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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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des (Col. 2:15). También los cristianos son llevados en desfile triunfal (2 Co. 2:15), pero para ellos, como siervos de Cristo, esto<br />

significa gracia y ministerio.<br />

[G. Delling, III, 159–160]<br />

θρόνος [trono]<br />

A. El trono fuera <strong>del</strong> NT.<br />

1. Uso <strong>del</strong> término. Esta palabra, relacionada con silla y escabel, denota un taburete alto con respaldo, brazos y escabel para los pies.<br />

Es un asiento para ancianos, maestros, etc., y posteriormente se reserva para reyes y dioses. En plural (cf. Col. 1:16) puede denotar<br />

un poder regio o divino. La LXX, que lo usa para traducir el hebreo אסֵּ כּ, ִ suele añadir genitivos, p. ej. trono de gloria (1 S. 2:8), <strong>del</strong><br />

reino, e. d. real (1 R. 9:5), de maldad (Sal. 94:20); cf. trono de gloria en Mateo 19:28, y de gracia en Hebreos 4:16.<br />

2. El trono en el mundo griego. El trono real llega a Grecia procedente <strong>del</strong> Cercano Oriente. El trono divino es prerrogativa de Zeus,<br />

si bien a veces hay un doble trono para Zeus y Hera. También figuran tronos en el culto a los muertos. No hay un equivalente de<br />

un verdadero trono divino en el AT, aunque cf. el cielo como trono de Dios. Nunca se habla <strong>del</strong> arca como el trono vacío de Dios.<br />

3. El trono en el AT. El trono es la sede <strong>del</strong> rey (Gn. 41:40), de la reina madre (1 R. 2:19) y <strong>del</strong> gobernador (Neh. 3:7). El primogénito<br />

<strong>del</strong> faraón comparte el trono (Éx. 11:5), y Salomón se sienta en el trono de David (1 R. 1:13). El trono es entonces símbolo de<br />

gobierno. El trono de David ha de durar para siempre (2 S. 7:12ss). Es el trono <strong>del</strong> Mesías en Isaías 9:6. Puesto que la realeza de<br />

David implica la de Dios, el trono es el <strong>del</strong> reino de Yavé (1 Cr. 28:5) o de Yavé mismo (1 Cr. 29:23). Entonces las referencias al<br />

trono de Dios (cf. Is. 6:5; Ez. 1:26) o al trono de Dios en el cielo (Is. 66:1) se proponen expresar la majestad <strong>del</strong> Soberano divino.<br />

Esta majestad se manifiesta en la tierra; la edad venidera de la salvación es el trono <strong>del</strong> Señor en Jeremías 3:17 (cf. el vínculo con<br />

el nombre y con la alianza en 14:21). La majestad y la presencia también confluyen en las palabras de Jeremías 17:12–13. El poder<br />

<strong>del</strong> trono de Dios se extiende sobre los gentiles (Sal. 47:8). Es eterno (Sal. 93:2; Lm. 5:19). Lleva consigo la administración de la<br />

justicia (Sal. 9:4, 7). En la escena <strong>del</strong> juicio en Daniel 7:9ss se describen tronos. El trono <strong>del</strong> Anciano de Días es de llamas de fuego,<br />

y miríadas de ángeles lo rodean.<br />

[p 335] 4. El trono en el judaísmo helenístico. En Sabiduría 18:15, <strong>del</strong> trono de Dios desciende la palabra para juzgar a Egipto. La<br />

sabiduría misma es la ocupante <strong>del</strong> trono en Sabiduría 9:4. Los mártires están cerca <strong>del</strong> trono en 4 Macabeos 17:18. Josefo menciona<br />

el trono en Antigüedades 3.137, pero él y Filón eluden la idea <strong>del</strong> trono de Dios por considerarla demasiado antropomórfica.<br />

5. El trono en el judaísmo palestinense. Los rabinos muestran gran interés en el trono. Es una obra precósmica. Los muertos justos<br />

están bajo él, y quienes están más cerca son los mártires. De los ángeles, los ángeles <strong>del</strong> trono son los que están más cerca. Los<br />

tronos de Daniel son para los grandes hombres de Israel. El Hijo <strong>del</strong> Hombre está sentado en el trono <strong>del</strong> juicio en Enoc Etíope<br />

45:3, etc.<br />

B. El trono en el NT. El NT se refiere al trono de Dios de manera libre pero no especulativa, y asocia con él al trono de Cristo.<br />

1. El cielo como trono de Dios. Sobre la base de Isaías 66:1ss, Jesús llama al cielo trono de Dios (Mt. 5:34). Jurar por él es jurar por<br />

Dios. Esteban cita el mismo versículo para mostrar que Dios no puede ser encerrado en un templo humano (Hch. 7:49).<br />

2. El trono de David. El trono de David es el trono <strong>del</strong> Mesías Rey en Lucas 1:32. Hebreos 1:8 refiere las palabras de Salmo 45:6 a<br />

Cristo como Hijo eterno. La monarquía davídica alcanza su verdadera realización con la soberana majestad <strong>del</strong> Mesías.<br />

3. El trono de gloria. Esta expresión figura con frecuencia en los dichos sinópticos con referencia al gobierno futuro <strong>del</strong> Mesías<br />

sobre Israel, en el cual participan los discípulos (Mt. 19:28). Este gobierno se extiende a los gentiles (Mt. 25:31–32), si bien los<br />

demás no tienen ahora parte en él. En el Apocalipsis también hay tronos al inicio <strong>del</strong> reino milenario (20:4), pero al final sólo está<br />

el gran trono blanco <strong>del</strong> juicio universal y el que está sentado sobre él (20:11).<br />

4. El trono de gracia. Ahora que Jesús, nuestro gran Sumo Sacerdote, está sentado a la diestra de Dios, el trono puede ser llamado<br />

trono de gracia, porque la soberanía de Dios se manifiesta en la misericordia y no en la condenación (Heb. 4:14ss).<br />

5. El trono de Dios y <strong>del</strong> Cordero. En la visión de Apocalipsis 4 el trono, aunque no se describe, ocupa un puesto central. La<br />

adoración se tributa a aquel que está sentado en él (4:8ss). El Cristo exaltado comparte el trono (cf. 5:13; 6:16). Es el Cordero<br />

quien apacienta a la muchedumbre ante el trono (7:15ss). El río de 22:1 sale <strong>del</strong> trono de Dios y <strong>del</strong> Cordero. El trono de Dios y<br />

<strong>del</strong> Cordero está en la ciudad (22:3). Ya en 3:21 Jesús comparte este trono con su Padre y promete que los que venzan participarán<br />

de ese trono. Los ancianos tienen sus propios tronos en 4:4, pero no son autónomos, porque adoran al que está sentado en el trono.

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