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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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364<br />

queda bajo la maldición de Deuteronomio 21:23, pero al soportar de manera vicaria esta maldición nos redime de la maldición de<br />

la ley y hace llegar la prometida bendición de Abraham a todos los pueblos.<br />

3. Mateo 22:40. El verbo tiene aquí el sentido figurado «depender de». Hay paralelos para este sentido en el mundo griego (generalmente<br />

con preposición), y encontramos también esfuerzos por reducir las leyes morales a principios básicos, tanto entre autores<br />

clásicos como rabínicos. En el NT la ley <strong>del</strong> amor siempre es considerada preeminente (cf. Ro. 13:9; Gá. 5:14). El hecho de que a<br />

veces el amor al prójimo se mencione solo, y a veces como secundario, y a veces se coloque junto al amor a Dios, no tiene significación<br />

esencial. La metáfora de Mateo 22:40 hace que todos los demás mandatos pendan de la ley <strong>del</strong> amor como de un clavo. No<br />

son formas de cumplir este mandato, ni son juzgados por su cercanía a él. Más bien, este mandato es la base que los sustenta. Dios<br />

es el Dios <strong>del</strong> amor, y sus hijos deben ser impelidos por su amor y reflejarlo en sus vidas. Los muchos mandatos no se derivan<br />

lógicamente <strong>del</strong> único, ni se los puede reducir lógicamente a él. El único mandato <strong>del</strong> amor es la ley fundamental de toda acción en<br />

la fe. Al actuar en el poder <strong>del</strong> amor, los creyentes son liberados de otras exigencias y gozan de la libertad de su condición de hijos.<br />

4. Lucas 19:48. Aquí el sentido es el de una atención fija («pendientes de las palabras de Jesús»). En esta alternativa a Mateo 22:23<br />

tenemos uno de los toques humanos de Lucas.<br />

[G. Bertram, III, 915–921]<br />

κρίνω [juzgar], κρίσις [juicio], κρίμα [decisión, fallo], κριτής [juez], κριτήριον [medio de juicio], κριτικός [capaz de juzgar],<br />

ἀνακρίνω [investigar], ἀνάκρισις [audiencia], ἀποκρίνω [responder, contestar], ἀνταποκρίνομαι [replicar],<br />

ἀπόκριμα [decisión, sentencia], ἀπόκρισις [respuesta], διακρίνω [juzgar], διάκρισις [discernimiento], ἀδιάκριτος [imparcial],<br />

ἐγκρίνω [clasificar con, contar entre], κατακρίνω [condenar], κατάκριμα [condena, condenación], κατάκρισις [condenación],<br />

ἀκατάκριτος [no condenado], αὐτοκατάκριτος [autocondenado], πρόκριμα [prejuicio], συγκρίνω [interpretar]<br />

A. Datos lingüísticos. La palabra κρίνω significa «separar», luego «seleccionar», «decidir», «juzgar», «evaluar», «ir a juicio»,<br />

«buscar justicia», también «explicar», luego «creer», «resolver». La LXX usa κρίνω principalmente para términos legales, si bien<br />

también puede denotar liberación de los oprimidos (Sal. 72:2). El sentido <strong>del</strong> NT es habitualmente «juzgar», con Dios o el hombre<br />

como sujeto, y ya sea en sentido oficial o personal. También encontramos «determinar» en Hechos 16:4, «valorar» Romanos 14:5,<br />

«considerar como» en Hechos 13:46, «pensar» en Hechos 15:19, y «gobernar» en Mateo 19:28 (sentido bíblico). Teológicamente,<br />

el uso más importante es para el juicio divino (p. ej. Ro. 2:16).<br />

[F. Büchsel, III, 921–923]<br />

[p 461] B. El término <strong>del</strong> AT ט ָפּ ְשׁ ִמ.<br />

1. La raíz טפשׁ. Este término comporta el doble sentido de «gobernar» y «juzgar». Al juzgar, el punto no es llegar a una decisión o<br />

sentencia sino restaurar una relación (Gn. 16:5). Este es el énfasis en Isaías 2:4 (aunque cf. 1 S. 24:13). El gobernar y el juzgar van<br />

juntos (1 S. 8:20; 2 S. 15:4); es difícil decir cuál de los dos tiene prioridad (cf. Éx. 2:14). Hacer justicia es parte <strong>del</strong> oficio <strong>del</strong> rey.<br />

El sustantivo, que se forma con מ, denota el juicio como sentencia pero también como proceso. Conlleva los matices de uso legal,<br />

norma y derecho, pero con una transición distintiva hacia los conceptos de gracia divina y salvación.<br />

2. Dios como dador y guardián <strong>del</strong> ט ָפּ ְשׁ ִמ. Es una antigua idea <strong>del</strong> AT el que Dios es Juez. Él es a la vez legislador y parte legal, que<br />

vela por las relaciones <strong>del</strong> pueblo y actúa en su favor contra sus enemigos. Como gobernante <strong>del</strong> pueblo, Dios es también su juez.<br />

Su juicio manifiesta su señorío y le da una orientación ética. Dios ha hecho una alianza con su pueblo. Por eso toda ley está referida<br />

a él. La relación histórica hace posible el usar los términos legales con sentido teológico; esto no es posible con los dioses de la<br />

naturaleza, los cuales son fundamentalmente ajenos a atributos tales como la justicia y la rectitud. La situación histórica que se<br />

presupone en «Yo soy el Señor tu Dios» significa que Dios ha tomado la iniciativa y que basa las exigencias de la alianza sobre la<br />

promesa de la alianza. No hay en Israel lugar alguno para leyes seculares; todas las acciones legales tienen su fuente en la alianza.<br />

Como Juez, Dios es también el Guardián y Auxiliador de su pueblo contra las amenazas foráneas (Jue. 11:27; 2 S. 18:31; Dt.<br />

33:21). Las victorias de Israel son los juicios de Dios. Su protección a Israel es el establecimiento universal de su justo gobierno.<br />

3. ט ָפּ ְשׁ ִמ como relación. El ט ָפּ ְשׁ ִמ divino no es simplemente un principio legal o una norma moral. Regula las relaciones en una<br />

sociedad específica. Dios está metido con su pueblo. Se interesa tanto por guardar su promesa como por poner en vigor la observancia<br />

de su mandato. Sus decisiones judiciales están al servicio de su designio de alianza, el cual es un designio de salvación.<br />

Otros pueblos podrán tener relaciones semejantes con otros dioses (cf. 1 R. 18:28; 2 R. 17:24ss), pero hay un agudo contraste con<br />

respecto a ellas, como se ve en sus modalidades de culto.

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