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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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3. Nombres propios y nombres significativos. Los nombres propios establecen la identidad. Así se puede decir respecto a Nabal (1 S.<br />

25:25) que según se llame un hombre, así será. Se dan etimologías para nombres como Eva (Gn. 3:20), Caín (4:1), Noé (5:29) y cf.<br />

Babel (11:9). El nombre puede expresar la persona entera o un rasgo específico de la persona. Muchos nombres son teóforos, y<br />

expresan ya sea una relación con Dios o un deseo dirigido hacia Dios. Los nombres de los 12 patriarcas dan testimonio de la ayuda<br />

de Dios (Gn. 29:31ss). A veces se pone un segundo nombre (cf. Gn. 41:45; 2 R. 23:34; Dn. 1:7). Estos sirven para expresar una<br />

nueva condición. Dios mismo puede poner nombres nuevos (Gn. 32:29). Como en el caso de Abraham, el nombre puede tener<br />

significado para más que quien lo lleva (Gn. 12:2–3). Esto se aplica a los nombres simbólicos en Oseas 1 e Isaías 7:3; 8:3.<br />

4. El nombre de Yavé. Conocer el nombre de Dios es importante en el AT (Gn. 32:30). Dios revela su nombre a Abraham (Gn. 17:1)<br />

y a Moisés (Éx. 6:2). La invocación de su nombre es común, pero se prohíbe usarlo para encantamientos (Éx. 20:7). Dios promete<br />

escuchar cuando se le invoca apropiadamente, pero su nombre es un don de revelación, no un instrumento de magia. Sin embargo,<br />

la invocación de su nombre implica fe en su poder, como al jurar (1 S. 20:42), al maldecir (2 R. 2:24), o al bendecir en su nombre<br />

(2 S. 6:18). El nombre puede, en efecto, representar a la persona (Lv. 18:21; Am. 2:7). Si el nombre está en el ángel de Éxodo<br />

23:21, esto significa que Dios mismo está presente en la acción reveladora. Si bien él mismo está en el cielo, elige un lugar para<br />

que more su nombre (Dt. 12:11; 2 S. 7:13; 1 R. 3:2). Esta es la prenda de su presencia salvífica. Asegura una alta estima por el<br />

templo, pero también una baja estima, ya que Dios no está atado al templo al hacer que su nombre habite allí. Después <strong>del</strong> exilio,<br />

el nombre suele denotar la gloria de Dios. Una idea común es que Dios va a mostrar su gracia a Israel para que su nombre no sea<br />

deshonrado entre las naciones. Sin embargo, mucho más frecuentemente el nombre representa ahora la persona, y esto conduce a<br />

la personificación <strong>del</strong> nombre, por lo cual queda a la par de Dios como un sujeto actuante o un instrumento en su mano (cf. Sal.<br />

20:1; Pr. 18:10; Mal. 1:11). Si suele haber un paralelismo, hay también un uso más consciente <strong>del</strong> término.<br />

5. En el nombre. Una fórmula que se usa con frecuencia es «en el nombre». A veces significa casi lo mismo que «por nombre» (Jue.<br />

18:29). En otros lugares significa «bajo el nombre» (cf. 1 R. 21:8). Más intensamente significa «por encargo de» (cf. Est. 2:22; 1<br />

S. 25:9). Más comúnmente encontramos esta frase con referencia a Dios. En el culto tiene el significado de invocar «el nombre»<br />

(Gn. 4:26; 12:8), o de jurar o bendecir «por» o «en el nombre» de Dios (Dt. 6:13; 10:8). David sale al encuentro de Goliat «en el<br />

nombre» de Dios (1 S. 17:45), Elías construye un altar «en su nombre» (1 R.18:32), y uno puede ser fuerte o levantar un estandarte<br />

«en su nombre» (Sal. 20:5, 7). En Deuteronomio 18:18–19 el sentido es probablemente «por encargo de Dios», pero en 18:20;<br />

Jeremías 14:14 los falsos profetas o mencionan el nombre de Dios, o hablan sólo ostensiblemente por encargo suyo, o hacen una<br />

apelación a su nombre.<br />

[p 680] D. El judaísmo helenístico.<br />

1. La LXX. ὄνομα figura más de mil veces en la LXX, principalmente para traducir ם ֵשׁ . (En cuanto a detalles de las palabras hebreas<br />

y griegas, ver el TDNT en inglés, V, 261–262.) El concepto «en el nombre» ocasiona problemas. La LXX usa ἐκ (Est. 8:8), διά sin<br />

ὄνομα (3:12), ἐπί (1 S. 25:5), y ἐν (25:9; ἐν τῷ ὀνόματι es literal, pero inusitado en griego clásico). (En cuanto a detalles cf. en<br />

el TDNT en inglés, V, 262–263.) El verbo ὀνομάζειν es poco común en la LXX; καλεῖν suele reemplazarlo, quizás porque ם ֵשׁ no<br />

tiene un verbo conexo. ἐπονομάζειν figura unas 36 veces.<br />

2. Filón. Filón dice que el nombre es una especie de sombra que acompaña a la realidad (Del Decálogo 82). Los pensamientos claros<br />

encuentran términos adecuados, como en el caso de Moisés, pero no hay expresiones idóneas para los conceptos oscuros. La LXX<br />

es elogiada porque sus traducciones armonizan tan bien con el original, que corresponden a las cosas denotadas. El poner nombres<br />

es tarea <strong>del</strong> primer hombre y no de muchas personas, y esto significa que se evita la confusión. Filón alegoriza muchos nombres<br />

<strong>del</strong> AT, basándose en parte en las exposiciones <strong>del</strong> AT y en parte en las etimologías de los estoicos. Las palabras son importantes<br />

para Filón, pero no debemos pasar toda nuestra vida dedicados a ellas y dejar de lado las realidades. La idolatría les pone nombres<br />

falsos a las cosas, y al hacerlo así oscurece al verdadero Dios (Del Decálogo 53). Por lo que respecta al nombre de Dios, Filón se<br />

basa en Éxodo 3:14 LXX. Pero en cuanto a «aquel que es» (e. d. el ser mismo), Dios no puede ser nombrado (De la vida de Moisés<br />

1.75). Él es el Señor Dios, o el Dios de Abraham, etc., pero no tiene nombre propio. Los poderes de Dios tienen muchos nombres<br />

(cf. el estoicismo), como los tiene el λόγος, y estos nombres han de ser considerados santos. Filón advierte en contra <strong>del</strong> jurar en<br />

falso, como también contra el amontonar muchos nombres de manera blasfema en vez de simplemente alabar a Dios (De las leyes<br />

especiales 2.8).<br />

3. Josefo. El uso en Josefo es más griego que semítico. Para «en el nombre» tiene principalmente ἐξ o ἐπὶ. Se muestra reservado en<br />

cuanto al nombre de Dios; evita la mención <strong>del</strong> «nombre» en su versión <strong>del</strong> tercer mandamiento, y dice que Dios le mostró a<br />

Moisés su προσηγορία (no su ὄνομα), acerca de la cual no es permisible decir nada. El nombre de Dios es terrible. Puede ser<br />

invocado en las crisis, y las monedas se marcan con su nombre (como los templos extranjeros llevan el nombre de sus dioses). Hay<br />

que honrar a los padres porque llevan el mismo nombre que Dios. Por otro lado, es parte <strong>del</strong> Espíritu de Dios, y no su nombre, lo<br />

que mora en el templo. Por escribir para griegos, Josefo tal vez pensó que ellos considerarían extraño el hablar acerca de que el<br />

nombre de Dios habitaba en el templo.

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