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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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b. El período clásico y el tardío. Platón distingue la formación vocacional de la παιδεία, pero incluye la música y la gimnasia. Los<br />

padres tienen la responsabilidad principal, pero necesitan dirección. Aristóteles distingue grupos de edad y considera esenciales la<br />

lectura y la escritura. La meta de la educación personal es la virtud, y la cultura aporta felicidad. En el estoicismo el objetivo, mediante<br />

el escrutinio propio, es el cosmopolitanismo helenístico. El ideal romano de firmeza de carácter como meta de la educación<br />

tiene aquí su impacto (cf. tb. el sistema espartano). Una actitud heroica ante el destino ofrece libertad en relación con los valores<br />

mundanos, e inclusive facilita la renuncia de la vida. Plutarco argumenta que la educación es sólo para los varones libres. El niño<br />

es como la tierra, el maestro como un agricultor, la enseñanza como la semilla. Los muchachos están en manos de pedagogos cuidadosamente<br />

seleccionados, los cuales, aunque son esclavos, son tutores privados que dan instrucción en el temor de Dios, la rectitud,<br />

la autodisciplina y la valentía. Los padres deben supervisar, ya que la cultura tiene una importancia total, al ser divina y permanente.<br />

Sobre todo, los padres deben enseñar mediante el ejemplo. El destino mismo desempeña un papel en la παιδεία mediante<br />

sus castigos, pero la palabra no se usa en el griego no bíblico para designar el castigo corporal.<br />

2. El legislador y la παιδεία. En Grecia la educación es un asunto público, ya que está en juego la relación con el estado. Por eso,<br />

incluso las ideas acerca de la educación en la familia se presentan como exigencias legales. El hombre está por naturaleza orientado<br />

hacia la παιδεία, y la παιδεία está al servicio de la seguridad <strong>del</strong> estado y de la integración de los individuos en la sociedad.<br />

Las leyes, entonces, ordenan la educación. La παιδεία es lo que distingue a los humanos de los animales, o a los griegos de los<br />

bárbaros. Platón piensa que los mitos mentirosos deben dejarse de lado, y que la virtud es parte de la esencia de la cultura, lo cual<br />

exige un compromiso personal. Aristóteles arguye que el estado debe imponer la educación a todos los hombres libres, aunque los<br />

gobernantes se distinguirán por su cultura superior así como por sus mayores riquezas. La ley es, para Aristóteles, el verdadero<br />

pedagogo. La educación está al servicio de un fin social, e. d. la integración en las relaciones políticas establecidas por la ley.<br />

3. La educación religiosa. La παιδεία griega es fundamentalmente antropocéntrica, y cada persona es la medida de todas las cosas<br />

(Protágoras). Platón, sin embargo, introduce un absoluto trascendente, dándole así a la παιδεία un aspecto teológico. La educación<br />

presupone el conocimiento <strong>del</strong> bien, lo cual es la teología. La razón podrá controlar la educación, pero lo que a fin de cuentas está<br />

en juego es el cultivo <strong>del</strong> alma e incluso su salvación. También Aristóteles encuentra sitio para la teología, y sus sucesores piensan<br />

que la παιδεία nos coloca en igualdad con los dioses. El elemento antropocéntrico permanece, pero la παιδεία pule la naturaleza<br />

humana y cumple su destino dirigiendo sus esfuerzos hacia el bien.<br />

B. La educación en el AT.<br />

1. La disciplina de Dios mediante la ley y la sabiduría. Originalmente la tradición bíblica no tiene un vocabulario pedagógico. Dios<br />

es santo, y exige santidad a su pueblo escogido. Las transgresiones a la santidad son o castigadas o expiadas. Puesto que la santidad<br />

tiene una dimensión moral, los mandamientos morales son una obligación. Dios ayuda al pueblo de la alianza a guardar esos<br />

mandamientos por medio de la instrucción, el castigo y la recompensa. El historial de los actos de Dios, junto con la ley y la profecía,<br />

pone su impronta en el pueblo y le va dando forma. Especialmente la ley tiene una fuerza educativa (Sal. 119). El padre es su<br />

guardián, con el mandato [p 735] de enseñar a la generación más joven (Gn. 18:19). Su propósito es servir de norma para el crecimiento<br />

en la fe y el orden. De las muchas palabras para instrucción, רסי (con רסומ) es la que se acerca más a la idea de educación.<br />

Combina las ideas de «crianza» moral, corrección y cultura. Comporta el pensamiento de las relaciones interpersonales, y puede<br />

referirse a la formación <strong>del</strong> pueblo así como a la crianza personal. También lleva la idea de la reprensión, la admonición y las medidas<br />

disciplinarias. Hasta se incluye el castigo corporal (Pr. 13:24), ya que evita cosas peores (23:13) y da esperanza de enmienda<br />

(19:18). Pero debe darse en amor y no en ira. Los padres y madres tienen una responsabilidad primordial (1:8). El cultivo <strong>del</strong><br />

carácter de los adultos, así como la educación de los niños, se tienen en cuenta en los Proverbios. El temor a Dios es el principio de<br />

la sabiduría (1:7). La meta de la instrucción es la sabiduría, el entendimiento, la disciplina y la integridad (1:2ss). La ley es una<br />

lámpara, y la sabiduría una luz (6:23). Lo que se busca es la educación moral. La pobreza y la vergüenza persiguen a quienes la<br />

descuidan (13:18; 24:32). Dios es la fuente última de toda formación. La confianza en él es el contenido de la instrucción (3:11).<br />

Dios mismo disciplina y corrige (Sal. 16:7). Su corrección absoluta nos destruiría; de ahí la solicitud de moderación (6:1; 38:1).<br />

Este castigo moderado es una bendición (94:12). Es el de un Padre amoroso. Alcanza incluso al mundo gentil (94:10).<br />

2. La disciplina de Dios en la revelación profética. Los profetas conectan la disciplina de Dios con sus actos históricos más que con<br />

la enseñanza. Como punto de la ley, esta disciplina le sirve al pueblo entero (cf. Os. 10:12). El profeta puede penetrar la dirección<br />

divina de los acontecimientos (cf. Is. 8:11), los cuales pueden dar virajes muy diferentes (28:26). Dios enseña a Israel destruyendo<br />

a Jerusalén (Sof. 3:2, 7). Sin embargo, la instrucción es inútil dada la obstinación <strong>del</strong> pueblo (Jer. 2:30; 5:3, etc.). Aún así, Dios<br />

preserva a su pueblo y hay esperanza de renovación (Jer. 30:11; 31:18). En líneas similares, el sentido de advertencia está presente<br />

en Ezequiel (5:15; 23:48). Las experiencias <strong>del</strong> desierto son un ejemplo de la instrucción divina (Dt. 11:2). Puesto que a Israel se le<br />

describe como un individuo, el concepto intrínsecamente individual de educación se aplica a él muy fácilmente, aunque hay una<br />

aplicación a los individuos justos como miembros de la comunidad de alianza.<br />

3. La reconstrucción <strong>del</strong> concepto en la traducción griega <strong>del</strong> AT. La descripción de Dios como Educador le da un giro antropocéntrico<br />

al carácter teocéntrico de la revelación <strong>del</strong> AT. Los problemas de la teodicea fortalecen esta tendencia, aunque la idea de

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