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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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204<br />

[p 256] d. La venida <strong>del</strong> Mesías. El judaísmo suele referirse al Mesías como el que ha de venir para inaugurar la era de la salvación,<br />

y cuya venida será precedida por el regreso de Elías (cf. Mt. 11:4; 17:10; 27:49). El Bautista pregunta si Jesús es el que ha de venir<br />

(Mt. 11:3). La multitud saluda a Jesús como «el que viene en el nombre <strong>del</strong> Señor» (Mt. 21:9). Pero siempre debe haber una venida<br />

en gloria (Mt. 16:27). No se fija tiempo alguno para ella, pero será repentina (Mr. 13:36). Primero vendrán los falsos profetas<br />

que aseguran ser el Mesías (Mt. 24:5).<br />

e. La venida de Dios en juicio. Las parábolas de los labradores malvados (Mt. 21:40), de la higuera (Lc. 13:6–7) y de los talentos<br />

(Mt. 25:19) se refieren a una venida en juicio.<br />

f. La venida de los días de decisión. Muchos dichos se refieren a los días venideros en que sucederá algo significativo (cf. Lc. 17:22;<br />

21:6; 23:29). También es significativa la llegada de Jesús al templo en Lucas 2:27 y la venida de la hora de la pasión en Marcos<br />

14:41.<br />

2. Los escritos juaninos.<br />

a. La venida de Jesús. ἔρχεσθαι tiene aquí un contenido teológico todavía más fuerte, junto con un uso figurativo más amplio. En<br />

primera persona, los dichos de Jesús con «venir», tanto positivos como negativos, tienen un matiz polémico. Jesús no ha venido<br />

por su propia cuenta (Jn. 7:28). Su pretensión descansa sobre su envío divino (8:42). Viene en nombre <strong>del</strong> Padre (5:43) para traer<br />

vida (10:10) y para salvar al mundo (12:47). Aun cuando no ha venido para juzgar (12:47), su venida implica juicio (9:39), puesto<br />

que, con la venida de la luz, los que aman las tinieblas rechazan la luz (3:19). Él ha venido a dar testimonio de la verdad (18:37) y<br />

será oído por aquellos que son de la verdad. Su pretensión mesiánica va dirigida contra aquellos que piensan que conocen su origen<br />

(7:27) y contra aquellos que piensan que el Mesías todavía está por venir (cf. 4:25). Cuenta con el apoyo <strong>del</strong> Bautista, quien ha<br />

venido a dar testimonio (1:7) y quien reconoce a Jesús como el que ha de venir (1:15), cuyo camino prepara (1:31) con un bautismo<br />

que tiene significación escatológica como manifestación suya. Otros que habían venido antes de Cristo eran ladrones y salteadores<br />

(10:8).<br />

b. Venir a Jesús. Aquí también encontramos una venida general (3:26; 6:5; 10:4). Jesús invita a la gente a venir (7:37). Quienes<br />

responden, vienen en un sentido especial (6:35) haciéndose discípulos (cf. 1:47). Los discípulos también pueden emitir la invitación<br />

(1:46). Jesús no rechazará a los que vengan (6:37), sino que les dará vida (6:35). Pero sólo aquellos que son atraídos por el<br />

Padre (6:65) y que son enseñados por él (6:45) pueden venir. Venir significa creer en Jesús como el que había de venir (11:27), y<br />

creer significa ser librado <strong>del</strong> juicio (5:24) y nacer de nuevo por el Espíritu (3:8). Lo contrario significa rehusarse a venir a Jesús<br />

(5:40) o a venir a la luz (3:20).<br />

c. La venida <strong>del</strong> Señor Resucitado. ἔρχομαι es una palabra importante en las apariciones de la resurrección en Juan. Figura en la<br />

venida de Jesús a los discípulos en 20:19, en su venida a Tomás y a los otros en 20:26, y en la venida junto al lago en 21:13.<br />

d. La venida de Jesús por segunda vez. De esto da testimonio Jesús en 14:3, y también hay referencia a ello en 21:22–23. Sin<br />

embargo, entre esas dos venidas viene el Paráclito, o viene el propio Cristo mediante el Paráclito en una venida que es pneumática<br />

más que personal (Jn. 15:26; 14:28). El Paráclito les posibilita a las personas el venir a Jesús, aun cuando no puedan llegar adonde<br />

él está ahora (7:34; 8:21–22; 13:33).<br />

e. La venida de la hora. La fórmula «viene la hora» es importante en Juan. La hora (ὥρα) es la edad futura de la salvación, pero que<br />

ha amanecido ya (cf. 4:21, 23, «y ahora es»). Lo mismo se aplica a la hora de la resurrección en 5:25. Especialmente significativa<br />

es la hora de la pasión, que es la hora de Dios (que no ha venido aún en 7:30; 8:20; y que sí ha venido en 12:23; 13:1; 17:1). También<br />

viene la hora para los discípulos, e. d. el tiempo de la persecución que comienza con la propia hora de Jesús (cf. 16:2, 4).<br />

[p 257] f. Las Epístolas. 1 Juan habla de la venida de Cristo en carne (1 Jn. 4:2) y por el agua y la sangre (5:6). El anticristo viene<br />

con la última hora (2:18).<br />

g. El Apocalipsis. El Dios eterno es el que era y es y ha de venir (1:4, 8; 4:8). Cristo vendrá pronto (2:5); la iglesia vive para su<br />

venida (22:17) y hace de ella un objeto de oración expectante (22:20). Cristo vendrá como ladrón (16:15), en las nubes (1:7). La<br />

venida traerá juicio (6:17, etc.), pero después de la tribulación mesiánica (3:10) traerá también regocijo (19:7).<br />

3. Pablo. Sólo en Efesios 2:17 y 1 Timoteo 1:15 hay referencias a la primera venida de Cristo, pero hay en cambio muchas referencias<br />

a la nueva venida, que es inminente (1 Co. 4:5; 16:22), es proclamada en la Cena (1 Co. 11:26), será como la <strong>del</strong> ladrón (1 Ts.<br />

5:2), será en gloria (2 Ts. 1:10), y traerá la perfección (1 Co. 13:10) pero también el juicio (Col. 3:6), siendo precedida por la apostasía<br />

(2 Ts. 2:3). Pablo usa también «venida» para acontecimientos significativos, tales como la venida <strong>del</strong> mandamiento en Romanos<br />

7:9, y de la fe en Gálatas 3:23. Como apóstol, él mismo viene con las bendiciones <strong>del</strong> evangelio (2 Co. 2:12). Quiere venir<br />

con mansedumbre (1 Co. 4:21), no con pena ni para castigar (cf. 2 Co. 2:1, 3), y está preparado para sufrir la humillación al llegar,<br />

aunque espera encontrar arrepentimiento (2 Co. 12:20–21).

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