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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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Jesús. De manera que todos los apóstoles deben ser discípulos, aunque no todos los discípulos tienen que ser apóstoles. La expresión<br />

«doce apóstoles» se puede usar ya muy temprano (Mt. 10:2), pero no da a entender una equiparación exclusiva de «los doce»<br />

con «los apóstoles».<br />

b. Los discípulos comienzan su labor apostólica cuando Jesús los hace sus colaboradores. No se da razón alguna para esto. Jesús se<br />

limita a llamar a los doce y a enviarlos (ἀποστέλλειν en Marcos) con autoridad (Mateo, Marcos, Lucas). Tenemos aquí, entonces,<br />

un envío autoritativo en el sentido de una <strong>del</strong>egación plena, seguida por un posterior regreso e informe. El poner en duda la historicidad<br />

<strong>del</strong> envío ocasiona más problemas de los que resuelve, pero la derivación <strong>del</strong> apostolado a partir de Jesús no depende de este<br />

envío en vista de Marcos 9:38ss, donde la base para la queja de Juan acerca <strong>del</strong> exorcista es que sólo los discípulos están autorizados<br />

para usar el poder de Jesús, y Mateo 10:40ss, donde la identificación <strong>del</strong> que envía y el enviado presupone la autorización (el<br />

enviado es como el que lo envía, y lo que se le hace al primero se le hace al segundo). Tal como se les muestra a los discípulos y<br />

tal como ellos lo perciben, su autorización está conectada con la persona de Jesús. Sin embargo, la corrección [p 77] dada a Juan<br />

en el primer pasaje descarta cualquier pretensión basada en la autorización. Si los discípulos tienen plenos poderes para hablar y<br />

actuar como lo hace Jesús, esto no es algo que les confiere derechos sino que implica el deber <strong>del</strong> servicio. El segundo pasaje<br />

apunta a lo mismo: el comisionamiento por parte de Jesús significa humillación antes que exaltación. El servicio y la humildad<br />

despojan al apostolado de las pretensiones que podrían acompañar su autorización legal. Hacen de él un encargo más que un oficio.<br />

Esto queda ilustrado también por el envío de los setenta (Lc. 10:1) y por el hecho que, cuando los discípulos regresan a Jesús,<br />

no continúan con su labor sino que se convierten nuevamente en oyentes y ministros (Lc. 9:49–50). El apostolado como tal no<br />

tiene carácter religioso, sino que es simplemente una forma. Los apóstoles reciben su sello religioso de aquel que los comisiona, y<br />

de un modo tal que lo principal es la comisión misma, no sus portadores.<br />

c. El uso de los términos «apóstoles» y «discípulos» en Mateo y Marcos apoya lo que acabamos de decir. Cuando son comisionados,<br />

los discípulos de Mateo 10:1 se convierten en los apóstoles de 10:2 (cf. Mr. 6:30). Pero cuando regresan se convierten nuevamente<br />

en discípulos y así permanecen por el resto de esos Evangelios. La situación es un poco más complicada en Lucas, donde «apóstoles»<br />

es un término fijo para los primeros discípulos en 22:14; 24:10 pero en otros lugares se usa en conexión con la misión propiamente<br />

dicha, p. ej. 6:12–13; 9:10. En 6:12–13 Jesús mismo habría usado el término arameo, que no entraña el matiz de oficio<br />

que posteriormente llegó a adherirse a la palabra griega. Por eso es suficientemente razonable suponer que el término no es una<br />

asimilación o intromisión posterior, con tal que comprendamos que ἀπόστολος es sencillamente una palabra objetiva para denotar<br />

a un representante plenamente acreditado con un encargo específico. Lucas 6:12–13 corresponde a Marcos 3:13ss, si bien en ambos<br />

casos el verdadero nombramiento como apóstoles vino más tarde (Lc. 9:1; Mr. 6:7). Los discípulos son escogidos con miras a<br />

su posterior envío. El apostolado, entonces, se deriva de Jesús, y en arameo la palabra misma también es suya, no en términos de<br />

un oficio, pero sí en términos de una comisión autoritativa.<br />

d. También es significativa la conexión de los apóstoles con la proclamación de la palabra. En Marcos 3:14; Lucas 9:2 los discípulos<br />

son enviados a predicar (cf. Mt. 10:7–8). Es así como un elemento objetivo, el mensaje, se convierte en el contenido <strong>del</strong> apostolado.<br />

Se exige una dedicación plena y obediente a la tarea. La acción acompaña a la palabra como demostración de que la comisión<br />

es auténtica. Las obras no son asunto de jactancia ni de evaluación, sino de un gozo que expresa que la persona se deja completamente<br />

de lado para ser absorbida en la tarea (Lc. 10:17). El éxito de los apóstoles es el éxito <strong>del</strong> propio Jesús, y en el informe descarta<br />

toda referencia a las dificultades en la realización de la tarea (acerca de las cuales Jesús da una clara advertencia, p. ej. en Mr.<br />

6:11).<br />

2. El apostolado cristiano primitivo como don <strong>del</strong> Señor resucitado.<br />

a. El primer encargo de predicar el reino es para un período limitado. La muerte de Jesús deja a los discípulos en una situación de<br />

pérdida, pero el Señor resucitado los constituye en comunidad y renueva el encargo. Ahora los apóstoles son testigos de la resurrección.<br />

Por otro lado, no todos los que son testigos de la resurrección son apóstoles. Así, las mujeres no quedan incluidas, aun<br />

cuando las mujeres son de hecho las primeras testigos y la iglesia incluye a mujeres profetisas. Asimismo, no parece que todos<br />

aquellos «más de 500» hayan sido apóstoles. La base para el apostolado es la comisión personal por parte <strong>del</strong> Señor resucitado, así<br />

como el encuentro personal con él. Esto es aplicable primordialmente a los doce (con Matías sustituyendo a Judas), quienes han<br />

sido preparados para la tarea pero ahora tienen que predicar a Cristo como cumplimiento de la profecía veterotestamentaria. Ellos<br />

se convierten en representantes autoritativos de Jesús, pero la naturaleza misma de su encargo significa que ahora son también<br />

misioneros. Varios otros individuos se suman a los doce en la recepción y ejecución de este encargo (cf. Hch. 15:1ss). El aspecto<br />

misionero es algo nuevo en comparación con la institución judía <strong>del</strong> חי ַ ִל ָשׁ. El nuevo encargo es además de un carácter más duradero,<br />

pues se aplica a todo el período entre la ascensión y el retorno. Pero hay sólo una designación, de modo que difícilmente podemos<br />

concebir el apostolado como un oficio que continúa. Sigue estando marcado por una dotación de autoridad y por el deber de<br />

rendir cuentas; Pablo es un ejemplo clásico. El Espíritu es indispensable, porque en el Espíritu (Pentecostés) los apóstoles reciben<br />

la seguridad de [p 78] la presencia de Cristo y su poder, y también una norma de lo que hay que hacer cuando los apóstoles se<br />

dedican a la voluntad de Dios y buscan lograr la fe en sus oyentes, en lugar de una realización personal como predicadores u obradores<br />

de curaciones. Las obras que les acompañan son manifestaciones <strong>del</strong> poder de Cristo, que dan validez al mensaje divino

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