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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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ser que la misión de los setenta denota la pretensión más amplia de Jesús que, a diferencia de la ley conforme a la tradición judía,<br />

será abrazada ahora por los gentiles (cf. Mt. 21:43).<br />

[K. H. Rengstorf, II, 627–635]<br />

ἔργον [obra, trabajo], ἐργάζομαι [trabajar], ἐργάτης [trabajador], ἐργασία [negocio], ἐνεργής [activo], ἐνέργεια [actividad],<br />

ἐνεργέω [actuar], ἐνέργημα [acción], εὐεργεσία [buena acción], εὐεργετέω [hacer el bien], εὐεργέτης [benefactor]<br />

ἔργον, ἐργάζομαι<br />

A. Uso general.<br />

1. El uso griego. Estas palabras, comunes ya desde Homero, denotan la acción o el celo activo. Aparecen en relación con todo tipo<br />

de obras, el trabajo con diversos materiales, el construir, y la actividad técnica y cultural. Denotan también el trabajo como tarea<br />

social o ética. Hesíodo describe el trabajo como plan divino para la vida humana, y la filosofía cínica considera como un ideal el<br />

trabajo en servicio de la humanidad. Platón vincula el trabajo con la civilización, no con la naturaleza. Para Aristóteles una criatura<br />

es buena cuando cumple su ἔργον, de modo que él extiende este concepto a toda la naturaleza. La voz pasiva es común para la<br />

obra realizada, e. d. el resultado <strong>del</strong> trabajo, o incluso su recompensa como salario o ganancia. En sentido débil el término puede<br />

denotar también un «asunto» o «cosa».<br />

2. El uso lingüístico de la Biblia. En la LXX el término se usa para muchas palabras hebreas, de modo que el sentido específico<br />

tenemos que derivarlo de los originales y <strong>del</strong> contexto. Esto es especialmente importante en la esfera ética y religiosa, donde la<br />

referencia podría ser p. ej. a la conducta (Job 34:21; Pr. 16:5; Si. 10:6, etc.). (Para detalles, ver el TDNT en inglés, II, 636–637.)<br />

B. La obra y acción de Dios.<br />

1. La obra divina de la creación. El verbo ἐργάζεσθαι es poco frecuente en la LXX con Dios como sujeto (cf. Sal. 44:1; Job 33:29).<br />

Pero en Génesis 2:2–3 se usa ἔργον para la obra creativa de la cual Dios descansa. En otros lugares se dice que la naturaleza y la<br />

humanidad son obra de Dios. Si bien obviamente la creación entera está hecha por Dios, la referencia es por lo general a algún<br />

grupo de obras. Es así como los fenómenos naturales, la tierra y sus criaturas, y el género humano que está hecho a imagen de<br />

Dios, todos dan testimonio, en tanto obra de Dios, de su providencia y su gobierno de gracia (cf. Sal. 8:3; 19:1). Dios tiene misericordia<br />

de sus obras (Sal. 90:16 LXX; 138:8). En particular, Dios ha dado a los seres humanos una posición especial sobre la obra<br />

de sus manos (Sal. 8:6). Israel [p 250] se entrega a Dios porque es obra de sus manos, probablemente en el sentido de su obra<br />

histórica más que creadora (Is. 64:8; cf. 60:21); y en cuanto tal ve también la obra de sus manos (Is. 29:23 LXX). Proverbios 20:15<br />

(12) enfatiza la naturaleza maravillosa de la obra de Dios. Sirácida 43:32 y 16:21 LXX muestra la relación entre la obra de Dios en<br />

la creación y su obra en la revelación y el juicio. En Job 37:15 la LXX da peso al pensamiento de la creación en forma de una<br />

confesión. En general la LXX piensa más en las obras de Dios que en su obra, y dirige la atención un poco más que el TM a su<br />

obra en la creación a diferencia de su obra en la historia.<br />

2. La actividad de Dios en el mundo.<br />

a. La obra de Dios no cesa con la creación, aunque el judaísmo se ve obligado a debatirse con el problema de su descanso sabático.<br />

Una solución es ver que ahora Dios trabaja tanto en los impíos como en los justos. El supuesto general es que Dios es activo por<br />

naturaleza (cf. Jn. 5:17). Lo distintivo de la Biblia es mostrar a Dios en acción en la especificidad de la historia, e. d. con un pueblo,<br />

con individuos, y en acontecimientos particulares (Éx. 34:10; Jos. 24:31; Jue. 2:7, 10). A veces esos actos pueden ser milagros,<br />

como en el Mar Rojo (Sal. 66; 77:11ss), donde las fuerzas <strong>del</strong> mal son derrotadas. Pero inclusive aquí el énfasis se pone en la<br />

acción salvífica que establece a Israel como pueblo, como lo podrán ver las generaciones posteriores.<br />

b. Menos visible es la acción actual de Dios en el juicio y la misericordia, tal como la perciben los profetas. Los acontecimientos<br />

actuales también son actos de Dios (Is. 5:12; 22:11; 28:21). Aunque estos implican juicio para los recalcitrantes, la obra propia de<br />

Dios es la salvación. Hechos 13:41 establece este punto sobre la base de Habacuc 1:5, sólo que ahora la obra de Dios es la misión<br />

de la Iglesia y no un acontecimiento histórico ordinario. Aún así, Apocalipsis 15:3 muestra que también el NT encuentra la obra de<br />

Dios en todos los acontecimientos y no sólo en la edificación de la comunidad. De modo que incluso acontecimientos personales<br />

como el matrimonio de Oseas pueden ser significativos en el trato de Dios con su pueblo y con el mundo. Pablo ve esto en relación<br />

con su propia vida en Colosenses 1:24 y 2 Corintios 12:7ss. También integra datos históricos en su comprensión escatológica en 2<br />

Tesalonicenses 2:6–7. Ningún profeta capta esto más claramente que Isaías y Jeremías; cf. la proclamación de Ciro como ungido<br />

de Dios en Isaías 45:1, y la afirmación de Dios que la historia entera es obra de sus manos en 45:11 (tb. 41:4). La obra salvífica de<br />

Dios en favor de Israel afecta a las naciones en un sentido misionero, según Isaías 64:4 LXX. En los Salmos el poder de Dios se<br />

manifiesta en su obra histórica, como lo muestra el hecho que trae juicio a los malvados y misericordia a los justos (Sal. 28:5;<br />

46:8–9, etc.). Esta idea suele expresarse en oraciones expectantes que piden la vindicación (Sal. 43:1; 86:7–8, etc.).

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