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Diccionario Teológico del Nuevo Testamento - Compendio - Kittel

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[H. Odeberg, III, 192–193]<br />

269<br />

[p 341] ἰάομαι [curar], ἴασις [curación], ἴαμα [curación], ἰατρός [médico]<br />

A. Enfermedad y curación fuera de la Biblia.<br />

1. Puntos de vista primitivos. En tiempos antiguos la única afección física que se puede comprender es una herida en la batalla. Las<br />

enfermedades que no se comprenden se consideran entonces como ataques por parte de potestades extrañas que pueden ser vencidas<br />

mediante la magia o los sacrificios. Pero también se descubren los poderes curativos de plantas y animales, que desempeñan un<br />

papel en el tratamiento.<br />

2. La racionalización <strong>del</strong> arte de curar en la medicina antigua. Los egipcios estuvieron entre los primeros en desarrollar la medicina,<br />

usando una extraña mezcla de investigación y teoría (2600–1600 a. C.). Abrían úlceras, encajaban huesos, cosían heridas, empastaban<br />

dientes y usaban medicamentos, pero también hallaban un puesto para la magia. Los griegos colocaron el arte de curar en<br />

una base más empírica (a partir <strong>del</strong> s. VI a. C.). Los médicos constituían un gremio vinculado por el juramento hipocrático, y eran<br />

formados en escuelas. En Roma surgieron especialistas en los ojos, los dientes, los oídos y los males de las mujeres, y muchos<br />

médicos se hicieron ricos.<br />

3. Milagros de curación, dioses de curación y dioses salvadores en el helenismo. La religión y la superstición se fundieron con la<br />

medicina. Con frecuencia la enfermedad era considerada un castigo, y encontramos dioses de curación, especialmente Apolo y<br />

Esculapio. Supuestamente el dormir en el templo tenía valor sanador en santuarios tales como Epidauro, que eran muy concurridos.<br />

Es debatible si se realizaban cirugías durante el sueño, pero no había división alguna entre sacerdote y médico excepto en<br />

asuntos de detalle, p. ej. en cuanto a la naturaleza y el tratamiento de la epilepsia. Se reportan curaciones milagrosas, como las de<br />

ciegos y lisiados por Vespasiano y Adriano. Los dioses son sanadores y salvadores, tanto en sentido interior como en sentido<br />

cósmico. Así, a Esculapio se le considera el fundador de la medicina, y a Eros como patrón de la gimnasia y la agricultura así como<br />

de la medicina. Los dioses median la presencia sanadora de Zeus, cuya meta es la felicidad humana en un sentido predominantemente<br />

natural.<br />

4. El uso literal y figurado de las palabras. a. El sentido literal es el más frecuente, pero b. los griegos extienden los términos a otros<br />

campos en el sentido general de «restaurar», p. ej. quitando defectos intelectuales, o vengando agravios, o corrigiendo males. En<br />

estas líneas, Epicteto considera la escuela filosófica como ἰατρείον.<br />

B. Enfermedad y curación en el AT y en el judaísmo.<br />

1. La evaluación religiosa de la enfermedad. En Israel hay algunos males, como la enfermedad mental, la lepra y la enfermedad<br />

mortal, que son asociadas con demonios; pero también encontramos los inicios de la higiene, y se desarrolla la convicción de que<br />

Dios envía la enfermedad o la impide. Por eso puede ser un signo de la ira divina (Is. 38), pero esto plantea problemas para los<br />

justos (p. ej. Job) cuando no hay una causa obvia. Cuando la hay, el arrepentimiento es un camino hacia la curación (2 S. 12:15ss).<br />

El judaísmo trata de vincular males específicos a pecados específicos, pero reconoce que la enfermedad también puede ser un<br />

castigo de amor o un medio para aliviar penas eternas.<br />

2. La magia y la medicina: Dios el médico (literalmente). La fe en Dios desacredita a la magia; pero hay resabios que continúan (cf.<br />

los conjuros en el judaísmo). Las influencias egipcias y griegas (Gn. 50:2) producen una medicina más empírica (cf. Is. 3:7; Jer.<br />

8:22; reglas higiénicas en Si. 19:2–3, etc.). La anatomía y la cirugía inspiran respeto. Pero Dios es el verdadero Médico. El sacerdote<br />

está a cargo de la salud (Lv. 13:49ss). Si a los médicos se los alaba como obra de Dios (Si. 38), la oración desempeña un papel<br />

importante (38:13–14); cf. la censura a Asa por recurrir a los médicos en vez de a Dios (2 Cr. 16:12). Filón no es menos ambivalente,<br />

y reconoce a los buenos médicos pero apunta hacia Dios como el verdadero Sanador. En el judaísmo posterior las advertencias<br />

contra los médicos corren parejas con la capacitación de muchos rabinos como médicos y el uso de médicos en el templo.<br />

La oración es el medio principal de curación, como en muchos salmos con su secuencia de queja, [p 342] petición, y acción de<br />

gracias (Sal. 6; 16:10; 38; 107:17ss). Si los términos pueden ser a veces figurados, el sentido literal es original. La relación entre<br />

oración y curación milagrosa es fluida (cf. Naamán en 2 R. 5 y la resurrección <strong>del</strong> muerto en 2 R. 4).<br />

3. La curación en sentido figurado. Dios sana retirando el juicio, el cual puede tomar la forma de enfermedad o de otras calamidades.<br />

Así la curación tiene un sentido más amplio, especialmente en Jeremías (3:22, etc.). El arrepentimiento y la remisión de pecados<br />

son prerrequisitos, de modo que la curación y el perdón van muy de cerca. ἰᾶσθαι denota el volverse de Dios en su gracia,<br />

teniendo en el trasfondo el vendar una herida. Así, la restauración de la comunión es el elemento crucial de donde brota la restauración<br />

física o mental. El profeta está ungido por Dios para vendar a los de corazón quebrantado (Is. 61:1) anunciando buenas<br />

noticias. El Siervo <strong>del</strong> Señor padece sufrimientos vicarios para hacer expiación, de modo que se llega a la conclusión paradójica de

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