reacciona con una hostilidad<br />

despiadada (Mr. 3:5–6). Especialmente severa es la ira que se muestra en la parábola contra el siervo malo a quien se perdona tan<br />

generosamente peroque luego rehúsa perdonar (Mr. 14:34). También es terrible el enojo de Jesús contra las ciudades que rechazan<br />

su llamado a la conversión (Mt. 11:20ss) y contra los mercaderes que profanan el templo (Mt. 21:12ss). En una extraña acción<br />

parabólica, también expresa su ira contra aquellos que retienen los frutos <strong>del</strong> arrepentimiento (Mr. 11:14; cf. Lc. 13:7). Esta es la<br />

ira <strong>del</strong> Juez escatológico que puede separar de la comunión (Mt. 21:12) y echar al hades (11:23). De palabra y de obra Jesús manifiesta<br />

la ira escatológica de Dios. Él es el Señor <strong>del</strong> juicio final (Sal. 2:12) que niega a los hacedores de iniquidad (Mt. 7:23), que<br />

destruye a los enemigos (Lc. 19:27), y que echa al horno de fuego (Mt. 13:42). Apocalipsis 19:15 ofrece un panorama similar.<br />

También Apocalipsis 6:16, cuando se refiere a la ira <strong>del</strong> Cordero. El mismo Cordero que se somete al juicio humano ejercerá al<br />

final el juicio divino sobre aquellos que desprecian su ofrenda vicaria de sí.<br />

b. Manifestación histórica y escatológica. Como los conceptos de reino y de salvación, ὀργή puede tener una referencia tanto<br />

escatológica como histórica.<br />

(a) Las palabras e imágenes que la acompañan (p. ej. palabras tales como venida y día, e imágenes como el fuego y la copa) le dan a<br />

ὀργή un sentido escatológico. El NT comienza con el mensaje <strong>del</strong> Bautista, de la ira venidera y cómo librarse de ella (Mt. 3:7ss).<br />

Jesús rara vez usa los términos ὀργή y ὀργίζομαι, pero encuentra un lugar para la ὀργή escatológica en la última tribulación (cf.<br />

Lc. 21:23) y en el juicio final. En Romanos 2:5 el último día es el día de la ira, y este es el contexto <strong>del</strong> drama de la ira al final <strong>del</strong><br />

NT en el Apocalipsis (cf. el gran día de ira en 6:17).<br />

(b) Sin embargo, hay también una ira histórica que ya está presente. Jesús mismo está presente como el Juez santo. Él retrata la<br />

manifestación histórica de la ira en Lucas 13:2ss. Pablo discierne una acción de la ira en Romanos 1:18ss. Relacionada con la<br />

acción de la justicia, esta está vinculada con Cristo, cuya venida significa tanto gracia como juicio. A la luz <strong>del</strong> evangelio, la ira de<br />

Dios puede verse en la pecaminosidad <strong>del</strong> mundo. Esta manifestación temporal apunta hacia la manifestación plena y final, de<br />

modo que hay que predicar tanto la ira presente como la futura (2:8) así como la justificación presente y la futura. Los dos aspectos<br />

van juntos en Romanos 2:5ss; 3:5; 4:15; 13:4–5; 1 Tesalonicenses 2:16. En Romanos 3:7 se trata de la ira presente, pero el término<br />

κρίνομαι confiere una cualidad escatológica.<br />

[p 706] (c) En el NT la ira se retrasa; Dios es lento a la ira. Hay paralelos para esta idea en el mundo griego, el AT y los rabinos.<br />

Como ya se señaló, este retraso tiene una doble función (Ro. 9:22; cf. 2:4). No debemos anticipar la ira retrasada de Dios ejerciendo<br />

nosotros mismos la retribución (12:19).

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