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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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a los judíos como quienes mantienen la verdadera religión. Los judíos mismos gustan <strong>del</strong> término «temerosos de Dios» para sí<br />

mismos y para los adherentes gentiles, ya que da a entender que son adoradores <strong>del</strong> verdadero Dios.<br />

B. El uso <strong>del</strong> NT. El NT esquiva el uso de este grupo, ya que usa θεοσεβής y θεοσέβεια sólo una vez cada uno. El adjetivo figura<br />

en Juan 9:31: Dios escucha a aquellos que le temen, y esto se define como el hacer su voluntad (cf. Pr. 15:29; Job 27:9). El sustantivo<br />

aparece en 1 Timoteo 2:10, que enseña que las mujeres que profesan la religión (e. d. el cristianismo) deben fundamentar su<br />

confesión con buenas acciones.<br />

C. El uso cristiano primitivo. Estos términos siguen siendo poco frecuentes en los Padres apostólicos. En el Martirio de Policarpo 3<br />

θεοσέβεια es obviamente el cristianismo (cf. 2 Clem. 20.4). Estas palabras son más comunes en los Apologistas. En Justino, Diálogo<br />

110.2, la θεοσέβεια viene por medio de la predicación apostólica. En Atenágoras, Súplica 37.1, los cristianos son los verdaderos<br />

temerosos de Dios. Diogneto describe con gran encanto la θεοσέβεια de los cristianos. Orígenes, Contra Celso 3.59 y 81,<br />

trata de destacar la singularidad de la θεοσέβεια de Jesús. Sin embargo, en este caso el uso <strong>del</strong> término general «religión» tiende a<br />

ceder el punto desde el inicio. El restringido uso judío y <strong>del</strong> NT para referirse al verdadero culto en contraste con la idolatría queda<br />

entonces amenazado por la invasión de un uso antropocéntrico más general, que es intrínsecamente ajeno a la revelación bíblica.<br />

[G. Bertram, III, 123–128]<br />

θεραπεύω [curar, servir], θεραπεία [curación], θεράπων [siervo]<br />

θεραπεύω<br />

1. Esta palabra, en griego secular, significa a. «servir, atender», «ser servicial», y b. «atender a los enfermos», «tratar», «curar»<br />

(también en sentido figurado).<br />

2. Los mismos sentidos se pueden hallar en el judaísmo (cf. «servir» en Est. 1:1b y «curar» en Si. 18:19). Filón se refiere a la<br />

curación tanto <strong>del</strong> cuerpo como <strong>del</strong> alma.<br />

3. En vista de los milagros de Jesús, se podría esperar que hubiera muchos paralelos entre los rabinos de su tiempo; pero en realidad<br />

tenemos apenas algunos casos aislados.<br />

4. a. En el NT θεραπεύω nunca significa «servir» en sentido secular, y sólo una vez, en Hechos 17:25, denota el culto. Aquí el punto<br />

de Pablo es que el verdadero Dios no tiene una morada cultual y no necesita un ministerio cultual, de modo que el θεραπεύειν que<br />

es adecuado para los ídolos resulta inapropiado para él.<br />

b. Un uso mucho más común es para «curación», no simplemente en el sentido de tratamiento médico, sino en el sentido de la<br />

verdadera curación que trae el Mesías. Jesús tiene poder para curar a los enfermos (Lc. 7:21ss). Esta actividad forma parte de su<br />

ministerio, tanto como la predicación (Mr. 4:23). Ninguna enfermedad se le puede oponer. Él cura a muchos (Mr. 3:10) o a todos<br />

(Mt. 12:15), ya sea que estén enfermos, lisiados, ciegos, impedidos, o sordos o mudos, y cuando sea que surja la necesidad, aun<br />

cuando suceda en sábado (Mt. 12:10, etc.). El expulsar demonios es una forma de curar. Esto se realiza mediante la palabra en lo<br />

que a veces resulta una violenta lucha (cf. Lc. 4:40–41; Mr. 3:10–11). [p 329] La palabra también cura afecciones o defectos, aunque<br />

con frecuencia Jesús toca a los enfermos (Mr. 1:41), los toma de la mano (1:31), les impone las manos (5:23), o realiza actos<br />

como los de los médicos (7:33; cf. Stg. 5:14). Los enfermos pueden simplemente tocarlo a él o tocar sus vestidos (Mr. 3:10; 5:28;<br />

cf. la sombra de Pedro en Hch. 5:15 y las prendas de Pablo en Hch. 19:12). La curación es total por cuanto Jesús, al iniciar la era<br />

de la salvación, quita las enfermedades <strong>del</strong> pueblo (Mt. 8:17; cf. Is. 53:4). Los procesos mismos pueden tener paralelos en los registros<br />

griegos y judíos, pero el punto importante es la demostración de que con Jesús el reino de Dios ya ha irrumpido en nuestro<br />

mundo sufriente. El verdadero milagro, entonces, no es la transgresión de la ley natural, sino la victoria en el conflicto por el dominio<br />

<strong>del</strong> mundo. Como continuación de esta victoria, Jesús manda a sus discípulos curar a los enfermos. El mandato en sí, recibido<br />

en la fe, les otorga el poder (Mt. 10:1, etc.). El Señor resucitado repite el encargo, y en nombre de Jesús los apóstoles curan a<br />

los enfermos y a los poseídos por demonios (Hch. 5:16; cf. Pedro en Hch. 3:1ss; Felipe en Hch. 8:7; Pablo en Hch. 28:8–9). Sin<br />

embargo, la curación puede ser obstaculizada por una actitud falsa: el escepticismo en Nazaret (Lc. 4:23; Mr. 6:5), y la fe débil de<br />

los discípulos en el caso <strong>del</strong> muchacho epiléptico (Mt. 17:14ss).<br />

c. La herida grave que se le inflige a la bestia es curada, según Apocalipsis 13:3, 12. No se puede determinar con certeza el acontecimiento<br />

al que esto se refiere.<br />

θεραπεία. Esta palabra significa a. «servidumbre» (de una casa), y b. «curación». Para a., cf. Mateo 24:45; y para b., Lucas 9:11<br />

(médico) y Apocalipsis 22:2 (escatológico). La LXX usa este término para «culto divino» (p. ej. Jl. 1:14), pero el NT nunca usa<br />

este sentido.

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