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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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2. a. Cristo es rey en el NT. Primeramente es «rey de los judíos» (Mt. 3:2; Mr. 15:2, etc.), acusado como tal (Lc. 23:2–3), pero<br />

también tratado como pretendiente al trono (Jn. 19:12). El pueblo lo quiere como rey en sentido político; por eso él se resiste a la<br />

presión que recibe <strong>del</strong> pueblo (Jn. 6:15). Pero en un sentido verdadero él es efectivamente el «rey de Israel» prometido (Mt. 27:42;<br />

Mr. 15:32). Es en cuanto tal que hace su entrada en Jerusalén (Zac. 9:9; Mt. 21:5), y en cuanto tal presidirá el juicio final (Mt.<br />

25:34). Fuera de los Evangelios el NT rara vez se refiere a Cristo como rey de los judíos o de Israel (aunque cf. Hch. 17:7). Juan<br />

ofrece una definición cristológica <strong>del</strong> reino en 18:37, y el [p 104] Apocalipsis le da al título real una dimensión cosmológica. 1<br />

Timoteo 6:16 le da a Cristo el mismo título que el Apocalipsis: «Rey de reyes y Señor de señores». 1 Corintios 15:24 da a entender<br />

la realeza de Cristo cuando se refiere a la sujeción de todo otro reino, autoridad y potestad hasta que al final el reino sea entregado<br />

al Padre.<br />

b. Como se señaló, Dios Padre recibe el reino en 1 Corintios 15:24. Que Dios sea rey se afirma claramente en 1 Timoteo 1:17: «Rey<br />

de los siglos». Mateo, también, describe a Dios como «el gran Rey» (5:35), y muchas de las parábolas, especialmente en Mateo,<br />

son parábolas <strong>del</strong> reino en el cual Dios ejerce diversas funciones reales (Mt. 14:9; 18:23; 22:2, 7, 11, 13).<br />

c. En algunas lecturas de Apocalipsis 1:6; 5:10 los cristianos son llamados βασιλείς y ciertamente en otros pasajes se dice que<br />

reinan, o que reinan con Cristo.<br />

85<br />

βασιλεία. Este término se refiere al ser o la naturaleza o el estado de un rey, e. d. su dignidad, y secundariamente la expresión de<br />

esta en el territorio que él rige. El sentido de dignidad es primordial en la LXX, Filón y el NT.<br />

1. La βασιλεία terrenal.<br />

a. A los reyes terrenales corresponden reinos terrenales. A veces la referencia es claramente a la dignidad regia, como en Lucas<br />

19:12, 15; Apocalipsis 17:12; a veces es al territorio, como en Mateo 4:8; 12:25; 24:7; Marcos 6:23. Las βασιλεῖαι terrenales<br />

están sujetas a Dios o inclusive opuestas a él (Ap. 11:15). El diablo va reclamando un reino al seducir a las βασιλεῖαι.<br />

b. Surge de ahí un reino <strong>del</strong> diablo, ya sea como reinado o como ámbito (Mt. 12:26).<br />

c. Hay también una βασιλεία <strong>del</strong> pueblo escogido de Dios. Su representante es David (Mr. 11:10). Esta βασιλεία pertenece<br />

legítimamente a Israel (cf. Hch. 1:6).<br />

2. La βασιλεία de Cristo. También Cristo tiene un reino. Los ángeles reunirán a los inicuos para sacarlos de allí (Mt. 13:41).<br />

Algunos verán al Hijo <strong>del</strong> Hombre venir en su reino (Mt. 16:28). Este reino no tendrá fin (Lc. 1:33). En él comerán y beberán los<br />

discípulos (Lc. 22:30). El ladrón pide que Jesús se acuerde de él cuando entre en su reino (Lc. 23:42). No es de este mundo (Jn.<br />

18:36). Está vinculado con la aparición de Cristo (2 Ti. 4:1), y hemos de ser salvados para él (2 Ti. 4:16). A los cristianos se les da<br />

entrada en este reino eterno (2 P. 1:11). La βασιλεία de Cristo es también la de Dios. Los pecadores no tienen parte alguna en el<br />

reino de Cristo y de Dios (Ef. 5:5). El reino <strong>del</strong> mundo llegará a ser el reino de nuestro Señor y de su Cristo (Ap. 11:15). Sin embargo,<br />

también se puede hacer una distinción entre los dos. Dios ha entregado el reino a Cristo (Lc. 22:29). Dios nos ha puesto en<br />

el reino de su Hijo (Col. 1:13). Habiendo recibido <strong>del</strong> Padre el reino, al final Cristo se lo entregará de nuevo al Padre (1 Co. 15:24).<br />

3. La βασιλεία de Dios.<br />

a. En el uso, debemos observar (1) la forma alterna «reino de los cielos» que se halla sólo en Mateo aparte <strong>del</strong> caso, textualmente<br />

incierto, de Juan 3:5. Mateo usa también «reino de Dios», pero esas dos expresiones parecen ser intercambiables. El matiz «de los<br />

cielos» sugiere que el significado esencial es «reinado», y que esta realeza no surge por el esfuerzo humano. «Reino <strong>del</strong> Padre»<br />

(Mt. 13:43; 26:29 [cf. 6:10]; 25:34; Lc. 12:32) tiene esencialmente el mismo significado. βασιλεία también figura a veces (2) en<br />

forma absoluta (Mt. 4:23; 9:35; 13:19; 24:14; Heb. 11:33; 12:28; Stg. 2:5; quizás Hch. 20:25), pero en todos estos versículos es<br />

claro que la referencia es al reino de Dios. Son pocos los atributos (fuera de «de Dios» o «de los cielos») que se ofrecen (3) para<br />

identificar o describir el reino. Es inconmovible en Hebreos 12:28, celestial en 2 Timoteo 4:18, y eterno en 2 Pedro 1:11. Pertenece<br />

a los pobres en espíritu en Mateo 5:3 y a los perseguidos en Mateo 5:10. Muchos sinónimos (4) ayudan a destacar su riqueza. Se lo<br />

conecta con la rectitud en Mateo 6:33, con la paz y el gozo en el Espíritu Santo en Romanos 14:17, con la παλιγγενεσία en Mateo<br />

19:28, con la tribulación y la paciencia en Apocalipsis 1:9, con el poder en Marcos 9:1; 1 Corintios 4:20, con la gloria en 1 Tesalonicenses<br />

2:12; [p 105] Marcos 10:37, con la promesa en Santiago 2:5 (lección alterna), con la vida en Mateo 18:9 (par. Mr. 9:47),<br />

y con el conocimiento en Lucas 11:52 (par. Mt. 22:13). Todos estos sinónimos muestran que el reino es soteriológico.<br />

b. El reino está implícito en todo el mensaje de Cristo y los apóstoles. El evangelio es el <strong>del</strong> reino (Mr. 1:14; cf. Mt. 4:23; Lc. 4:43;<br />

Hch. 8:12). Palabras como κερύσσων (Mt. 4:23), διαμαρτυρόμενος (Hch. 28:23), πείθων (Hch. 19:8), ἐλάλει (Lc. 9:11) y<br />

λέγειν (Hch. 1:3) se refieren todas al reino. El misterio es el <strong>del</strong> reino (Mt. 13:11), y también lo es el λόγος (Mt. 13:19). El reino<br />

también trae consigo curaciones (Lc. 9:2) y exorcismos (Mt. 12:28); la obra <strong>del</strong> reino acompaña a su palabra.

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