07.05.2013 Views

Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

SHOW MORE
SHOW LESS

You also want an ePaper? Increase the reach of your titles

YUMPU automatically turns print PDFs into web optimized ePapers that Google loves.

435<br />

b. Los discípulos en su relación con Jesús. (a) El compromiso con su persona. Un aspecto singular <strong>del</strong> discipulado <strong>del</strong> NT es que se<br />

trata de un compromiso con la persona de Jesús. Su enseñanza sólo tiene fuerza cuando existe primero este compromiso con su<br />

persona. Pedro probablemente conoce a Jesús, y lo ha oído hablar, antes <strong>del</strong> incidente de Lucas 5:1ss, pero es el impacto de la<br />

persona de Jesús lo que hace de él un μαθητής (cf. Natanael en Jn. 1:45ss). Este compromiso personal explica la honda depresión<br />

de los discípulos tras la crucifixión (Lc. 24:19ss). No basta con que tengan el legado [p 550] de su palabra. Han perdido a Jesús<br />

mismo. La importancia crucial de la resurrección refuerza esto. Jesús mismo reinstituye el grupo (a pesar de la resistencia inicial,<br />

Lc. 24:36ss; Jn. 20:24ss), restaura la comunión personal y envía a los discípulos, no a que transmitan su enseñanza, sino a que den<br />

testimonio de su resurrección (Lc. 24:48). Para destacar el rompimiento de la comunión, Lucas deja de usar μαθητής después de<br />

Getsemaní, y comienza usarlo de nuevo solamente para la comunidad más amplia en los Hechos. Juan, después de 6:66, prefiere<br />

hablar de los δώδεκα (μαθηταί) con el fin de mostrar que la fe en Jesús (cf. 6:64) es una característica esencial <strong>del</strong> verdadero<br />

discípulo. A diferencia <strong>del</strong> rabino corriente, o en efecto a diferencia <strong>del</strong> maestro griego, Jesús se ofrece a sí mismo en lugar de sus<br />

dones sobresalientes, y exige lealtad a sí mismo más que a una causa que él representa. (b) La obediencia a Jesús. Muchos rabinos<br />

dejan muchas cosas para estudiar la ley, pero después gozan de fama y de autoridad en la fuerza de la ley que estudian y enseñan.<br />

Jesús, sin embargo, exige que sus discípulos lo dejen todo solamente por causa de él (Mt. 10:37ss). Al hacerlo así, no deben simplemente<br />

creer en él; deben obedecerle como los δοῦλοι obedecen a su κύριος (Mt. 24:45ss). Los servicios que ellos desempeñan<br />

van más allá de los que los estudiantes realizan para sus maestros (cf. Mr. 14:12ss). Le obedecen porque ven en él al Mesías.<br />

Mientras que un día los estudiantes rabínicos serán rabinos ellos mismos, los discípulos de Jesús son sencillamente sus discípulos.<br />

Sus vidas quedan permanentemente selladas y configuradas por él. Jesús mismo sigue el curso normal de un maestro, pero los<br />

discípulos son simplemente oyentes que hacen preguntas sólo por motivos de aclaración y para quienes lo decisivo no es simplemente<br />

la apropiación intelectual sino la obediencia. El verdadero discípulo en Juan (8:31) es aquel que permanece en las palabras<br />

de Jesús y guarda sus mandatos (13:34–35, etc.). Este discípulo no es simplemente un δοῦλος. Pero tampoco es un γνώριμος ni<br />

un ἑταῖρος, términos que implican igualdad. Por don <strong>del</strong> mismo Jesús, es su φίλος (15:14ss). (c) La obligación de sufrir. Introducidos<br />

a la comunión con Jesús, los discípulos quedan colocados en el camino de la cruz. El sufrimiento es ineludible para los apóstoles<br />

(Mt. 10:17ss; Jn. 15:18ss). También es aplicable, más generalmente, a todos los discípulos (cf. Mr. 8:34ss; Lc. 14:26–27).<br />

c. Los discípulos, los Doce y los apóstoles. Si no todos los discípulos son apóstoles, todos los apóstoles son discípulos, y los Doce<br />

son el círculo íntimo en comparación con los grupos más amplios.<br />

d. El grupo de los (Doce) discípulos. (a) Incapacidad de comprender. Al escoger a los Doce, Jesús manifiesta su afirmación de ser<br />

enviado divino para salvar a su pueblo. Los discípulos, sin embargo, no logran entender ni su misión ni su mensaje. Esto se muestra<br />

por los temores que tienen (Mt. 8:23ss), sus disputas (Mt. 20:20ss), sus protestas contra la pasión (Mt. 16:22–23), su huida en el<br />

momento final (Mt. 26:55–56) y sus dudas acerca de la resurrección (Lc. 24:11). Sólo cuando reconocen al Señor resucitado logran<br />

por fin la comprensión que los pone en marcha como sus testigos principales. El propio Jesús, obviamente, experimenta esta falta<br />

de comprensión como una grave carga (Jn. 14:9), pero la maneja con inigualable paciencia (Lc. 22:31–32) en su afán de llevar a<br />

los discípulos a la salvación y al servicio. (b). Composición. Jesús escoge a hombres de todos los tipos para integrar un grupo íntimo<br />

representativo. Encontramos allí zelotes, un publicano, uno de Judea, galileos y hombres con nombres tanto griegos como<br />

semíticos. La selección muestra que él tiene una comprensión realista de la situación de la época, y procura servir al pueblo tal<br />

como es, con todas sus tensiones inherentes así como con todas sus posibilidades.<br />

e. La participación de los discípulos en la obra de Jesús. El llamado al discipulado es un llamado a la colaboración en el servicio (Lc.<br />

5:1ss). Esto se pone de manifiesto en los dichos (Mt. 5:13ss; Jn. 17:13ss), las parábolas (Mt. 25:14ss) y las directrices específicas<br />

(Mt. 10:5ss). El envío de los discípulos de dos en dos (Mr. 6:7ss; cf. Lc. 10:1ss) tiene el propósito de realizar el trabajo de Jesús<br />

con base en su autoridad y conforme al principio que, así como ellos han recibido gratis, así deben dar gratis (Mt. 10:8). En Juan<br />

3:22, 26; 4:1–2 este ministerio incluye el bautizar en nombre suyo.<br />

f. El principio de tradición en el grupo de discípulos de Jesús. (a) Carencia de un principio. Obviamente hay semejanzas en el<br />

cristianismo respecto al principio de tradición que se encuentra en la enseñanza griega y judía. Pablo se refiere a la tradición en 1<br />

Corintios 15:3ss, y el material evangélico claramente se deriva de la tradición. Pero es debatible si hay algún verdadero principio<br />

de tradición. El recuerdo de Jesús como maestro siempre es secundario. El relato de la cruz y la resurrección constituye la médula<br />

<strong>del</strong> mensaje, y los dichos de Jesús se transmiten con considerable libertad. Para los discípulos Jesús no es el jefe de una escuela<br />

sino el Señor viviente. Una vez más, el énfasis principal se pone sobre el testimonio (Hch. 1:21–22). Para apoyar su apostolado,<br />

Pablo tiene que argumentar que él efectivamente ha visto al Señor (1 Co. 9:1). Más aún, es claro que Jesús toma un rumbo diferente<br />

que el <strong>del</strong> rabinismo, por cuanto escoge a personas corrientes y les advierte que ellos siempre serán μαθηταί, nunca rabinos (Mt.<br />

23:8). El amor ha de ser una señal <strong>del</strong> μαθητής para el mundo (Jn. 13:34–35). (b) Razones de la carencia. Los discípulos son testigos<br />

más que portadores de una tradición, porque su adhesión es a Jesús y porque Jesús mismo lleva la tradición a un fin definitivo.<br />

Como cumplimiento de la esperanza de su pueblo, y como quien es la verdad misma (Jn. 14:6), Jesús traspasa todas las tradiciones<br />

(cf. Mr. 3:1ss). Llama a sus discípulos, no a la mediación de ideas, sino a la presentación obediente de un testimonio (cf. Lc. 24:48;<br />

Hch. 1:8; Jn. 19:35; 21:24).

Hooray! Your file is uploaded and ready to be published.

Saved successfully!

Ooh no, something went wrong!