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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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Babilonia la copa <strong>del</strong> vino de la furia de su ira, y en el juicio final todos los que hayan aceptado el dominio de ella beberán también<br />

<strong>del</strong> vino de la ira de Dios, e. d. la condenación final (14:10). El vino representa la ira activa de Dios, y la copa representa el poder<br />

de su airado juicio, ya sea en su ejercicio temporal mediante las potencias históricas, o en su manifestación definitiva.<br />

b. La copa <strong>del</strong> sufrimiento. Cuando los hijos de Zebedeo piden un puesto especial en el gobierno regio de Cristo, la respuesta de<br />

Jesús que los remite a su propia copa es una insinuación <strong>del</strong> martirio, pero la pregunta que les plantea tiene que ver con la disposición<br />

de ellos a aceptarlo. En Getsemaní él mismo ora pidiendo que esa copa le pase de largo, pero después de debatirse en la oración<br />

alcanza la disposición que se expresa en Juan 18:11. La copa no es solamente un destino cruel, sino el juicio divino, de modo<br />

que el hecho de que Jesús se retraiga ante ella no es temor a la muerte sino el horror <strong>del</strong> Santo por quedar bajo el juicio de Dios<br />

sobre el pecado humano (Mr. 14:33ss; Mt. 26:37ss; Lc. 22:44ss). Sobre la base de lo que Jesús dice sobre la copa, la copa se convierte<br />

en símbolo <strong>del</strong> martirio en el Martirio de Policarpo 14.2. La copa <strong>del</strong> sufrimiento queda aquí definida de modo decisivo por<br />

el hecho de que el propio Jesús haya bebido de ella.<br />

4. La Cena.<br />

a. El dicho escatológico en Lucas 22:17–18. En Lucas 22:17–18 el dicho de Marcos 14:25 se vincula con una copa. En Marcos la<br />

frase «fruto de la vid» muestra que originalmente está relacionado con la bendición de una copa, ya que esta frase figura en las<br />

acciones de gracias judías al beber vino, p. ej. en la Pascua. En Lucas el dicho se relaciona con la primera copa de la cena de Pascua.<br />

Es una declaración de que esta es la última comida de Jesús con sus discípulos, antes <strong>del</strong> banquete de la consumación. Jesús<br />

mismo no bebe, sino que entrega la copa a los discípulos, los cuales beben de ella, o llenan con ella sus propias copas, en una unidad<br />

de comunión de mesa que mira a<strong>del</strong>ante hacia el banquete de la consumación.<br />

b. El dicho de interpretación. Puesto que el orden y el rito que se siguen en la Última Cena corresponden a la práctica judía, no puede<br />

haber duda de que la copa y el dicho provienen de Jesús mismo y son transmitidos por la iglesia palestinense. El dicho de interpretación<br />

en Marcos 14:23; 1 Corintios 11:25; Lucas 22:20 se refiere al contenido, pero el término que se usa es siempre «copa» en<br />

vez de «vino» (tinto). La copa les recuerda a aquellos a quienes se les da, la copa que está en la mano de Dios. El que la entrega es<br />

el Mediador de la obra de Dios, que es de juicio y de salvación.<br />

[p 824] Los que la reciben son aquellos en quienes Dios está en acción en la gracia que salva y por medio <strong>del</strong> juicio. La copa misma<br />

es la copa pascual de bendición, pero materialmente se halla detrás de ella una referencia a la copa de Dios.<br />

c. La copa <strong>del</strong> Señor y la copa de los demonios (1 Co. 10). En 1 Corintios 10:16ss Pablo se refiere a la copa de bendición, pero la<br />

frase «que bendecimos» hace que la referencia sea especial, a lo que recibimos <strong>del</strong> Señor en ella y con ella. Esta copa significa<br />

participación en la sangre de Cristo, e. d. compromiso con aquel que murió por nosotros. Es la copa <strong>del</strong> Señor en cuanto que nos<br />

pone a nosotros en conexión con su poder eficaz. Por eso los creyentes no pueden beber a la vez esta copa y la de los demonios<br />

(10:21). Esto no es por el hecho de que la eucaristía es diferente de los banquetes cultuales <strong>del</strong> paganismo (Justino, Apología 1.66),<br />

sino porque los sacrificios que no se ofrecen a Dios están dedicados a los demonios. Los que beben lo que pública o privadamente<br />

(1 Co. 8:10; 10:27ss) se vierte en honor de las deidades paganas, caen presa <strong>del</strong> dominio de los demonios. Quedan perteneciendo<br />

entonces a otro reino que no es el de Cristo. Es porque nadie puede servir a dos amos (Mt. 6:24) que uno no puede beber a la vez<br />

de la copa <strong>del</strong> Señor y de la de los demonios.<br />

καταπίνω. Literalmente esta palabra significa «sorber», «tragar» (usado ya sea respecto a personas o, p. ej., la tierra). Figuradamente<br />

significa «asimilar», «sobrecoger» o «consumir», «usar». La LXX suele usar el término para la destrucción, ya sea por parte<br />

de la tierra (Éx. 15:12), las profundidades (Sal. 69:15), el enemigo (Os. 8:8), los pecadores (Sal. 35:25) o Dios (Job 8:18). En su<br />

forma absoluta denota la extinción de la sabiduría humana (Sal. 107:27). Filón se refiere a cómo el alma de los insensatos es tragada<br />

por el cuerpo, o a cómo Balaam es envuelto por el río de la insensatez (De los gigantes 13; De la inmutabilidad de Dios 181).<br />

El NT sigue al AT en diversos modos, combinando los sentidos literal y figurado para sugerir la destrucción hostil por fuerzas<br />

sobrehumanas. Así encontramos el ser devorado por las tinieblas o por el diablo en 1 Pedro 5:8, por un remordimiento sin esperanza<br />

en 2 Corintios 7:9–10, o por la obra de juicio de Dios en el caso de aquello que es hostil a él en Hebreos 11:29; Apocalipsis<br />

12:6; 2 Corintios 5:4; 1 Corintios 15:54. En Hebreos 11:29 los egipcios son tragados por el mar; en Apocalipsis 12:6 la tierra se<br />

traga el río; en 2 Corintios 5:4 la muerte es tragada por la vida; y en 1 Corintios 15:54 la muerte es sorbida en la victoria. Sólo en<br />

el dicho proverbial de Mateo 23:24 el uso es diferente. Aquí una comparación muestra lo insensato <strong>del</strong> modo en que los fariseos<br />

luchan contra la transgresión de los más pequeños reglamentos, pero aceptan fácilmente que no se observen los grandes mandamientos.<br />

ποτίζω. Esta palabra significa «hacer beber, dar de beber». En el AT el ποτίζειν de Dios apunta hacia su continua gloria como<br />

Creador (Sal. 104:11, 13) y también a su obra de salvación y de ira (Sal. 78:15; 60:3). El NT renueva la antigua exigencia de que<br />

hay que darles de beber a los sedientos, pero sobre una base cristológica (Mr. 9:41; Mt. 25:35; Ro. 12:20). Se plantean diversos<br />

motivos para el que se le diera de beber a Jesús en la cruz (Mr. 15:36; Jn. 19:29). En 1 Corintios 3:2, 6ss el dar instrucción básica

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