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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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«pan de ángeles» (Sal. 78:25). ἡ μάννα se usa en griego para «bocado», «grano», y especialmente «grano de incienso». La LXX<br />

usa «maná» en Números 11:6–7, Filón adopta el término, y el NT emplea τὸ μάννα en Juan 6:31, 49.<br />

2. El maná en el AT. Con el agua y las codornices, el maná forma parte de la provisión de Dios para Israel en el desierto. En Éxodo<br />

16:4 cae como rocío, es un depósito granulado semejante a la escarcha, se parece a la semilla <strong>del</strong> culantro, sabe a miel, y hay que<br />

recogerlo cada día. Hay que hornearlo después de molerlo (Éx. 16; Nm. 11), y si se guarda se vuelve imposible de comer (Éx. 16).<br />

3. El maná en la literatura posterior. Los rabinos creen que Dios creó el maná inmediatamente antes <strong>del</strong> séptimo día. Así como el<br />

pueblo le debe el pozo a María y la columna de nube a Aarón, así el don <strong>del</strong> maná se lo debe a Moisés. Otro punto de vista considera<br />

el maná como una recompensa por observar la ley. Junto con el agua, acompaña a Israel en su peregrinación. El arca contiene<br />

una pequeña cesta con maná, que desaparece cuando el arca es escondida, y que Elías va a restaurar. El maná es actualmente el<br />

alimento celestial de los justos. Aunque no es necesario, volverá a caer <strong>del</strong> cielo en la edad de la salvación mesiánica. La generación<br />

mesiánica disfrutará de la misma comida y bebida que la generación <strong>del</strong> desierto.<br />

4. Puntos de vista sobre el maná en el NT.<br />

a. El motivo <strong>del</strong> maná figura en Juan 6:31, 49. El término se alterna con «pan <strong>del</strong> cielo». Después de la alimentación de los 5.000, los<br />

judíos quieren que Jesús les dé una señal que lo acredite como el Mesías, así como el maná acreditó a Moisés. Jesús, al replicar,<br />

señala que la edad mesiánica trasciende la edad <strong>del</strong> desierto. Moisés no pudo haber dado verdadero pan <strong>del</strong> cielo, porque la gente<br />

que comió el maná aún tuvo que morir. En cambio, el pan que Jesús da confiere vida eterna. Jesús mismo es ese pan vivo (6:35,<br />

48).<br />

b. Hebreos 9:4 se refiere al maná contenido en una urna de oro en el arca, junto con la vara de Aarón y las tablas de la ley. Esto<br />

concuerda con la tradición rabínica, pero cf. 1 Reyes 8:9.<br />

c. Apocalipsis 2:17 refleja también la tradición rabínica con su promesa <strong>del</strong> maná escondido que se dará a los que venzan (cf. tb. el<br />

agua viva de Ap. 7:17).<br />

[R. Meyer, IV, 462–466]<br />

[p 553] μαραναθά [Señor, ven; Nuestro Señor viene (ha venido)]<br />

1. μαραναθά figura en el NT solamente en 1 Corintios 16:22, en el saludo de Pablo. También aparece al final de las plegarias<br />

eucarísticas en la Didajé 10.6. Es más común en el uso eclesiástico posterior, con frecuencia para darle peso adicional a ἀνάθεμα.<br />

2. El término es indudablemente arameo, pero el significado exacto es discutible. La investigación lingüística sugiere tres significados<br />

igualmente posibles: a. «Señor, ven», como oración pidiendo el retorno <strong>del</strong> Señor; b. «Nuestro Señor ha venido», como confesión<br />

de su venida en humildad; y c. «Nuestro Señor viene», e. d. está presente en el culto. (Para detalles lingüísticos ver el TDNT<br />

en inglés, IV, 467–468).<br />

3. Con la mayor probabilidad, la razón por la cual Pablo usa el término arameo es porque ya se ha convertido en fórmula reconocida<br />

en la primera comunidad palestinense. Como tal, muestra que Jesús es confesado como Señor, y que se le hace una petición a él en<br />

cuanto a tal. La idea de que μαραναθά proviene de la bilingüe Antioquía y no de Jerusalén difícilmente explica porqué se difunde<br />

en las iglesias de habla griega.<br />

4. En la Didajé 10.6, donde μαραναθά no se halla directamente dentro de la plegaria eucarística, parece portar el sentido de<br />

«Nuestro Señor está presente», a modo de advertencia contra la participación de los no santos. El contexto de 1 Corintios 16:22<br />

respalda este modo de entenderlo. Pero Apocalipsis 22:20 sugiere fuertemente que el verdadero punto es «Señor, ven», ya que<br />

ἔρχου κύριε Ἰησοῦ parece ser una traducción de μαραναθά. Si esto es lo que quiere decir Pablo en 1 Corintios 16:22, le está<br />

transmitiendo a la iglesia la urgencia de esta esperanza. En cualquier caso, existe un vínculo con la eucaristía, la cual comporta la<br />

certeza de la presencia <strong>del</strong> Señor pero también la expectación de su regreso (1 Co. 11:26). La confesión de la venida de Cristo en la<br />

encarnación es menos probable en el contexto. Por eso podemos concluir que μαραναθά es o bien una confesión de la presencia<br />

<strong>del</strong> Cristo exaltado, o un clamor ferviente y expectante que pide su nueva venida en gloria.<br />

[K. G. Kuhn, IV, 466–472]<br />

μαργαρίτης [perla]<br />

En la antigüedad las perlas suelen ser consideradas como piedras preciosas. Provienen <strong>del</strong> Mar Rojo, el Golfo Pérsico y el Océano<br />

Índico. Son traídas a Occidente por medio de las conquistas de Alejandro, y se usan para collares y otros adornos. La palabra que

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