07.05.2013 Views

Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

SHOW MORE
SHOW LESS

Create successful ePaper yourself

Turn your PDF publications into a flip-book with our unique Google optimized e-Paper software.

298<br />

1. En la religión primitiva. Las ideas de poder predominan en el pensamiento primitivo referente a la limpieza. Después de entrar en<br />

contacto con el poder, p. ej. en el nacimiento, la relación sexual y la muerte, es necesaria la purificación para hacerlo a uno apto<br />

para la vida corriente. Pero dado que el poder numinoso puede ser una deidad así como un demonio, también se necesita la purificación<br />

[p 377] cuando uno trata con ese poder. La pureza y la impureza son consideradas de manera cuasi-física, pero la asociación<br />

de pureza y santidad ofrece un punto de partida para la espiritualización moral.<br />

2. En la religión griega. En su etapa primitiva la religión griega sigue la pauta acostumbrada. Sin embargo, en la etapa histórica se<br />

considera a los dioses como fuerzas amistosas, si bien hay que acercárseles con pureza cultual. Entonces se elaboran reglas para<br />

alejar lo demoníaco y para proteger la naturaleza santa de los dioses. Estas reglas son principalmente cultuales, pero en la religión<br />

personal, y especialmente en la filosofía, tiene lugar una sublimación que también afecta la esfera cultual. En la aproximación a la<br />

deidad se exige una pureza moral así como una pureza ritual.<br />

3. En la religión <strong>del</strong> AT. El AT refleja el mismo desarrollo general. La impureza, que puede ser contraída en el contacto con el<br />

nacimiento o con la muerte (Lv. 12; Nm. 19:11), es una fuerza contaminante activa. También lo es cualquier cosa relacionada con<br />

un culto extranjero. Los animales que previamente habían sido consagrados a los dioses quedan descalificados (cf. Lv. 11). Por<br />

supuesto que también la higiene desempeña una función (Lv. 11:29–30). Sin embargo, también se pone énfasis en la santidad de<br />

Dios, de modo que el concepto de pureza se desarrolla con especial fuerza. Las purificaciones mediante el lavamiento, el sacrificio<br />

o la transferencia restauran la pureza perdida y abren el acceso a Dios. Como la santidad de Dios tiene contenido moral, la pureza<br />

ritual simboliza la pureza moral. Los profetas enfatizan este aspecto incluso al punto de castigar las concepciones puramente rituales,<br />

aunque sin rechazarlas totalmente. Algunos grupos en el judaísmo tardío tienden al extremo opuesto, pero el judaísmo helenístico<br />

(cf. Filón) espiritualiza fuertemente el antiguo concepto cultual. Se mantienen en alto las reglas cultuales de purificación, pero<br />

su significado es principalmente simbólico; lo que Dios exige es la pureza moral.<br />

[F. Hauck, III, 413–417]<br />

C. Lo puro y lo impuro fuera <strong>del</strong> NT: Parte II: El judaísmo.<br />

1. La impureza cultual.<br />

a. Para el judaísmo, la impureza está adherida a la persona o cosa impura y se puede transferir a otras personas o cosas. Se distingue<br />

entre el origen y lo que queda infectado, y hay cuatro grados de impureza, cuya intensidad se debilita en cada etapa de transmisión.<br />

b. La transmisión se da por el tacto, el cargar, el apretar, la entrada (p. ej. de un leproso) o el lugar (p. ej. estar en la misma casa que<br />

un cadáver).<br />

c. De los diferentes grados de impureza resultan diversos grados de exclusión. Cierta presentación distingue diez grados, y divide el<br />

país mismo en diez áreas de santidad, p. ej. las ciudades, la colina <strong>del</strong> templo, los atrios interiores, etc.<br />

d. Por lo que respecta a los vasos y utensilios, el grado de contaminación depende no sólo <strong>del</strong> tipo de infección sino también de la<br />

manufactura y el material. El uso al que se dedique el material (p. ej. el cuero) puede determinar también su contaminación.<br />

e. Las sectas más estrictas consideran a otros grupos como deficientes desde el punto de vista de su visión de la pureza. Entre estos<br />

grupos se incluye a los judíos corrientes y a los semijudíos, así como los samaritanos y los gentiles. Los gentiles quedan excluidos<br />

<strong>del</strong> templo, y los judíos estrictos deben evitar el contacto con templos o vasos paganos, y purificar lo que les compran a los gentiles.<br />

f. Por extraño que parezca, se piensa que las Escrituras canónicas también contaminan las manos. La explicación original de este<br />

dato asombroso es probablemente que están dedicadas a la deidad y por lo tanto son tabú. Pero una explicación posterior es que<br />

habían sido declaradas impuras para fines de distinción.<br />

2. La purificación cultual. La restauración de la pureza se da principalmente por medio <strong>del</strong> agua (lavamiento, aspersión o baño),<br />

aunque también se puede requerir una ofrenda por el pecado. [p 378] También los vasos se purifican con agua (remojando o escaldando);<br />

a veces puede ser necesario destruirlos. El acto más común de purificación es lavarse las manos (p. ej. para la acción de<br />

gracias o en los momentos de oración). También se exige la pureza para el estudio de la ley, pero las reglas varían. La oración se<br />

debe interrumpir si durante ella ocurre la contaminación.<br />

3. La actitud de los rabinos respecto a la ley. La teología rabínica reconoce que las reglas de pureza son importantes solamente<br />

porque es el Rey de todos los reyes quien las establece. En muchos puntos hay también disposición a suavizarlas. La impureza<br />

levítica no debe detener la lectura de la ley, puesto que la ley misma tiene fuerza purificadora. Pero las leyes de pureza también se<br />

pueden aplicar con una rigidez legalista.

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!