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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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[G. Bertram, IV, 912–923]<br />

νῆστις [hambriento, que está ayunando], νηστεύω [tener hambre, ayunar], νηστεύω [ayuno, hambre]<br />

488<br />

1. Significado <strong>del</strong> término. νῆστις significa «el que no ha comido», «que está vacío», después «que ayuna». νηστεύω significa<br />

«estar sin comida o hambriento», pero principalmente «ayunar». El sustantivo νηστείω significa «pasar hambre», generalmente<br />

«ayunar».<br />

2. El ayuno en la Antigüedad. El ayuno se encuentra en todas las religiones. Es la abstención temporal de la alimentación, por<br />

razones religiosas. Al principio es más común entre los griegos que entre los romanos, pero se difunde por todo el mundo antiguo.<br />

El temor a los demonios desempeña un papel [p 619] en esto; también se ve como un medio de prepararse para tratar con la deidad.<br />

El ayuno fúnebre se debe al temor a la infección demoníaca. Los sacerdotes egipcios ayunan antes de entrar al santuario. El<br />

ayuno también prepara el camino para las revelaciones extáticas. En la antigüedad hay poca relación entre el ayuno y la ética.<br />

3. El ayuno en el AT y en el judaísmo. El AT usa diversos términos para ayunar. Muchos aspectos <strong>del</strong> ayuno veterotestamentario son<br />

los mismos que en otros contextos. Existe un ayuno de duelo por los muertos, que expresa la pena (1 S. 31:13). Moisés ayuna antes<br />

de recibir los mandamientos (Éx. 34:28), como lo hace también Daniel antes de recibir sus visiones (Dn. 9:3). El ayuno expresa<br />

también la sumisión a Dios, ya sea en el caso de individuos (2 S. 12:16ss) o <strong>del</strong> pueblo (Jue. 20:26, etc.). El ayuno va acompañado<br />

de la oración (Jer. 14:12), especialmente la oración penitencial (1 S. 7:6). El que ayuna suele asumir la postura de un doliente (cf. 1<br />

R. 21:27). El ayuno dura un día (Jue. 20:26); tres días en Ester 4:16. En el ayuno de siete días de 1 Samuel 21:13, el ayuno propiamente<br />

dicho es solamente durante el día. El único ayuno cultual es el Día de la Expiación (Lv. 16:29ss). Se establecen ayunos<br />

especiales para recordar la caída de Jerusalén (Zac. 7:3, 5; 8:19). Los profetas protestan contra la idea de que el ayuno meramente<br />

exterior consigue el ser oído por Dios (cf. Jer. 14:12; Is. 58:1ss). Para ellos, el verdadero ayuno es un abajamiento <strong>del</strong> alma que<br />

conduce a la acción moral. El judaísmo encuentra un puesto importante para el ayuno. Los autores apocalípticos se preparan mediante<br />

él para recibir la revelación. El ayuno confirma los votos y la oración. Tiene eficacia ante Dios para el perdón, la curación y<br />

el exorcismo, aunque el verdadero ayuno implica necesariamente el arrepentimiento. Los devotos convierten el segundo y quinto<br />

días de la semana en ayunos adicionales, pero nunca se ayuna en días de festividad especial, en días de preparación, ni en el sábado.<br />

Se dan ayunos más largos de hasta 40 días, y se pone mucho énfasis en los gestos de duelo al ayunar. Los fariseos, los discípulos<br />

<strong>del</strong> Bautista, y los terapeutas observan todos el ayuno. Filón enaltece la νηστεία como refrenamiento ascético. Se establecen<br />

reglas para los ayunos públicos, y después de la destrucción <strong>del</strong> templo el ayuno individual tiende a sustituir los sacrificios, puesto<br />

que otorga expiación, garantiza la escucha divina, y produce santidad. Pero hay advertencias de que se requiere también la penitencia,<br />

y a los alumnos se les aconseja no excederse en los ayunos.<br />

4. El ayuno en el NT. Jesús inaugura su ministerio con un ayuno de 40 días, correspondiente al de Moisés. Pero Jesús, como<br />

Mediador de la nueva alianza, ya ha recibido la revelación de Dios, y ayuna con el fin de quedar equipado para conformar su dignidad<br />

y poder mesiánico. Parece que durante su ministerio no emprende ayunos especiales, si bien observaba naturalmente los<br />

ayunos públicos, y no les prohíbe a sus oyentes ayunar. Sin embargo, para Jesús el ayuno es un servicio a Dios y una señal de<br />

verdadera conversión. Hay que hacerlo en secreto, y sin ir acompañado de señales de duelo. Sus discípulos no ayunan como los <strong>del</strong><br />

Bautista (Mr. 2:18ss), ya que la presencia <strong>del</strong> Mesías significa regocijo como ante la presencia de un novio. La nueva edad es una<br />

edad de gozo. Sólo la era de la espera (que comenzará después de su muerte) es un tiempo de ayuno (cf. Jn. 16:20). El mensaje<br />

escatológico de Jesús trasciende el ayuno, pero, puesto que hay una brecha entre el amanecer de la salvación y su consumación,<br />

hay espacio para el ayuno, no como una obra piadosa, sino como señal de una actitud interior. Los dichos acerca <strong>del</strong> remiendo y<br />

los odres están relacionados con la cuestión <strong>del</strong> ayuno en Marcos 2:18ss. Esta conexión mantiene la idea de que la nueva edad ha<br />

venido como una era de gozo. Sin embargo, el ayuno va de la mano con la oración en Hechos 13:2–3 y 14:23, cuando se envían<br />

misioneros y se designan ancianos. Las epístolas no mencionan el ayuno; ni siquiera se incluye en Hebreos 13:16.<br />

5. El ayuno en la iglesia antigua. El ayuno voluntario en días específicos se vuelve a hacer presente en la iglesia antigua (los<br />

miércoles y los viernes, según Did. 8.1). El ayuno pascual se prescribe para todos los cristianos en el siglo II (Eusebio, Historia<br />

eclesiástica 5.24.12ss). También se hace habitual el ayuno anterior al bautismo (Did. 7.4), al igual que el ayuno antes de la comunión.<br />

Las razones que se dan para ayunar son el fortalecimiento de la oración, el prepararse para la revelación, la expresión <strong>del</strong><br />

pesar, la ayuda a los pobres con la comida que se ahorra, y el reconciliar a los penitentes con Dios. Las críticas al ayuno se basan<br />

en los profetas <strong>del</strong> AT (Bern. 3.1ss), y hay una tendencia a subordinar [p 620] el rito a la interioridad y a lo ético (Hermas, Semejanzas<br />

5.3.5ss). Pero la iglesia antigua muestra poca conciencia <strong>del</strong> enfoque distintivo de Jesús acerca <strong>del</strong> ayuno.<br />

[G. Bertram, IV, 912–923]<br />

νήφω [ser sobrio], νηφάλιος [sobrio, controlado], ἐκνήφω [ponerse sobrio, despabilarse]<br />

νήφω

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