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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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cooperan también muchos paralelos religiosos. El poder creador <strong>del</strong> Espíritu (cf. el AT) queda simplemente transferido al proceso<br />

de la concepción.<br />

7. Resumen. La parquedad de enunciados referentes al Espíritu en Marcos y Mateo resulta sorprendente. Sin embargo, apoya la<br />

fi<strong>del</strong>idad de la tradición. Se resiste la tentación de retratar a Jesús como un pneumático. Él es claramente el portador <strong>del</strong> Espíritu,<br />

como lo demuestran su poder y su autoridad. Pero él no habla mucho acerca <strong>del</strong> Espíritu, tal vez porque sus discípulos no pueden<br />

comprender esas cosas sino hasta que su obra quede completa. Cuando la comunidad experimenta el derramamiento <strong>del</strong> Espíritu<br />

que la marca como el pueblo de los últimos días, ella se percata de que esto se basa exclusivamente en la venida de Jesús y en la fe<br />

en él. Pero también percibe que describir a Jesús como un pneumático es sugerir que él hace de ella el pueblo de los últimos días,<br />

simplemente como Ejemplo o Maestro. El verdadero punto es que Dios sale al encuentro de su pueblo en Jesús. Los enunciados<br />

referentes al Espíritu destacan su singularidad, su condición escatológica, la presencia directa de Dios en él (cf. Mt. 12:18, 28; Mr.<br />

1:10; 3:29–30; Mt. 1:20). El Espíritu es el poder de Dios que hace posible un hablar y un actuar que están más allá de la capacidad<br />

humana. Los fenómenos <strong>del</strong> Espíritu están subordinados a la comprensión de que ha amanecido la era mesiánica. Tienen una referencia<br />

cristológica.<br />

II. Lucas y Hechos.<br />

1. La relación <strong>del</strong> Espíritu con Jesús. En Lucas y Hechos πνεῦμα figura tres veces más frecuentemente que en Marcos. En Lucas<br />

4:1 Jesús está lleno <strong>del</strong> Espíritu, no sujeto al Espíritu sino actuando por el Espíritu. En 4:18 el Espíritu está posado sobre Jesús. En<br />

la concepción realizada por el Espíritu (1:35), el πνεῦμα es el poder vivificador de Dios, pero lo que cuenta es el resultado <strong>del</strong><br />

acto, a saber, que Jesús tiene el Espíritu desde el principio. Si el Espíritu es dado posteriormente en el bautismo, esto no denota un<br />

crecimiento sino que muestra que cada actualización es un nuevo acto divino. Al tener él mismo el Espíritu, Jesús dispensa el Espíritu<br />

después de la resurrección (24:49). Jesús, entonces, no es un pneumático como los pneumáticos en la iglesia. El Espíritu se<br />

manifiesta por primera vez en Jesús, y por medio de Jesús viene a la comunidad (cf. Hch. 2:33; 10:14, 19).<br />

2. El Espíritu que permanece con la comunidad. El Espíritu no cae de un salto sobre la comunidad para luego dejarla. Da forma a su<br />

existencia entera, no como una posesión natural, sino como el Espíritu de Dios que permanece. Así el término «lleno <strong>del</strong> Espíritu»<br />

(Hch. 6:3; 11:24) destaca la unión duradera, mientras que un reiterado «llenarse <strong>del</strong> Espíritu» retiene el aspecto dinámico (4:8;<br />

13:9).<br />

3. Las manifestaciones exteriores <strong>del</strong> Espíritu. En el bautismo de Jesús, «en forma corporal como una paloma» destaca la objetividad<br />

<strong>del</strong> acontecimiento. Lo mismo se aplica a los fenómenos de Pentecostés (Hch. 2:1ss) y al terremoto de Hechos 4:31. La glosolalia<br />

es también una manifestación exterior. El Espíritu subordina la naturaleza física a Dios, al ampliar su acción a este ámbito.<br />

4. Las obras <strong>del</strong> Espíritu. En Lucas 12:10 el Espíritu es el poder de Dios en los dichos inspirados de los testigos de Jesús; él es el<br />

Espíritu de la profecía (cf. 4:23ss). En Lucas las curaciones no van asociadas con el Espíritu sino con el nombre de Jesús, con la fe<br />

en Jesús, con Jesús mismo, con la oración, con el contacto corporal con los apóstoles, y con el poder de Jesús. El Espíritu capacita<br />

a los discípulos para hablar en lenguas y profetizar (Hch. 2:4; Lc. 1:41, 67). También concede el discernimiento <strong>del</strong> corazón (Hch.<br />

13:9). Sobre todo, da poder a la predicación. La profecía es la obra <strong>del</strong> Espíritu. La comunidad escatológica es una comunidad de<br />

profetas. En Hechos 5:3, 9 es apenas probable que se trate de la blasfemia contra el Espíritu. Tal vez la idea sea que el mentir se da<br />

contra aquellos que [p 866] están llenos <strong>del</strong> Espíritu (cf. 13:9). Un acontecimiento especial se da en Hechos 8:39. Junto con la<br />

profecía, el Espíritu otorga otros dones y también entra en acción en la vida ética de la comunidad. Si, como helenista, Lucas está<br />

interesado en la visibilidad de la obra <strong>del</strong> Espíritu, bajo la influencia <strong>del</strong> AT destaca la centralidad de la proclamación profética en<br />

esa obra.<br />

5. El Espíritu como rasgo característico de la era de la iglesia. Lucas 11:13 promete el Espíritu a quienes lo pidan (cf. Mt. 7:11). El<br />

Espíritu es el don absoluto. La venida <strong>del</strong> Espíritu es un acontecimiento escatológico que realiza la promesa <strong>del</strong> Espíritu al pueblo<br />

de los últimos tiempos (cf. Nm. 11:29). Todos los bautizados poseen el Espíritu (Hch. 19:2). Los gentiles van incluidos (15:8–9).<br />

La dotación con el Espíritu va de la mano con la llegada a la fe. El derramamiento <strong>del</strong> Espíritu (Hch. 2:1ss) es una renovación de la<br />

alianza, que en cierto sentido constituye un paralelo <strong>del</strong> otorgamiento de la ley en el Sinaí. Comienza la era de la iglesia, trayendo<br />

un nuevo hablar que todos pueden entender. Pero es el acontecimiento de Cristo, no la efusión <strong>del</strong> Espíritu, lo que constituye el<br />

verdadero acontecimiento escatológico que se halla en el centro mismo <strong>del</strong> tiempo. Por eso puede haber nuevas efusiones <strong>del</strong> Espíritu<br />

cuando se dan nuevos pasos (cf. 8:17–18; 10:44–45). Una vez más, el llenarse <strong>del</strong> Espíritu se puede dar incluso antes de la<br />

venida de Jesús (Lc. 1–2). Al mismo tiempo, el Espíritu es dado ahora a la iglesia en su totalidad. Todo el pueblo de Dios está<br />

constituido de profetas. El Espíritu les da a los creyentes dones especiales que les posibilitan expresar su fe en una continua historia<br />

de la misión. Lucas no atribuye de modo específico al Espíritu la fe, la salvación o la obediencia. Tampoco la oración es obra<br />

<strong>del</strong> Espíritu. Estas cosas preceden al hecho de la dotación con el Espíritu, la cual es más específicamente una capacitación para<br />

desempeñar tareas especiales. Al no atribuir al Espíritu la existencia misma de la comunidad, Lucas le recuerda la tarea que va<br />

indisolublemente asociada a su existencia.

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