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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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renuncia a ellos, ya que no ofrecen seguridad alguna (Mt. 6:19ss). Las acciones de amor equivalen a acumular un tesoro en el cielo<br />

(Mt. 6:20). Pablo usa la palabra literalmente para el apartar las ofrendas semanales en 1 Corintios 16:2 (cf. 2 Co. 12:14), pero en<br />

Romanos 2:5 el uso es figurado para referirse a cómo los impenitentes van acumulando para sí ira (cf. 2 P. 3:7, donde Dios guarda<br />

el mundo presente para el juicio).<br />

[F. Hauck, III, 136–138]<br />

θλίβω [apretar, afligir], θλῖψις [aprieto, aflicción]<br />

A. θλίβω, θλῖψις en el griego secular.<br />

1. θλίβω significa literalmente «apretar», «estrujar», «rodear», luego «ser estrecho». θλῖψις significa «presión» en sentido físico, p.<br />

ej. cuando un médico aprieta el pulso.<br />

2. En sentido figurado, θλίβω significa «afligir», «acosar», con los matices a. «desconcertar», b. «oprimir» o «vejar». Filosóficamente<br />

este grupo se usa para las aflicciones de la vida.<br />

[p 331] B. θλίβω, θλῖψις en la LXX.<br />

1. El uso figurado, que es teológicamente significativo, es común en la LXX para diversos términos hebreos que significan a.<br />

«angustiar», b. «tratar con hostilidad», c. «afligir», d. «oprimir», y e. «acosar», «ser hostil con», e incluso «destruir», o en el caso<br />

<strong>del</strong> sustantivo, a. «dificultad», b. «angustia», c. «opresión», «tribulación», etc. 2. Se tienen en la mira tanto las aflicciones internas<br />

como las externas; las primeras abarcan tanto la angustia como la ansiedad, las últimas las aflicciones de esclavos o forasteros, la<br />

opresión por los enemigos, y dificultades tales como la enfermedad, el errar por el desierto y el naufragio. 3. Se puede estar pensando<br />

en el temor interior o la angustia (cf. Gn. 42:21). 4. Los términos adquieren significación teológica porque por lo general la<br />

referencia es a la angustia de Israel (o de los justos), p. ej. en Egipto (Éx. 4:31), o el exilio (Dt. 4:29). A menudo esa angustia se ve<br />

como una visitación divina sobre el pueblo, de modo que nos enteramos acerca de un día de aflicción presente o futuro (Is. 37:3;<br />

Hab. 3:16). 5. Pero los justos también sufren diversas aflicciones (enemigos, enfermedades, etc.) de las cuales Dios los libra (cf.<br />

Sal. 9:9; 32:7, etc.). En el judaísmo tardío se dice que las aflicciones producen arrepentimiento, incrementan el mérito, o logran la<br />

expiación para uno mismo o para otros.<br />

C. θλίβω, θλῖψις en el NT.<br />

1. La naturaleza de la tribulación.<br />

1. Los términos son comunes en el NT (especialmente en Pablo), y en su mayor parte son figurativos. Tanto los creyentes como los<br />

apóstoles sufren aflicción. Es algo de hecho (Hch. 11:19, etc.) pero también inevitable (Jn. 16:33). Israel es un tipo de esto. Pablo<br />

como apóstol sufre particular aflicción (cf. 1 Ts. 3:3–4; Hch. 20:23; 2 Co. 1:4–5; Col. 1:24).<br />

2. Estos padecimientos son los propios padecimientos de Cristo, los cuales, al no haberse agotado todavía (Col. 1:24), continúan en<br />

el apóstol. El apóstol experimenta la propia pasión de Cristo al ser entregado a la muerte por la iglesia (2 Co. 4:10–11). Al proclamar<br />

la palabra, se hace ejemplo de ella. Los mártires de Apocalipsis 7:14 dan un testimonio similar de los propios sufrimientos de<br />

Cristo. Los sufrimientos de la iglesia son los de Cristo en forma representativa. Cristo sufre en su pueblo sobre la base de su propio<br />

sufrimiento.<br />

3. El sufrimiento cristiano es, entonces, inseparable de la vida cristiana; es el propio sufrimiento de Cristo, y es escatológico en vista<br />

de su acontecer en el eón al que Cristo ha puesto fin (cf. 1 Co. 7:26ss; Mt. 24:4ss, 9ss, 15ss; Ap. 1:9, donde las aflicciones presentes<br />

se ponen bajo la luz de la gran tribulación <strong>del</strong> fin de los tiempos). También el judaísmo tenía la expectativa de la tribulación<br />

escatológica, pero los rasgos nuevos en el NT son (a) que esta tribulación final ya ha comenzado, (b) que la propia pasión <strong>del</strong> Mesías<br />

le da inicio, y (c) que es padecida por su pueblo disperso.<br />

4. Existe también una aflicción asociada con el juicio final, cuando los impíos y aquellos que afligen a la iglesia quedarán bajo la ira<br />

de Dios (Ro. 2:9; 2 Ts. 1:6). La iglesia anticipa este juicio al asociarse con Cristo en su sufrimiento vicario de juicio divino. En<br />

este sentido la aflicción cristiana es para la fe una verdadera demostración <strong>del</strong> justo juicio de Dios (2 Ts. 1:5).<br />

II. La experiencia de la tribulación.<br />

1. Las aflicciones cristianas son de distintas clases (cf. los sinónimos en Ro. 2:9, 1 Ts. 3:7; Jn. 16:21; Mr. 4:17). Las referencias<br />

específicas son a la persecución en 1 Tesalonicenses 1:6, al encarcelamiento en Hechos 20:23, al escarnio en Hebreos 10:33, a la

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