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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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2. Etimología y terminología de תירִ ְבּ. Los intentos de establecer la etimología han sido infructuosos. Se ha visto una conexión con<br />

הרב, «comer pan con», pero en el uso real no se puede establecer conexión alguna con las comidas. Tampoco existe mucho apoyo<br />

para una base en una raíz similar, de dudosa atestación, que significa «percibir» o «determinar» (1 S. 17:8). El acadio barû («lazo»)<br />

merece consideración, pero no tiene un respaldo seguro. Tampoco ofrece mucha ayuda el uso. «Cortar» sugiere un sacrificio.<br />

La alianza puede ser «con» o «entre». Términos tales como «estar en», «romper», «transgredir» son comunes, pero son demasiado<br />

incoloros como para destacar el sentido local, y «establecer», «guardar» y «mantener» muestran simplemente que tenemos algo<br />

fijo y válido.<br />

[p 159] 3. El concepto de la alianza en el AT. Hay dos grupos principales de afirmaciones que exigen ser tratadas, aquellas en las<br />

que la alianza es entre Dios y los seres humanos, y aquellas en las que es entre seres humanos. Hay también algunos casos figurados.<br />

En vista de los dos tipos de alianza, es tentador ver una distinción entre alianzas religiosas y seculares, pero como las primeras<br />

siguen el mismo patrón legal que las segundas, y las segundas tienen garantías sagradas, es mejor buscar la distinción en el propósito<br />

y la naturaleza resultante de las alianzas. Cuando se trata de seres humanos nada más, la alianza queda determinada legalmente;<br />

cuando Dios es uno de los participantes, la noción legal se usa para clarificar una situación teológica. Tenemos por eso una<br />

alianza legal por una parte, y una teológica por la otra (aunque también con un aspecto legal). El punto de la alianza teológica, sin<br />

embargo, no es simplemente el poner orden legal en la religión; en la medida en que hace esto, sigue expresando una auténtica<br />

perspectiva de fe. El análisis de la alianza nos conduce a la base viviente de la religión <strong>del</strong> AT, puesto que plantea la pregunta de<br />

nuestra situación ante Dios. Claro que la alianza por sí sola no contesta esta pregunta, ni debemos usarla como una especie de<br />

denominador común de la historia de Israel. Sin embargo, es un concepto distintivo, muy usado por aquellos que, como Ezequiel,<br />

tienen intereses legales, y menos por los profetas preexílicos. Su prominencia se debe a su sencillez como concepto que cristaliza<br />

experiencias históricas decisivas y conserva la verdad que hay en ellas.<br />

4. La alianza como institución legal. Por lo que respecta a las alianzas humanas, el ejemplo de David y Jonatán resulta instructivo.<br />

Cuando Jonatán hizo una alianza «con» David, colocó bajo garantía legal un amor espontáneo que parecía exigir la entrega de sí<br />

para su confirmación definitiva. Es así como el concepto legal apoya la profunda amistad. Mientras que simplemente le da reconocimiento<br />

y confirmación, también la convierte en una comunión legal con garantías sacras. Se contrae entonces en presencia de<br />

Yavé e implica tomar un mutuo juramento. Va precedida de un intercambio personal (1 S. 18:4), de modo que David llega a ser<br />

como el mismo Jonatán. En muchos casos, desde luego, el elemento <strong>del</strong> afecto es menos fuerte, y por eso el aspecto legal es el más<br />

prominente. Es así como Labán propone una alianza con Jacob a causa de la mutua falta de confianza (Gn. 31:44ss). Se construye<br />

un túmulo para registrar el acontecimiento. También se apela a Dios como testigo o juez. Se hace un juramento, y los parientes son<br />

invitados a un banquete sagrado. Son importantes los siguientes puntos: a. el uso de la palabra «cortar»; b. la atestación divina; c.<br />

los detalles <strong>del</strong> convenio; d. el juramento; e. el sacrificio; y f. el compartir una comida en común. Podría haber variaciones en casos<br />

individuales, pero los convenios solemnes siempre seguían un mo<strong>del</strong>o semejante. La significación social de la alianza es alta,<br />

ya que fue en virtud de ella que las tribus se confederaron y se estableció la monarquía. La relación de sangre es el primer lazo,<br />

pero este se extiende por la sociedad legal encarnada en la alianza escrita. Allí donde la relación de sangre es evidente, el vínculo<br />

legal existe ya; donde es menos evidente o ausente, se monta una relación legal análoga por medio de la alianza, que hace que los<br />

participantes sean hermanos y hermanas con una totalidad no menos válida que la de la relación de sangre. Por eso no se puede<br />

establecer garantía más firme de paz, seguridad y lealtad, especialmente porque el respeto a la alianza es también un deber religioso<br />

(cf. Am. 1:9). La significación de la sangre en el rito podría estar relacionada con el parentesco (cf. Éx. 24:8; Zac. 9:11). El rito<br />

de Génesis 15:8ss parece respaldar esto. Aquí Yavé mismo establece una alianza con Abraham para mitigar la inseguridad <strong>del</strong><br />

segundo, pero el procedimiento es similar al que probablemente se seguía en una alianza humana (cf. Jer. 34:18b, donde el juicio<br />

por falsedad a la alianza corresponde al acto de cortar el becerro en la ceremonia). Puede discutirse si aquí va involucrado o no un<br />

sacrificio, pero con el tiempo el rito es menos importante; la alianza misma se convierte en la verdadera médula <strong>del</strong> asunto a medida<br />

que las relaciones se vuelven más complejas. La alianza con Asiria en Oseas 12:1 representa una extensión internacional que<br />

debilita el significado original, puesto que se apela a autoridades divinas diferentes, y por consiguiente disminuye la responsabilidad<br />

de los participantes. El surgimiento <strong>del</strong> aspecto de alianza saca a la luz el hecho que habitualmente los participantes no son<br />

iguales; el conceder seguridad o garantizarla desempeña una parte importante, y esto significa que con frecuencia hay una iniciativa<br />

de una de las partes, en virtud de la cual tiene lugar una imposición de la voluntad. Esto resulta especialmente importante cuando<br />

llegamos a la alianza teológica.<br />

[p 160] 5. La alianza teológica. Esta surge cuando Dios es uno de los participantes y no simplemente un garante. Existen paralelos<br />

con el AT en todos los casos en que se discierne una relación familiar con la deidad (cf. un giro como «Baal de la alianza» en Jue.<br />

8:33, y también los pactos nacionales o sociales entre reyes y dioses), pero en ninguna parte excepto el AT este ordenamiento de la<br />

relación entre Dios y su pueblo se convierte en un sistema comprensivo con implicaciones que son, a fin de cuentas, universales.<br />

El concepto surge tempranamente, porque la confederación que fue liberada de Egipto parece haber derivado su fuerza a partir de<br />

la idea de una alianza teológica con Yavé, con sus promesas y obligaciones fijas. Una idea así presupone un acontecimiento real en<br />

virtud <strong>del</strong> cual Dios eligió a Israel, e Israel a su vez eligió a Dios (cf. Éx. 24:8; 34:10; Jos. 24). Si en Josué 24 es Josué en vez de<br />

Dios quien toma la iniciativa, lo hace sólo porque Dios ya es el Dios de Israel que sacó a Abraham de Ur, que liberó a las tribus de

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