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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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[R. Bultmann, II, 772–775]<br />

εὐχαριστέω, εὐχαριστία, εὐχάριστος → χάρις<br />

εὔχομαι [desear, orar], εὐχή [oración, voto], προσεύχομαι [orar], προσευχή [oración, lugar de oración]<br />

εὔχομαι, εὐχή<br />

220<br />

A. El uso de εὔχομαι, εὐχή. En el griego extrabíblico estos son los términos más amplios para la invocación de la deidad. Está<br />

presente el sentido de «hacer un voto», así como el de «pedir, orar». La LXX usa esta palabra, pero aquí, y aún más en el NT,<br />

προσεύχομαι se convierte en el término principal.<br />

1. «Orar, rogar, suplicar», «oración, oración de petición, invocación». Tanto el sustantivo como el verbo figuran en este sentido en<br />

Santiago 5:15–16, descartando así toda operación mágica y quizás implicando la oración por el perdón de los pecados así como<br />

por la curación. En 2 Corintios 13:7, 9 Pablo usa este término cuando pide a Dios que los corintios no hagan lo malo y den muestras<br />

de mejorar. Su deseo cortés de Hechos 26:29 se convierte también en oración cuando añade las palabras «a Dios»: sólo Dios<br />

puede realizar la conversión de Agripa y de sus oyentes.<br />

2. «Hacer un voto, dedicar», «voto». Sólo el sustantivo figura en este sentido en el NT. Lo encontramos en Hechos 18:18 y 21:23. El<br />

raparse la cabeza indica que se trata de un voto de nazareo (cf. Nm. 6:7, 9, 19).<br />

3. La conexión cultual se debilita con el tiempo, y εὔχομαι puede entonces asumir el sentido más general de «desear» o «pedir». El<br />

saludo de 3 Juan 2 refleja esto. Lo mismo sucede con el enunciado de Pablo en Romanos 9:3, donde él desea (no ora) ser separado<br />

él mismo de Cristo por causa de sus compatriotas israelitas. En Hechos 27:29, una vez más, la tripulación <strong>del</strong> navío desea (no ora)<br />

que llegue el día.<br />

B. La oración en el mundo griego.<br />

1. La oración griega concuerda con la religión griega, que en una forma no animista encuentra en los dioses fuerzas restringidas <strong>del</strong><br />

destino, de modo que los encantamientos son secundarios en la oración, y el sacrificio y la oración ocupan un puesto en todas las<br />

esferas de la vida.<br />

a. Las oraciones homéricas, si bien con frecuencia son recursos estilísticos, expresan esto con claridad. Los héroes de Homero están<br />

conscientes de que dependen de los dioses, les atribuyen impulsos y emociones humanas, y recurren a ellos en su necesidad, p. ej.<br />

antes de una batalla. Los favores que [p 277] se piden muestran que los seres humanos tienen cierto control de la vida, e incluso en<br />

los campos donde los dioses gobiernan es posible conmoverlos con plegarias y ofrendas que imponen sobre ellos una obligación, o<br />

mediante promesas de futuras ofrendas si contestan a las oraciones. Sin embargo, en el acercamiento a los dioses se hacen exigencias<br />

cúlticas y morales, si bien el acercamiento mismo es de intimidad más que de temor.<br />

b. En la tragedia encontramos un mayor interés por las bendiciones morales y espirituales, p. ej. la honradez y la piedad. La oración<br />

de venganza se convierte en oración por una justa retribución. Es más fuerte el énfasis en los requisitos morales así como en los<br />

cúlticos.<br />

c. La poesía lírica y la filosofía combinan los intereses eudemonistas y más puramente éticos, p. ej. la riqueza pero también la<br />

protección contra el orgullo. La filosofía trata de reducir el elemento eudemonista, pero al hacerlo así despoja a la oración de su<br />

vitalidad. Sin embargo, Platón alcanza una nueva hondura moral, y comenzamos a encontrar oraciones por la remisión de la culpa<br />

moral. En la filosofía posterior la oración se convierte en una petición más general por el bien, a veces como intercesión por los<br />

demás. Pero surge una nota de escepticismo: si Zeus no logra contestar las oraciones, está poniendo de manifiesto su impotencia.<br />

2. El helenismo combina los rasgos griegos con las influencias <strong>del</strong> Cercano Oriente. Una vez más, la literatura refleja el pensamiento<br />

y la práctica populares.<br />

a. En la diatriba estoico-cínica vemos que el monoteísmo práctico ha reemplazado al politeísmo anterior. Si la oración se ofrece a<br />

muchos dioses, estos representan al Dios único. Puesto que ese Dios es impersonal, no hay una verdadera petición. Las peticiones<br />

simplemente reflejan el ideal que hay que buscar, y puesto que esto uno puede alcanzarlo por sí mismo, en última instancia no hay<br />

necesidad de orar. Se repudia la oración por la salud; esto los dioses no lo dan, y por lo tanto no debemos orar por ello. El Zeus de<br />

Cleantes es poco más que el destino, y la ἀπάθεια de los sabios les imposibilita invocar a la deidad. Posteriormente encontramos<br />

cierto regreso a las peticiones concretas en Marco Aurelio, pero en general él también enaltece la oración por el desarrollo interno<br />

como la única que es apropiada para el verdadero sabio.

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