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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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1. Uso. En el NT, παραβολή figura 45 veces en los Evangelios y dos veces en Hebreos, mientras que παροιμία figura tres veces en<br />

Juan y una vez en 2 Pedro. El uso es el mismo que el de ל ָשׁ ָמ-παραβολή en el AT y en los rabinos. En los Evangelios, la<br />

παραβολή es un dicho corto combinado con una comparación, un dicho proverbial, o, en la mayoría de los casos, una parábola en<br />

el sentido habitual. En Hebreos es un «tipo» o «contraparte».<br />

2. Definición y forma de las parábolas <strong>del</strong> NT. Más que una metáfora (Mt. 16:6) o un símil (10:16), la parábola es una semejanza<br />

que usa una verdad evidente de un campo conocido (la naturaleza o la vida humana) para comunicar una verdad nueva en un campo<br />

desconocido (el reino, la naturaleza y acción de Dios). En el sentido más estricto las parábolas son símiles o metáforas más<br />

desarrolladas (Mt. 13:31–32; 18:12ss). Su poder lo derivan de la verdad general obvia que se usa. Pero entonces muchas parábolas<br />

toman la forma de relatos con detalles secundarios en los cuales una experiencia única constituye la verdad conocida (Mr. 4:3ss).<br />

En otros casos tenemos relatos en los cuales la verdad se presenta sin atavíos figurativos (Lc. 10:30ss; 12:16ss; 16:19ss; 18:9ss).<br />

Jesús toma su material de la naturaleza (Mr. 4:26ss) o de la vida de Palestina. Usa acontecimientos ordinarios (la levadura), incidentes<br />

típicos (el sembrar la semilla) y circunstancias excepcionales (los trabajadores en la viña). Usa metáforas comunes pero<br />

estas no se convierten en alegorías, aunque algunas parábolas (Mr. 12:1ss) se acercan a las alegorías. Se podrían usar sucesos actuales.<br />

Si bien la tendencia de los expositores a alegorizar las parábolas fue un error, algunas parábolas tienen más de un clímax, y<br />

los relatos constituyen organismos, de modo que podrían surgir varios puntos de comparación (p. ej. el sembrador y los diferentes<br />

terrenos). Hay que evitar las generalizaciones, ya que Jesús no está ilustrando verdades generales sino predicando el reino de Dios.<br />

El enunciado de enlace, entonces, radica en un contexto viviente dentro <strong>del</strong> tema de la predicación de Jesús. En su forma las parábolas<br />

son como las de los rabinos. Comienzan con una breve fórmula introductoria. Un (ἀμὴν) λέγω ὑμῖν suele darle énfasis al<br />

punto. Las parábolas pueden o no incluir una aplicación, y a veces concluyen con una pregunta. La aplicación puede ser antitética<br />

(Lc. 12:40, 56). El objetivo final es aclarar, pero no sin exigir una respuesta de los oyentes.<br />

[p 755] 3. La cuestión de la transmisión. La fi<strong>del</strong>idad de la transmisión parece ser muy alta. Las parábolas llevan la impronta <strong>del</strong><br />

pensamiento y el estilo de Jesús, y son fieles al entorno palestinense. La comparación de las diferentes versiones muestra que puede<br />

haber adiciones secundarias, y la comunidad puede haber adaptado para los creyentes algunas parábolas que originalmente iban<br />

dirigidas a los opositores (cf. Mt. 18:12ss; Lc. 12:58–59). La alegoría tiende a invadir las parábolas escatológicas (cf. Lc. 14:16 y<br />

Mt. 22:2), aunque los rasgos alegóricos bien pueden haber sido originales. La cuestión de la autenticidad es particularmente apremiante<br />

cuando se dan interpretaciones (Mr. 4:13ss; Mt. 13:36ss). Los discípulos piden estas interpretaciones a causa de la naturaleza<br />

oracular de las parábolas (cf. Mr. 4:34). Algunos exégetas creen que los elementos alegóricos y las peculiaridades estilísticas<br />

en las interpretaciones sugieren un contexto comunitario.<br />

4. El significado y el propósito de las parábolas en la predicación de Jesús. Marcos 4:33–34 dice que Jesús usa mucho las parábolas<br />

porque el pueblo es tardo para entender. Jesús ha llegado a una hora crucial, y procura evocar la respuesta correcta (Lc. 12:54ss).<br />

Como profeta, tiene que ser claro. Las parábolas portan su propio mensaje, pero presuponen oyentes que estén dispuestos a acompañar<br />

al que habla y capten el punto de la comparación. Los que no tienen el poder espiritual para hacer esto, o que rechazan la<br />

revelación de Dios, serán descartados por el tamiz de las parábolas. Si Jesús usa las parábolas como una ayuda para entender, también<br />

sirven como velos cuando hay falta de fe. Esto plantea la pregunta de Marcos 4:11, la cual con su ἵνα sugiere que las parábolas<br />

esconden <strong>del</strong>iberadamente la verdad con miras al endurecimiento y el juicio. Bajo una visión crítica, esta es una construcción<br />

posterior que atribuye la incredulidad de Israel al plan previo de Dios, que Jesús cumple usando las parábolas. Desde un punto de<br />

vista conservador, el dicho refleja la experiencia de Jesús cuando proclama en sí mismo la realización <strong>del</strong> plan divino de salvación,<br />

pero se topa con las dos respuestas, la de la fe y la de la falta de fe; sus dichos son luz y salvación para los discípulos, pero son<br />

oscuridad y juicio para las masas que no responden, que escuchan las mismas palabras pero no perciben su verdad, y que por tanto<br />

quedan bajo la sentencia de la profecía de Isaías 6:9–10.<br />

5. El mensaje de las parábolas. Las parábolas versan sobre el reino de Dios, la naturaleza y la obra de Dios, y el destino humano.<br />

Mientras que las parábolas rabínicas explican la ley, las parábolas de Jesús son principalmente escatológicas (aunque no apocalípticas).<br />

La mayoría de las parábolas de Jesús están entretejidas en un contexto didáctico. Sin embargo, algunas no están ligadas a un<br />

tema, sino que, mediante expresiones veladas, procuran provocar al auditorio a que encuentre la afirmación detrás <strong>del</strong> velo (Mr.<br />

12:1ss). Por lo que al reino se refiere, las parábolas destacan su inminencia y su venida repentina (Mr. 13:28–29; Mt. 24:43–44). El<br />

viejo eón ha pasado (Mr. 2:21–22), los demonios deben rendirse (3:27), se emite una invitación a entrar al reino (2:17). El reino<br />

crecerá (4:31–32) y permeará el mundo (Mt. 13:33). Se exige una decisión (Mt. 6:24), el final implicará una separación (13:24ss),<br />

los que buscan la seguridad terrena son insensatos (Lc. 12:16ss), y los que no dan fruto quedan bajo amenaza (13:6ss). Se exige la<br />

vigilancia (Mt. 25:1ss). Sólo los que ponen en práctica la palabra quedarán de pie en el juicio (Mt. 7:24ss), y el reino va a volver al<br />

revés todos los valores terrenales (Lc. 16:19ss). En lo que respecta a la naturaleza de Dios y su acción, él es como un padre amoroso<br />

(Mt. 7:9ss; Lc. 15:11ss), un juez bondadoso y justo (Lc. 18:1ss), y un patrono más que generoso (Mt. 20:1ss). Por lo referente al<br />

destino humano, se exigen el examen de sí (Lc. 14:28ss) y la acción prudente (16:1ss). Los discípulos no tienen derechos que reclamar<br />

(Lc. 17:7ss), comparten el destino de su maestro (Mt. 10:24–25), y deben brillar como una ciudad en un monte (Mt. 5:14).

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