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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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[p 600] (2) Mito e historia en la Antigüedad. Al principio el mito es considerado como una primera etapa <strong>del</strong> escribir histórico, e<br />

incluso posteriormente se lo considera como un elemento en la historia, y la historia misma es convertida en mito (cf. las hazañas<br />

de Alejandro).<br />

(3) Mito, verdad e historia en el NT. El NT da nueva profundidad a la distinción entre mito y verdad, por medio de la realización<br />

histórica de la verdad en Cristo. La verdad es aquí un hecho divino con la fuerza de la realidad histórica. Una palabra o una historia<br />

no puede contener verdad si no tiene relación alguna con la realidad. Hay entonces una clara antítesis entre mito y verdad.<br />

4. Designaciones y relaciones de los μῦθοι en el NT.<br />

(1) 2 Timoteo 4:4. Aquí los mitos, llamados burlescamente «los» mitos, se contraponen al λόγος <strong>del</strong> evangelio y son divulgados por<br />

gente que quiere complacer los gustos humanos. El λόγος es la palabra encarnada; si se lo reemplaza por el mito, todo se pierde; y<br />

aun en los casos en que sólo se lo conecta con el mito, se lo traiciona. Los maestros son ahora filósofos, en lugar de los poetas<br />

originales de la antigüedad.<br />

(2) 1 Timoteo 4:7. Aquí los mitos son llamados impíos y necios. No tienen nada que ver con el verdadero Dios, y en efecto son<br />

inicuos e inmorales, como los propios griegos llegan a percibirlo (cf. Platón). Son también tontos, e. d. son cuentos de viejas, en<br />

lugar de relatos fantásticos con valor educativo.<br />

(3) 1 Timoteo 1:4. El punto en este versículo es que el interés en los μῦθοι y las genealogías, aunque posiblemente sea en sí mismo<br />

inofensivo, no está al servicio de la obra divina de la salvación que edifica la fe, sino que conduce a la especulación, tal vez por vía<br />

de la exposición alegórica.<br />

(4) Tito 1:14. Esta aguda advertencia identifica los μῦθοι como judíos (probablemente el desarrollo alegórico de piezas haggádicas o<br />

halákicas), y arguye que son una alteración humana de la verdad, que lo aleja a uno de la sana fe.<br />

(5) 2 Pedro 1:16. El autor en persona ha visto la gloria <strong>del</strong> Señor, que un día será manifestada al mundo. Por eso rechaza la proclamación<br />

en forma de especulaciones inventadas, y se resiste a la acusación de que el mensaje apostólico, basado en las profecías <strong>del</strong><br />

AT y la historia evangélica, contenga en sí μῦθοι. En lo referente al primer punto, es una característica de los mitos el ser invenciones<br />

poéticas, y el que en cuanto a tales pueden ser libremente alterados o adaptados por los filósofos y sacerdotes. En lo referente<br />

al segundo punto, también Filón ve que la religión bíblica difiere de la religión pagana por razón de su fundamento en la historia<br />

y no en el mito, aunque él mismo, con su alegorización, trata la historia bíblica como si fuera mito cuando se topa con pasajes<br />

difíciles. Orígenes sigue un rumbo parecido, especialmente en respuesta a la acusación de Celso de que los relatos bíblicos son<br />

inferiores y sin valor incluso como mitos (la acusación común de los paganos cultos; cf. Porfirio y Juliano). 2 Pedro, sin embargo,<br />

insiste en la realidad histórica <strong>del</strong> mensaje cristiano sobre la base de la palabra profética y <strong>del</strong> testimonio presencial apostólico.<br />

5. ¿Mitos en el Evangelio? A la luz de la religión comparada, a veces se argumenta que en los Evangelios hay elementos míticos y<br />

que existen conexiones causales entre las ideas de Pablo y Juan y los conceptos míticos de la época. Es obvio que los autores <strong>del</strong><br />

NT hacen uso de las ideas y el vocabulario de su tiempo, pero hay más analogía que préstamo. Más aún, como en el AT, lo que es<br />

análogo se historiciza, o se integra en la esfera <strong>del</strong> reino de Dios. Los apóstoles predican la realidad poderosa de Cristo en virtud<br />

de la cual todo lo demás queda transformado.<br />

F. La evaluación de los mitos en la iglesia antigua.<br />

1. Los Apologistas se burlan de los paganos por sus propios mitos, y rechazan su derecho a alegorizarlos. Orígenes arguye que los<br />

mitos paganos son inseparables de una visión pagana de Dios. Las antiguas constituciones eclesiásticas miran con gran recelo a los<br />

maestros, porque tienen que enseñar mitos; y una de las principales objeciones contra el gnosticismo es que sus relatos son μῦθοι.<br />

[p 601] 2. El arte cristiano (como el judío) aprovecha hasta cierto punto el mito pagano, p. ej. al retratar al Buen Pastor como<br />

Hermes. Aquí hay, pues, cierto impulso, por vía de la alegorización, hacia el desarrollo de una mitología cristiana. Sin embargo, en<br />

su línea principal la iglesia insiste en que no hay relación alguna entre el λόγος <strong>del</strong> NT y el mito.<br />

G. Conclusiones.<br />

1. El mito como forma de comunicación religiosa. La antigüedad usa el mito para enseñar a los niños (el cuento fantástico) y luego<br />

para enseñar a los adultos (la alegorización filosófica). Sin embargo, el NT es de principio a fin una narración de hechos reales. La<br />

forma puede variar (cf. los autores de los Sinópticos y Juan), pero el tema es siempre lo que Dios dice y hace.

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