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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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3. Las inscripciones. Las inscripciones, que usan tanto ἔθνος como λαός, aplican el término a grupos específicos de judíos como<br />

representantes <strong>del</strong> pueblo entero.<br />

[H. Strathmann, IV, 29–39]<br />

[p 491] D. Pueblo y pueblos en el judaísmo rabínico.<br />

I. El pueblo.<br />

1. La posesión de Dios.<br />

a. Israel como λαὸς θεοῦ. El motivo básico de que Israel es pueblo de Dios halla su expresión en la idea de que Dios ha entregado<br />

las demás naciones a los ángeles, mientras que se ha reservado a Israel para sí. En algunos enunciados, los ángeles nacionales de<br />

los pueblos parecen ser sus dioses.<br />

b. La relación padre-hijo entre Dios e Israel. Otro concepto es que Israel es el primogénito de Dios, con privilegios especiales como<br />

tal. Si bien la filiación es natural, tiene implicaciones éticas: los israelitas deben comportarse como hijos.<br />

c. El pueblo como la esposa de Dios. El tema <strong>del</strong> amor matrimonial aparece también en la descripción de la relación. Por ahora sólo<br />

hay un desposorio o compromiso, con pequeños regalos, pero con el Mesías llegará el verdadero matrimonio y la plenitud de los<br />

dones.<br />

d. Los judíos como amigos y hermanos de su Dios. Junto con el amor conyugal encontramos también la idea de la amistad o la<br />

hermandad entre Dios y su pueblo. Dios es un hermano en la adversidad (Pr. 17:17), e invita a sus amigos a comer con él (Cnt.<br />

5:1).<br />

2. El pueblo santo. Como pueblo de Dios, Israel es pueblo santo en razón de su separación respecto a los idólatras y en razón <strong>del</strong> don<br />

de la ley.<br />

3. El pueblo como centro <strong>del</strong> mundo. El judaísmo tiene un fuerte sentido de la centralidad <strong>del</strong> pueblo de Dios. Este pueblo va a<br />

gobernar el mundo, si no en el presente eón, entonces en el venidero. La idea principal, sin embargo, es que el mundo ha sido<br />

creado para Israel, y que sólo por el <strong>del</strong>eite de Dios en Israel la humanidad no llega a perecer.<br />

4. El significado y la duración <strong>del</strong> sufrimiento.<br />

a. El sufrimiento como resultado <strong>del</strong> pecado. La situación desastrosa de Israel después <strong>del</strong> año 70 d. C. se interpreta como el<br />

resultado de su conducta pecaminosa.<br />

b. El sufrimiento como medio de prueba. Con el juicio viene la idea de la prueba. Sólo por medio <strong>del</strong> mundo presente podemos<br />

entrar al eón futuro. Es por medio <strong>del</strong> sufrimiento que Israel goza de los tres dones especiales que son la ley, la tierra y el mundo<br />

venidero.<br />

c. El sufrimiento con miras a la purificación para el eón venidero. Otro concepto es el <strong>del</strong> poder expiatorio <strong>del</strong> sufrimiento. El pueblo<br />

cae en las tentaciones, pero el sufrimiento penal lo purga con miras al eón futuro.<br />

5. Carácter eterno <strong>del</strong> pueblo. Los pueblos disfrutan <strong>del</strong> éxito presente, pero el gran día de Israel llegará con el Mesías, el eón final y<br />

el juicio universal, a través <strong>del</strong> cual Israel pasará incólume. Israel puede entonces tener la esperanza de la salvación colectiva.<br />

Algunos individuos pueden quedar excluidos, otros pueden necesitar una limpieza purificadora para participar, y unos cuantos<br />

paganos justos podrán hallar un lugar. Por eso la salvación colectiva no abarca necesariamente a todos los de linaje patriarcal, ni<br />

sólo a ellos.<br />

II. Los pueblos.<br />

1. Los pueblos, alejados de Dios. La relación entre Israel y los otros pueblos es especialmente aguda durante y después <strong>del</strong> exilio, e<br />

implica una tensión entre el particularismo y el universalismo. La asignación de las naciones a ángeles guardianes (o dioses), los<br />

cuales, desde luego, son inferiores a Dios, implica una lejanía con respecto a Dios, una privación de los honores otorgados a Israel,<br />

e incluso a veces una sensación de que Dios es hostil a los otros pueblos.<br />

[p 492] 2. El carácter pecaminoso de los pueblos.

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