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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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bién puede otorgar primero el perdón (Mt. 9:2) o incluso dar perdón cuando no hay necesidad de curación (Lc. 7:47ss). También a<br />

veces las curaciones pueden estar al servicio de un punto pastoral, p. ej. cuando se realizan en el contexto de una disputa (el sábado<br />

en Mt. 12:9ss, el derecho de perdonar en Mt. 9:1ss). Los milagros no son espectáculos, pero son señales (Jn. 2:11, 23; 4:48, etc.).<br />

Son demostraciones sencillas pero poderosas de que la edad prometida de cumplimiento ha llegado ya (cf. Mt. 11:5 e Is. 35:5–6).<br />

A partir de ellos el Bautista debe percibir que el reinado de Dios está presente (Mt. 12:28). El no lograr ver esto es una cerrazón<br />

culpable (Lc. 12:54ss). Los milagros son victorias prolépticas: una pregustación y una garantía de la victoria final. Jesús invade<br />

con poder el reino de Satanás (Lc. 10:18). Nada lo puede resistir, porque aun cuando es condenado a muerte, es por medio de esa<br />

muerte que viene el reino. El contexto mesiánico y escatológico les da a las curaciones de Jesús una singularidad en la historia<br />

religiosa que es la singularidad de toda su persona y su misión.<br />

4. La curación en la edad apostólica. Si Jesús les da a sus discípulos poder de curar (Mr. 3:14–15), no se trata de unas dotes para uso<br />

egoísta sino de un equipamiento para un testimonio eficaz, de acción así como de palabra. El poder puede llegar a un límite (Mr.<br />

9:18), no ha de usarse para obtener ganancia (Mt. 10:8), y puede ser ejercido aun fuera <strong>del</strong> círculo apostólico cuando se invoca el<br />

nombre de Jesús (Mr. 9:38ss). Con su fe escatológica en Jesús, los primeros testigos entablan la lucha contra el sufrimiento corporal<br />

(Hch. 3:1ss etc.). Si figuran rasgos primitivos, especialmente por parte de quienes son curados, los actos de poder, como las<br />

curaciones de Jesús en la predicación misionera (Hch. 2:22), despiertan la fe (Hch. 2:43, etc.) e impulsan el progreso de la predicación<br />

(Ro. 15:18–19, etc.). El don de curación es una operación en nombre <strong>del</strong> Señor exaltado (Hch. 3:16), o una operación <strong>del</strong><br />

Señor mismo por medio <strong>del</strong> Espíritu (Hch. 9:34). Es un carisma especial, dado particularmente a ciertos testigos comisionados,<br />

pero no confiere ningún derecho ni una exención mágica de enfermedades graves o persistentes (cf. Fil. 2:26; 2 Ti. 4:20). La curación<br />

puede ser un don, pero sigue siendo un tema en la intercesión piadosa (2 Co. 12:8; Stg. 5:13ss). El uso figurado de este grupo<br />

figura en el NT sólo [p 344] en citas <strong>del</strong> AT (excepto en Heb. 12:13). Así, la advertencia de Hechos 28:27 cita Isaías 6:10, y 1<br />

Pedro 2:24 cita Isaías 53:5. En ambos casos la referencia es a la restauración por medio <strong>del</strong> perdón y los beneficios salvíficos resultantes.<br />

En Hebreos 12:13 el uso es ético. En una exhortación a la conducta cristiana, esto se compara con la construcción de<br />

sendas derechas para que lo que está lisiado se cure.<br />

D. El Evangelio <strong>del</strong> sanador y la curación en la iglesia antigua. El vigor misionero <strong>del</strong> cristianismo debe muchísimo al poder con<br />

que trae liberación de la esclavitud bajo los demonios y bajo el destino, para pasar a ese amor desapegado con que los creyentes<br />

asumen la causa de los enfermos y necesitados. Con énfasis en la liberación <strong>del</strong> pecado, el uso figurado (en parte bajo influencia<br />

<strong>del</strong> AT) vuelve a adquirir mayor prominencia, como cuando a Jesús se lo llama ἰατρός (cf. la semejanza fonética entre Jesús e<br />

ἰᾶσθαι) y se transfieren a él los temas helenísticos. El uso literal de este grupo es poco común. Aparece en citas <strong>del</strong> AT en 1 Clemente<br />

y Bernabé, y el uso figurado es especialmente común en Hermas (p. ej. Visiones 1.1.9; Mandatos 4.1.11; Semejanzas 5.7.3)<br />

con una insinuación de infusión de gracia así como de remisión de los pecados.<br />

[A. Oepke, III, 194–215]<br />

→ δύναμις, θεραπεύω, σωτήρ, ὑγιής<br />

ἰδιώτης [lego, extraño]<br />

A. ἰδιώτης fuera <strong>del</strong> NT.<br />

1. En el uso griego encontramos los siguientes sentidos: a. «individuo privado» a diferencia de una persona pública; b. «lego» a<br />

diferencia <strong>del</strong> experto; y c. «extraño, persona de fuera» a diferencia de un miembro. El término toma su sentido distintivo de su<br />

respectivo contexto.<br />

2. Los rabinos toman ἰδιώτης como préstamo en los tres sentidos: a. «persona privada» en comparación con el rey; b. «lego» en<br />

contraste con el experto; y c. «ser humano» a diferencia de Dios.<br />

B. ἰδιώτης en el NT.<br />

1. En Hechos 4:13 la palabra tiene el sentido general de «inculto», y en 2 Corintios 11:6 el sentido similar de «no diestro» (en la<br />

elocuencia) (cf. Justino, Apología 1.39.3; 60.11).<br />

2. En 1 Corintios 14:16 el contexto sugiere una persona que no tiene el don y por lo tanto no es edificada. En 1 Corintios 14:23–24,<br />

sin embargo, la combinación con ἄπιστος muestra que la referencia es a uno que no es miembro y que asiste a las reuniones de la<br />

iglesia. En ambos casos, entonces, se tiene en la mira a los no creyentes, e. d. a los de afuera que no tienen el don de lenguas ni la<br />

fe, y a quienes el ejercicio de ese don no va a ayudar.<br />

[H. Schlier, III, 215–217]

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