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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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3. La promesa de la posesión de Canaán en los relatos de Moisés. La historia de Moisés se inicia con la misma promesa (Éx. 3:7–8).<br />

Si esta se presenta primero independientemente, después se asume en la promesa patriarcal como renovación de ella (cf. Éx. 32:13;<br />

Dt. 34:4).<br />

4. Canaán como la herencia de Israel desde Éxodo hasta Números. Desde Éxodo hasta Números es común la idea de que Dios le da<br />

la tierra a Israel, pero la idea de la herencia es menos prominente que la de la repartición, excepto cuando se hace referencia a las<br />

tribus (cf. Nm. 26:52ss; 33:50ss; 36:2ss; 18:20ss; 27:1ss).<br />

5. Canaán como herencia de Israel en el Deuteronomio. Puesto que el Deuteronomio presenta los últimos discursos de Moisés antes<br />

de la entrada en la tierra, no es de extrañar que se encuentren muchas referencias a la tierra que Dios prometió dar a los patriarcas y<br />

a sus descendientes (cf. 1:7ss; 2:12, 29; 3:18ss; 4:1ss, etc.). En este contexto, la herencia abarca tanto la tierra entera como las<br />

porciones individuales (cf. 19:14). La posesión sólo es posible porque Dios ha entregado la tierra y va a expulsar a los cananeos<br />

(3:20; 9:4–5).<br />

6. Canaán como la herencia de Israel en Josué. Josué recibe y repite el mandato divino (Jos. 1:2, 10–11), toma la tierra, y luego la<br />

divide por suertes (13:1, 7). La división es por familias e individuos así como tribus (19:49; 24:30), y es la base de las prescripciones<br />

que protegen la herencia en Números 27.<br />

7. Canaán como la herencia de Israel desde Jueces hasta Nehemías. En los libros que siguen encontramos los temas comunes de que<br />

Dios le da la tierra a Israel (1 R. 8:36), de que Israel debe guardar los mandamientos de Dios con el fin de mantener la posesión (1<br />

Cr. 28:8), de que la tierra entera es la herencia de Israel (Jue. 20:6), y de que a las tribus se les asignan porciones (Jue. 2:6) y deben<br />

ocuparlas en detalle (1:3), cosa que los danitas no logran hacer (cf. 1:34 y cap. 18). Esdras resume la visión general en su gran<br />

oración en Nehemías 9:8ss.<br />

8. La tierra de Canaán y el pueblo de Israel como la herencia de Dios. La tierra es llamada herencia o porción de Dios en 1 Samuel<br />

26:19; 2 Samuel 21:3; 1 Reyes 8:36; 2 Crónicas 20:11; cf. Éxodo 15:17. Más comúnmente, Israel misma es la posesión de Dios<br />

(Éx. 19:5; cf. Dt. 7:6; 1 R. 8:51; 2 R. 21:14; 1 S. 10:1; 2 S. 14:16; 20:19). Cuando Dios les dio a las naciones sus porciones, escogió<br />

a Israel como su propia porción y heredad (Dt. 32:8–9).<br />

9. Los profetas. En general los profetas hacen poco uso <strong>del</strong> tema. Amós se refiere sólo a la toma de Canaán en posesión (2:9–10).<br />

Miqueas llama a la tierra la porción <strong>del</strong> pueblo (2:4). Jeremías dice que Dios le ha dado a Israel la herencia más hermosa (3:19). La<br />

van a poseer para siempre si hacen la voluntad de Dios (7:7), pero en realidad la han convertido en abominación (2:7) y por eso él<br />

la ha entregado a sus enemigos (12:7ss). Ezequiel presenta ideas parecidas (20:5–6; 37:25; 35:15), pero con la promesa de una<br />

posesión nueva y eterna después <strong>del</strong> exilio (36:12; 27:25; cf. 40ss). Al final de Isaías los justos van a poseer la tierra (60:21), y hay<br />

referencias a la herencia de Dios en 63:17. En Zacarías, Dios heredará a Judá como porción suya (2:12) y hará que los justos posean<br />

toda Judá (8:12). Joel llama a Israel el pueblo de Dios y su heredad (2:17), y la tierra también es suya (2:18).<br />

[p 437] 10. Los Salmos. En los Salmos se encuentra consuelo y fortaleza en el repaso de los actos salvíficos de Dios, de modo que<br />

con frecuencia hallamos referencias a la promesa (105:9ss), la conquista (44:2ss), la donación (135:12) y la distribución de la tierra<br />

(78:55). Israel es también la heredad propia de Dios (28:9, etc.), aunque todas las naciones son posesión suya en la medida en que<br />

él es el Señor y Juez universal (82:8). La tierra es la heredad de Dios solo en 79:1; en otros lugares es de Israel, tanto en el recuerdo<br />

(37:18, etc.) como en la esperanza (37:18). Dios mismo es la porción <strong>del</strong> autor en 16:5–6, y lo es la ley de Dios en 119:111.<br />

11. Conclusión. a. Las referencias muestran que los términos hebreos denotan distribución, y la posesión sólo sobre esta base.<br />

Expresan así el elemento de la ordenación divina. b. El sentido de repartición por porciones también está presente. Las tribus, las<br />

familias y los individuos tienen sus propias partes por suerte sagrada, y por eso también por designación divina. c. El concepto<br />

básico es el de posesión de la tierra, y la ley da varios pasos para salvaguardar esto (Éx. 20:17; Lv. 20:5; cf. Is. 5:8; Miq. 2:2). d.<br />

Puesto que Dios prometió la tierra a los patriarcas, se la podría llamar herencia aunque no fue poseída ni transmitida, sino dada por<br />

Dios en la conquista. Las porciones individuales se convierten entonces en heredades, como en el caso de Nabot en 1 Reyes 21:3.<br />

Si bien una herencia puede incluir bienes, consiste principalmente en tierra (Nm. 27:1ss; Rut 4:5ss). e. Las elaboraciones mencionadas<br />

explican porqué Israel se puede llamar la porción y heredad de Dios. f. También explican el uso para designar el destino<br />

como la «porción», «lote» o «suerte» de uno, una suerte que puede ser equiparada con Dios mismo (Sal. 16:5–6).<br />

[J. Herrmann, III, 769–776]<br />

C. El grupo κληρόνομος en la LXX.<br />

1. Datos lingüísticos. Según se ha señalado, κληρόνομος es poco frecuente en la LXX; significa «heredero» en 2 Samuel 4:7 y<br />

«propietario» en Miqueas 1:5. συνκληρόνομος no figura <strong>del</strong> todo. κληρονομέω es común, y tiene sentidos variados tales como<br />

«heredar», «poseer», «tomar» (cf. Gn. 22:17; 1 R. 20:15ss), y «mantener». κατακληρονομέω es bastante común, especialmente

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