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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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2. βαπτίζειν en contextos sacros y semejantes. Este uso es poco común; se lo puede hallar en algunos papiros, en Plutarco y en los<br />

escritos herméticos, pero no en un sentido técnico.<br />

3. El sentido de los ritos. Un tema subyacente es el de lavar y purificar. Diversos líquidos, entre ellos el agua, se pueden usar para<br />

lavar la impureza ante Dios. Sin embargo, el agua da vida, y por eso otro tema es la vivificación por medio de un ahogamiento<br />

simbólico, p. ej. en el Nilo; el ahogarse conecta al que se ahoga con el dios y así confiere divinidad. Pero la idea de purificación es<br />

predominante, si bien ésta es cultual, no moral, y por eso se vuelve objeto de crítica, p. ej. por Platón, Filón y Josefo. Hay que<br />

destacar, sin embargo, que el propio término βαπτίζειν no tiene gran significación cultual.<br />

C. βαπτίζειν en el AT y el judaísmo. En la LXX βάπτειν (βαπτίζειν figura sólo en 2 R. 5:14) se usa para «mojar» en Jueces 2:14;<br />

Josué 3:15; Levítico 4:6; 11:32. Es posible que el baño de Naamán en el Jordán en 2 Reyes 5:14 tenga cierta significación sacramental.<br />

Posteriormente, βαπτίζειν se convierte en término técnico para las purificaciones (cf. Jt. 12:7). Luego llega a ser usado<br />

para el lavamiento de los prosélitos, aunque es difícil determinar cuándo se originó esta práctica; parece intrínsecamente poco<br />

probable que hubiera comenzado después <strong>del</strong> bautismo cristiano. Al igual que otras purificaciones, es una continuación de los ritos<br />

de purificación <strong>del</strong> AT, que son cúlticos pero no mágicos, y tienen la meta legal de la pureza ritual. El prosélito queda colocado en<br />

una nueva posición, y a partir de ese punto debe observar la ley. No hay aquí idea alguna de muerte y regeneración, y el término<br />

hebreo לבט que está detrás de βαπτίζειν no significa hundir, ahogar ni perecer.<br />

[p 98] D. El bautismo de Juan. Este bautismo (Mr. 1:4ss; Jn. 1:25ss; Hch. 1:5; 11:16, etc.) es un poderoso despertar mesiánico <strong>del</strong><br />

cual brota el cristianismo. Tal como lo presentan los Evangelios no parece ser producto <strong>del</strong> sincretismo <strong>del</strong> Cercano Oriente. Las<br />

analogías más próximas están en el judaísmo, especialmente en el bautismo de prosélitos. Como este, el bautismo de Juan plantea<br />

grandes exigencias al pueblo elegido. A diferencia de él, tiene un énfasis ético y escatológico más apremiante. Juan está preparando<br />

al pueblo para la venida inminente de Dios. Su bautismo es un rito de iniciación para la reunión de la comunidad mesiánica. Él<br />

mismo bautiza activamente, de modo que el uso pasivo de βαπτίζειν se hace ahora más común que la voz media que se halla en<br />

otros contextos. El punto principal es la purificación, conectada con el arrepentimiento, con una insinuación de purificación para el<br />

eón venidero. El contraste con el bautismo <strong>del</strong> Espíritu y fuego muestra que hay al menos alguna influencia de la idea de una inundación<br />

vivificante, pero la dimensión escatológica descarta una muerte y regeneración en sentido individualista.<br />

E. El bautismo cristiano.<br />

1. Jesús mismo se hace bautizar pero no bautiza él personalmente (cf. Jn. 3:22; Jn. 4:2). La impecabilidad de Jesús no excluye su<br />

bautismo (Mt. 3:14–15) puesto que su concepto de mesianidad incluye la identificación con los pecadores (cf. Jn. 1:29). Si Jesús<br />

no bautiza personalmente, sí endosa el bautismo de Juan (Mt. 11:30) pero con un énfasis en su propia muerte como un «ser bautizado»<br />

(Mr. 10:38–39) (cf. la figura <strong>del</strong> AT en Sal. 42:7; 69:1; Is. 43:2; Cnt. 8:7).<br />

2. El bautismo cristiano es practicado desde el principio mismo (Hch. 2:38ss). Esto no es simplemente porque los discípulos de Juan<br />

ingresan en la iglesia. Se basa claramente en un mandato <strong>del</strong> Señor resucitado, no importa qué objeciones críticas se puedan presentar<br />

a Mateo 28:18, 20.<br />

3. Sintácticamente βαπτίζειν está conectado con βάπτισμα en Hechos 19:4. El medio se expresa mediante el caso dativo (Mr. 1:8:<br />

agua; Mr. 1:8: el Espíritu Santo) o con ἐν, «en» (Mt. 3:11, etc.), y una vez con εἰς (Mr. 1:9). El punto de llegada se expresa normalmente<br />

con εἰς, «hacia» (e. d. «para») o «hacia dentro de», como en Mateo 3:11; Gálatas 3:27, etc. «Hacia dentro de» Cristo, o<br />

<strong>del</strong> nombre trino y uno, no tiene un sentido místico sino un sabor más legal (cf. el uso comercial de «en nombre de» para «a cuenta<br />

de», y la invocación y confesión <strong>del</strong> nombre de Cristo en el bautismo [Hch. 22:16; cf. 19:3]).<br />

4. La significación salvífica <strong>del</strong> bautismo en Cristo. La meta <strong>del</strong> bautismo es la vida eterna, pero no principalmente por vía de una<br />

vivificación. A pesar de 1 Pedro 3:20–21; Juan 3:5–6; Tito 3:5, la idea <strong>del</strong> baño purificador es más fundamental (1 Co. 6:11; Ef.<br />

5:26; Heb. 10:22). La piedad bíblica descarta las evaluaciones mágicas de los objetos y acciones religiosas. Por eso el bautismo no<br />

tiene una eficacia puramente externa y en sí mismo es poco importante (1 Co. 1:17; Heb. 9:9–10; 1 P. 3:21). Como acción de Dios<br />

o de Cristo, su fuerza la deriva de la obra reconciliadora de Dios o de la muerte expiatoria de Cristo (1 Co. 6:11; Ef. 5:25–26; Tit.<br />

3:4–5). Objetivamente nos coloca en Cristo y nos arranca de la esfera de la muerte (Adán). La justicia imputada nos impulsa hacia<br />

la renovación ética, ya que la justificación forense (en Pablo) conduce hacia la comunión espiritual con Cristo; sólo se exige una<br />

distinción de pensamiento, pero no un verdadero salto o transición. El bautismo es participación en la muerte y resurrección de<br />

Cristo, que efectúa una transición hacia la nueva creación, si bien el traducir esto hacia la realidad <strong>del</strong> eón presente sigue siendo<br />

una tarea por realizar. Pablo bien puede haber asumido en este punto la terminología de los misterios de entonces, pero el contenido,<br />

e. d. la relación histórica, la nueva creación escatológica y la justificación no mística, es diferente. Con la muerte de Cristo, el<br />

bautismo tiene un carácter de acto que se realiza de una vez por todas. Lo que tenemos es más una metafísica de Cristo que un<br />

misticismo de Cristo, y si hay conexiones espirituales, no hay una transformación mágica de la naturaleza humana. 1 Corintios<br />

10:1ss combate una visión materialista (a diferencia de una visión objetiva), y si bien 1 Corintios 15:29 parece sugerir un bautismo<br />

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